El Liverpool avanza con servicios mínimos
El equipo de Klopp se clasifica para cuartos con una versión rebajada ante un Inter que se adelantó (0-1) y pagó caro la expulsión de Alexis Sánchez
La obstinación de Jürgen Klopp por postergar a Firmino metió al Liverpool en problemas en San Siro, por más que acabara ganando por 0-2. En la vuelta en Anfield, otra alineación experimental de Klopp permitió al Inter ponerse en la senda de la remontada. El equipo italiano se quedó en el 0-1 por culpa de los accidentes. La expulsión de Alexis Sánchez en el minuto 62 y la lesión de Brozovic mermaron al Inter justo cuando amenazaba revuelta. Pero, contra toda expectativa, el partido no se cerró hasta el pitido final. El Liverpool pasó a cuartos de la Champions con los servicios mínimos.
El Inter saltó al campo en plan autoritario. Equipo enérgico y bien organizado, la construcción de Conte e Inzaghi carece de futbolistas superlativos pero dispone de dos armas que afligen a cualquier rival. Sale de la presión con solvencia y reparte los espacios y las tareas de forma equilibrada de forma que sus jugadores consiguen presionar con eficacia y continuidad. Al Inter le bastó con aplicar estas fórmulas para cortocircuitar al Liverpool ante la mirada distante de la hinchada local. The Kop bajó los decibelios
El Liverpool es un equipazo cuando conecta todos los eslabones, pero si le falta uno solo arriesga con el aplanamiento. El equipo de Klopp necesita conexión y los jugadores como Jota, Curtis Jones y Fabinho, combinados con una cierta ausencia de entusiasmo en el ambiente, provocaron un atasco en la circulación frente a un Inter pegajoso.
Si los ingenios de Alexis Sánchez y Brozovic no prosperaron fue porque Lautaro Martínez, el punto final de sus jugadas, no supo entender lo que le ofrecían. Transcurrió la primera hora de campo a campo sin que se definiera un dominador, pero las ocasiones más claras correspondieron al Liverpool, todas a balón parado. En la más espectacular, Matip cabeceó un centro al travesaño.
El discurso de Klopp en el vestuario debió ser estimulante. El Liverpool salió a jugar la segunda parte dando señales de efervescencia. A ratos —solo a ratos— impuso su ritmo devastador a base de presión. Pero por más que Thiago intentó multiplicarse, no consiguió darle al equipo la fluidez en la circulación que necesitaba. Fue precisamente Thiago quien habilitó a Jota en una acción que desbarató Handanovic antes de que Salah enviara el rechace al palo. Fue el primer palo del egipcio, que luego se toparía con la madera a pase de Mané.
El Liverpool no había conseguido encauzar el partido cuando Lautaro enganchó un balón fuera del área sin dar tiempo a Van Dijk a cerrar. El tiro alcanzó velocidad de misil antes de tocar la red. El 0-1 habría puesto al Liverpool en la cornisa de no ser por una imprudencia de Alexis Sánchez, amonestado con doble amarilla tras dos entradas desaforadas.
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