Enes Ünal, héroe en Getafe
Dos goles espectaculares del turco salvan a su equipo, con diez, de la derrota frente al Alavés
Hay veces en las que un futbolista define a un partido. Esta vez fue Enes Ünal, un turco que parecía no terminar de estar al punto desde que salió de su país rumbo al Manchester City. De equipo en equipo, en Inglaterra, Bélgica y Holanda, encadenando cesiones hasta que lo compró el Villarreal por 14 millones y lo fue prestando, primero al Levante, luego al Valladolid. Sin cuajar del todo. Llegó finalmente a un Getafe crepuscular, cuando empezaba a declinar la estrella de Bordalás y que en la presente temporada se metió en líos muy pronto. Pero, paradoja, él empezó a afinar la máquina de marcar. Hoy hizo dos, espectaculares, suma ya trece, y salvó a su equipo.
Fue el Getafe mejor durante la primera parte, entendiendo mejor en el sentido más buenista del término, es decir, menos malo que el Alavés, incapaz de encadenar dos pases consecutivos con un poco de sentido. Aunque Pacheco no sufrió entre los palos, porque nadie le disparó en condiciones, las hechuras de los hombres de Quique se antojaban más adecuadas que las de un Alavés que parecía poco motivado pese a su necesidad. Tal vez su trayectoria como viajero pesa en el ánimo de sus jugadores.
Pero todo cambió a la media hora, cuando el árbitro visitó el VAR para atender la indicación de Gil Manzano en una acción en la que Cuenca le clavó los tacos a Edgar. Sí, era una zona muy alta del muslo, pero los dos futbolistas levantaron la pierna y no pareció mediar intención. Fue una expulsión de los tiempos modernos.
Al Alavés se le quitó un peso de encima con el Getafe en inferioridad; cogió confianza con los males del rival, y se adelantó en el descuento de la primera parte. Fue Escalante de cabeza quien remató llegando desde atrás. Hubo banderín arriba, pero rectificó la máquina infernal de Las Rozas. Para los vitorianos se abría un panorama estupendo con el marcador favorable y un jugador más.
Pero no contó Mendilibar con el factor Enes Ünal. El turco, en su mejor temporada desde que juega en España, se inventó un descomunal remate de cabeza en un córner. Giró la cabeza para colar el balón por la escuadra de la portería de Pacheco y empatar el partido. El Alavés, sin embargo, tardó apenas un minuto en reaccionar y Edgar replicó con un remate duro a centro de Duarte, asistente también en el primer gol, para poner otra vez por delante a su equipo.
El gol pareció calmar los ardores azulones, que pudieron encajar el tercero en un remate de Joselu, que estrelló en Soria, pero la fiera solo estaba dormida. Otra vez apareció en el campo la mejor versión de Ünal, que recibió un saque de banda pegadito a la línea de cal; levantó la vista, calibró la situación de Pacheco, trazó las líneas mentalmente y dio la orden a su pierna derecha para soltar un zapatazo imposible para el guardameta del Alavés y empatar el partido. El Getafe en inferioridad se encomendó a su goleador y le salió cara.
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