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El Gernika sufre una encerrona de otros tiempos en su partido de la Eurocup femenina en Turquía

El equipo español cae eliminado ante el Çukurova tras perder los 24 puntos de renta de la ida en una aventura con controles covid dudosos, inesperado cambio de pabellón y sirenas antiaéreas en mitad del juego

Belén Arrojo covid
Fagbenle tapona a la jugadora del Gernika Tinara Moore. Fiba
Faustino Sáez

La eliminatoria de acceso a los dieciseisavos de la Eurocup femenina que disputaban el Lointek Gernika y el Çukurova Mersin de Turquía fue una fiesta para el equipo español en el partido de ida (83-59, en el duelo disputado el 15 de diciembre en el polideportivo Maloste) y un auténtico infierno en el de vuelta, jugado este martes en territorio comanche para el conjunto vizcaíno, que cayó eliminado tras perder sus 24 puntos de renta (69-40). Todo lo que sucedió antes, durante y después del encuentro en Turquía resultó una odisea para el Gernika. Una encerrona de otros tiempos, con controles covid dudosos, inesperado cambio de pabellón, sirenas antiaéreas en mitad del juego, y un criterio arbitral acorde con la emboscada. Una desdichada aventura que, más allá del resultado deportivo, tiene a Belén Arrojo como principal damnificada. La jugadora granadina no podrá volar de vuelta a España con el resto de la expedición y deberá esperar al mediodía de hoy para tener un test negativo de respaldo que la permita regresar.

A partir del 18 de diciembre, tres días después del partido de ida, el Gernika (noveno en la Liga Femenina Endesa) comenzó a acumular positivos por covid en su plantilla y, confirmado el brote, solicitó a la FIBA el aplazamiento del encuentro de vuelta hasta superar los contagios. El conjunto turco forzó para reubicarlo en el calendario el 30 de diciembre, sin dejar margen a su rival para restablecerse de la cuarentena. Finalmente, la fecha fijada por la FIBA fue el martes 4 de enero, con la condición impuesta por el Çukurova de hacer test PCR al equipo español a su llegada a Turquía. El Gernika cumplió con el acuerdo y todas las jugadoras se hicieron una PCR en el aeropuerto de Estambul. Todas resultaron negativas. Sin embargo, al llegar a Adana (la ciudad del partido) en la víspera, les recibió una furgoneta con directivos del club turco, acompañados de un enfermero, que instó a la expedición del Gernika a repetirse las pruebas, en una sala improvisada y con su material médico. “Hoy, a la hora de comer, el mismo día de partido, nos dicen que Belén [Arrojo] es positiva. ¡Sorpresa! Reaccionamos rápido y va al hospital a hacerse otra PCR. Pero no puede jugar sin tener el resultado. Este no llegó hasta que estábamos cenando (tras el partido). Era negativa. ¡Sorpresa! Nos han quitado a Belén”, explicó la escolta Roso Buch en su relato en redes. “Sacaron unos tubos para las PCR con los nombres de nuestras jugadoras ya asignados… Sospechoso. Y mientras nos realizaban las PCR, todos sus directivos, sin mascarilla. ¿No estaban tan preocupados por no contagiarse y por eso nos hacían los tets?”, señaló en twitter Kevin Huber, preparador físico del equipo español, adjuntando un vídeo a su relato.

Sin Belén Arrojo, jugadora franquicia, y con una rotación de apenas ocho jugadoras, el Gernika se dispuso a defender los 24 puntos de renta logrados en la ida ante uno de los favoritos de la competición. El Çukurova suele jugar sus partidos en el Servet Tazegül Arena de Mersin, con capacidad para 7.500 espectadores, pero, en busca de la remontada, decidió cambiar de ubicación el encuentro al Edip Buran, un vetusto pabellón de medio siglo de antigüedad y menos de 2.000 espectadores de aforo, con las gradas pegadas a la pista. Todo sin avisar con antelación a su rival ni darle la opción de entrenar en la nueva cancha en la mañana del partido. Una escenografía que el equipo turco completó con una atronadora banda sonora de himnos, bocinas y hasta alarmas antiaéreas durante el juego, en cada ataque del conjunto español. Un zumbido que condicionó el transcurso del partido: 23-6 de parcial en el primer cuarto y 42-15 al descanso. Con Kristine Anigwe, Quanitra Hollingsworth y Jasmine Thomas al frente de la potente artillería del cuadro turco y la turba de aficionados locales apoyando fervorosamente la causa del Çukurova. “Sufrimos faltas de respeto continuas, insultos desde la grada, y la grandísima tomadura de pelo del trío arbitral de la FIBA”, describió Kevin Huber.

Pese a semejante panorama, la reacción del Gernika en el último cuarto les llevó a igualar la eliminatoria. Del 60-23 del minuto 27 al 64-40 a falta de 43s. Hasta que una antideportiva pitada a Roselis Silva y un triple de Jasmine Thomas completaron la encerrona. La expedición del Gernika emprenderá regreso a España a las 06.00 de la mañana sin Belén Arrojo, que deberá esperar unas cuantas horas más para certificar un nuevo test negativo y poder volar. Una odisea que retrotrae al baloncesto a un tiempo de artimañas y emboscadas que parecía superado. Pero, en Adana, la FIBA (presidida en Europa por el turco Turgay Demirel) permitió una reedición de los episodios más polémicos de su pasado. “Ridículo. Vergüenza. Ojalá estar en un sueño, porque esta falta de educación y respeto por el baloncesto no es normal”, resumió Roso Buch. El Çukurova pasa a dieciseisavos, ronda en la que el Valencia Basket se medirá al Orman Genclik, de Turquía.

Las estadísticas del partido

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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