La segunda muerte del Extremadura
El equipo de Almendralejo, que competía en Primera RFEF, confirma su desaparición tras sumar dos incomparecencias y acuciado por deudas e impagos
El Extremadura UD ha anunciado su desaparición, el final de un club de fútbol que ya tenía garantizado su descenso de categoría en Primera RFEF, el tercer escalón nacional, tras producirse el pasado sábado su segunda incomparecencia a un partido en la presente temporada. Acuciado por las deudas y los impagos, los jugadores con los que había comenzado la temporada salieron del club en el pasado enero. Desde entonces la entidad se sostenía con juveniles y promesas en busca de ganar tiempo por si se producía el milagro y en el horizonte aparecía un inversor. No fue así y Almendralejo se queda sin una enseña clásica en el fútbol español.
Es el segundo Extremadura que se va a pique. El primero se quedó en 2010 a cuatro años de cumplir su centenario y tras disfrutar de dos campañas en Primera División (1996-97 y 1998-99). Trece temporadas compitió en Segunda aquel club, en el que jugaron Kiko Narváez, Navarro Montoya, Juanito, Ito, Silvani, Quique Estebaranz o David Aganzo, actual presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles. Josu Ortuondo y Rafael Benítez fueron los dos entrenadores que firmaron dos ascensos a Primera que pusieron a Almendralejo en el mapa futbolístico. Pero aquel proyecto acabó por convertirse en un castillo en el aire para una población de poco más de 30.000 habitantes con un campo de fútbol que podía albergar a un tercio de esa población.
El club acabó por firmar su acta de defunción, pero antes (en 2007) se había creado otro con los mismos goles azulgranas que partió desde la Primera Autonómica extremeña. Dos años después ya estaba en Tercera División y, cuando en 2010 el otro rival ciudadano dejó de competir, tomó su lugar con un ascenso a Segunda B. Tras diversos vaivenes en 2018 el equipo llegó al fútbol profesional, donde cumplió dos campañas en Segunda División. “El descenso de categoría y la pandemia nos complicó. Ahí empieza un deterioro de todas las estructuras”, justifica ahora el presidente Manuel Franganillo, que aconseja a quien intente un nuevo proyecto en la ciudad que no acometa la ampliación de capital que exige LaLiga para acceder al fútbol profesional. “Les diría que el éxito, en una ciudad como esta, puede llevar al fracaso”.
El Extremadura se liquida con una deuda de algo más de cuatro millones de euros. “Nunca pensé que no fuese capaz de traer dinero para solucionar esto. Pido perdón”, se disculpa Franganillo, que presentó hace un año un concurso voluntario de acreedores y había llegado a un acuerdo para aplazar un pago de 1,3 millones a la Agencia Tributaria, que un año después ya se había duplicado. En noviembre los jugadores se declararon en huelga tras acumular más de seis meses de impagos. No se presentaron a jugar el partido contra el Deportivo en Riazor. Hace un mes, un juzgado de Badajoz decretó la liquidación del club, que siguió con un hilo de vida, sin futbolistas con bagaje en la categoría y que tampoco estaban cobrando. El sábado, tras esperar una solución y dar decenas de oportunidades para que los rectores del club encontrasen su viabilidad, decidieron no presentarse al duelo contra el Racing en Ferrol. Y ya todo se ha precipitado.
Almendralejo se queda sin fútbol a la espera de un nuevo proyecto y el grupo primero de Primera RFEF, con 19 equipos. A aquellos que debían cruzarse todavía con el Extremadura se les dará ganado el partido por 3-0, pero todos los resultados habidos hasta la fecha se mantendrán. El equipo de la Tierra de Barros era penúltimo en la clasificación y había cosechado 17 puntos.
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