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CRUCE DE CAMINOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La imborrable huella de Laia Palau

Su camino ha sido el de una luchadora, una persona que ha tenido que exigirse al límite para ganarse su puesto en el deporte

Laia Palau alzando el trofeo del Eurobasket de 2019 conquistado en Belgrado. FEB
Laia Palau, con el trofeo del Eurobasket de 2019.

Hoy me gustaría dedicarle unas palabras a una auténtica leyenda, una de esas mujeres que se ha hecho grande en su deporte y que ha contribuido a desarrollar su disciplina. Una figura que debería ser ejemplo para las futuras generaciones que sueñen con dedicarse al baloncesto profesional, alguien que representa de pies a cabeza la esencia del deporte y a quien tengo la suerte de conocer personalmente. Un ejemplo que he admirado durante mi carrera, observando su tesón y dedicación.

A los 42 años, algo que habla por sí solo de la profesionalidad como atleta de élite, Laia Palau dice adiós a la selección española de baloncesto. Tras casi dos décadas al máximo nivel, contando con la confianza de diferentes seleccionadores, deja una huella imborrable en el equipo nacional. Desde su debut en agosto de 2002 ha construido un camino de leyenda, convirtiéndose en la jugadora española con más internacionalidades de la historia [314].

Su palmarés refleja la excelencia que ha alcanzado en las canchas, con un total de 12 medallas en el cuello en una carrera deportiva admirable, por encima incluso de la maravillosa cantidad de éxitos de una figura eterna como la de Pau Gasol. Ningún otro jugador español ha conseguido acumular tantos triunfos internacionales, en una colección que incluye tres medallas de oro.

Su camino ha sido el de una luchadora, una persona que ha tenido que exigirse al límite para ganarse su puesto en el deporte. A medida que ha ido creciendo en su puesto de base se ha mantenido con talento y una ingente cantidad de sudor. Absolutamente nadie le ha regalado nada, su esfuerzo le ha permitido completar sacrificios y mejoras en su juego, tan necesarias en deportes cada vez más profesionalizados.

Nada que merezca la pena se consigue con facilidad, eso en el mundo del deporte profesional es una ley bastante clara. Con muchos arañazos en el cuerpo, 12 años después de su debut llegó a la capitanía del equipo nacional. Para entonces ya se había ganado el respeto de todos con su ejemplo diario. La capitanía no es para cualquiera: exige estar pendiente del resto de sus compañeras, dar la cara en los partidos, hablar con los árbitros en caso de ser necesario. Dotes de líder reservadas a personas especiales. Algo que ella ha demostrado asumir con un talante estupendo.

Ejercer de líder implica inspirar a los demás, conseguir que tus compañeras busquen la mejora personal para la excelencia del grupo. Se necesita a alguien que sea capaz de aunar voluntades en busca del bien común. Un carácter poderoso, una garra diferente. En definitiva, la habilidad para tirar de un carro donde todas se sientan parte importante. Se me ocurren pocas personas como Laia para cumplir con ese rol. Esta etapa en la selección española queda en la historia del deporte nacional.

La selección española apenas se ha bajado del podio desde 2013 en competiciones internacionales. Eso representa casi una década rayando la excelencia a nivel continental y mundial. Y en el núcleo de ese equipo la fortaleza de Palau ha sido un factor fundamental para conseguirlo. Una página dorada que lleva su nombre.

Laia es una jugadora con un gran carácter, un enorme talento y un presente ganado a pulso. Todavía no se ha retirado del baloncesto, ha aparcado su etapa en el grupo nacional pero, a una edad a la que muchos deportistas ya se entregan a la retirada, tendremos la suerte de seguir disfrutando con su juego. Eso habla a las claras de su altura profesional. El Uni Girona tendrá el honor de seguir contando con su fuerza en la liga nacional, una competición que ganaron por última vez en 2019.

Cuando echemos la mirada atrás y recordemos a deportistas que ayudaron a que nos esforzásemos, que quisiéramos dar ese extra que marca diferencias, el nombre de Palau será uno de los que recordaremos con más fuerza. Gracias, Laia, por el ejemplo.

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