El viejo Atlético saca la cabeza
Un gol de Felipe a la salida de un córner en el minuto 87 da un agónico triunfo al conjunto rojiblanco ante un atrevido Osasuna
Dos buenas intervenciones de Oblak, un planteamiento inicial pensado para mantener la portería a cero y un gol de córner en el tramo final para que el Atlético ganara un partido de antaño. Felipe, autor del tanto en el minuto 87, se redimió de sus últimas actuaciones, señalado como estaba por ser uno de los agujeros defensivos de un equipo que empezaba a ser irreconocible por su endeblez en la defensa de la cueva. El viejo Atlético, el modo Simeone más genuino para reanimar y reconstruir a un equipo irreconocible porque era lastimado más de lo que acostumbra. Así que el arranque mostró a un equipo con exceso de cálculo para lanzarse al ataque. Entre la costumbre de Simeone de echar el freno de mano cuando el equipo padece una sangría defensiva como la que le atormentaba antes del parón, los descansos de De Paul y Luis Suárez y la lesión de João Félix, el campeón transmitía la sensación de quedarse corto para hacer daño al atrevido Osasuna.
Ni el regreso de Marcos Llorente y Lemar parecía amenazante ante el repliegue bajo de los rojiblancos. Demasiados metros para estirarse, demasiados jugadores por detrás de la pelota para inquietar al equipo de Jagoba Arrasate, que salió altivo, con su defensa de tres centrales para asegurarse la salida de balón y decidido a incomodarle al Atlético apretándole en las inmediaciones del área de Oblak. Desde la mera disposición táctica, Osasuna se adueñó del partido por las superioridades que generaba por todas las zonas del campo. No producía mucho en ataque, pero el gobierno era suyo, con demasiada comodidad de Torró, Brasanac y Moncayola para imponerse en el medio. Ni Koke ni Marcos Llorente les tosían, demasiado pendientes de no perder la posición y refugiados en campo propio.
De su dominio, Osasuna rascó un zapatazo lejano de Torró al que respondió Oblak con una buena estirada. El Atlético quedó reducido a algunas escaramuzas de Hermoso, Carrasco y Lemar por el costado izquierdo que generaron un par de centros, ambos cazados por Griezmann con poco encuadre para el remate. El francés ejerció de referencia y estuvo poco acompañado porque Lemar y Correa estaban más pendientes del pico y la pala que de atacar. El flanco derecho rojiblanco estuvo en barbecho casi todo el primer tiempo. Solo cuando Marcos Llorente rompió ligaduras se acercó al gol. Una combinación con Correa al borde del descanso le dio para un pase atrás al que llegó forzado Griezmann.
Fue otro el Atlético en el segundo tiempo. Más ambicioso, empujado porque empate a empate la cabeza del campeonato se le escapaba. Fue más agresivo para el quite y eligió los centros desde los costados para llegar al área de Herrera. El bombardeo lo lideraron Vrsaljko y Marcos Llorente, que ya sí estaba en plan multiusos, mediocentro para defender e interior o extremo para atacar. Sucedía que al remate estaban Griezmann y Correa, dos retacos entre Unai, David García y Juan Cruz.
Centros laterales
Simeone entendió que por esa vía necesitaba más peso y centímetros en el área. También quería más precisión en los centros. Así que sentó a Correa y a Lemar para meter a Luis Suárez y a De Paul. El Cholo quería fuego, pero también equilibrio. Y esa fue la tónica de sus cambios cuando luego dio entrada a Kondogbia y a Cunha por Griezmann y Llorente. Jagoba, que había detectado que el Atlético estaba atrincherando a su equipo, sentó a Torró y le dio vuelo a Budimir para que tratara de estirar a su equipo. No mutó el paisaje del partido. Los de Simeone seguían con su carga de centros laterales y Osasuna no acertaba a enganchar una contra intimidatoria que hiciese dudar al Atlético.
Carrasco, en un baile en el área con ruleta incluida, pudo hacer uno de los goles de la temporada, pero el remate se les escapó por medio palmo. Con el partido destilando olor a empate, Simeone se atrevió con el canterano Carlos Martín, un extremo juvenil que en los pocos balones que tocó enseñó agallas para encarar. El acoso final rojiblanco deparó un saque de esquina con apenas cinco minutos por jugarse. Carrasco enguantó el saque al primer palo, Herrera se quedó a media salida y Felipe se impuso en el salto para girar el cuello y cruzarlo al segundo palo. Hacía tiempo que el equipo de Simeone no ganaba con una jugada de estrategia, un arma de otros tiempos. Del viejo Atlético que lució anoche y que pudo rematar la faena con una contra en la que Herrera dejó desguarnecida la portería para subir a rematar un saque de esquina forzado por otra buena parada de Oblak a zurdazo raso de Torres.
Carrasco, después de un buen eslalon, lanzó una parábola desde el centro del campo que se estrelló en el palo. El último fogonazo de un partido que reforzó a ese Atlético que necesitó reencontrarse con la versión con la que acostumbra a salir de sus crisis defensivas. Portería a cero y un gol de córner.
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