Ansu Fati libera al Barcelona
Un gol del delantero permite a un angustiado equipo azulgrana mantener sus opciones de clasificación después de un partido sin porterías en Kiev
Vive el Barça de Ansu Fati y, de momento, le alcanza para sobrevivir en la Champions. No hay nadie más comprometido con el club que el delantero nacido hace 19 años en Bisau. El atacante de La Masia tomó la camiseta del 10, la que nadie se quiso poner por ser la de Messi, renovó su contrato después de rechazar ofertas mejores, sobre todo de la Premier, y marcó el gol que nadie sabía meter para mantener las opciones de clasificación azulgrana para los octavos de final a la espera de la cita decisiva del Camp Nou contra el Benfica. Ansu Fati es ahora mismo el único jugador azulgrana que no tiene las piernas anudadas en Europa.
Al Barcelona le falta gol y el Dinamo ha sido incapaz de marcar en los cuatro partidos que lleva de la Champions. La diferencia la puso Ansu, que dedicó la diana a Agüero, después de que en el Camp Nou Piqué batiera a Bushchan. Al equipo azulgrana le valen dos tantos para continuar en un torneo que le lleva a maltraer desde Berlín 2015. No se trata ya de jugar sino de ganar para dar fe de vida en un momento en que por las lesiones y las deudas tiemblan los cimientos del Camp Nou.
Aunque la lista de bajas todavía incluye a notables como Pedri, Piqué o Agüero, el entrenador pudo por fin elegir para formar la alineación después de recuperar a futbolistas como Ansu Fati y Frenkie de Jong, titulares con Gavi y Nico. Apostó Sergi Barjuan por un equipo equilibrado y también paciente, dominador de la cancha y del juego de posición, académicamente reconocible por su sello Barça. A falta de extremos, el fútbol se orientaba con los interiores y se ordenaba a partir de un medio centro tan inequívoco como Busquets. La apuesta azulgrana parecía tan aseada como ambiciosa, consecuente con su necesidad de vencer, y también inocua si se repasa su trayectoria: el último gol en cancha ajena se remontaba al 21 de agosto en San Mamés.
Al Dinamo le pareció muy bien la apuesta del Barça. Los muchachos de Lucescu se replegaron para defender juntos y tirar el contraataque a campo abierto después de cada pérdida de balón de los azulgrana, que son habitualmente poco profundos y demasiado chatos, incapaces de armar el último pase y rematar al arco de Bushchan. Ni chuta ni repliega bien el Barcelona. La mayoría de sus tiros, siempre previsibles, eran bloqueados por la zaga del Dinamo mientras De Pena exigía a Ter Stegen y perdonaba Shaparenko. Las mejores ocasiones eran del líder de Ucrania. No funcionaba la presión barcelonista y el equipo de Lucescu no paraba de filtrar pases a espaldas de los volantes del Barça.
Las ocasiones del Dinamo
El Dinamo corría hacia la portería de Ter Stegen y el Barcelona se quedaba parado en mitad de la cancha, peleado con las áreas, frágil en la suya y estéril en la contraria, desconectado del falso 9, papel interpretado por Memphis. No encontraba los espacios, no fluía el juego y no lograba enfocar la portería de Bushchan. La oportunidad más clara antes del descanso fue un disparo de Nico que dio en Memphis. La candidez barcelonista alimentaba las salidas de Dinamo, un equipo tan rápido y jovial como desacertado, también sin pegada como el Barça. La coyuntura, así como la estadística, anunciaban que quien se adelantara en el marcador ganaría un partido vital para ambos equipos, los dos poco dados al remonte y menos en Europa.
Hubo un momento en que los azulgrana se colgaron incluso del pescuezo de Lenglet. El central tocaba siempre la pelota, sobre todo con la cabeza, también con los pies, dispuesto a ser Piqué, el único azulgrana que había anotado un gol en la Champions, precisamente en el Camp Nou ante el Dinamo. Lenglet, sin embargo, no acertaba porque los centros eran malos o muy malos y los medios tampoco lograban poner un pase interior para Memphis o Ansu. Tampoco los delanteros se perfilaban bien y al Dinamo le costaba muy poco defender el marco de Bushchan. Y cuando el árbitro pitó penalti de Keziora a Ansu, abatido y dolorido, el VAR le corrigió por entender que el delantero había rematado a la pierna del defensor del Dinamo.
A Sergi no le quedó más remedio que recurrir a Dembélé, lesionado desde junio, y el equipo se aceleró para desespero del Dinamo. El equipo cogió aire y el reiterado centro de Mingueza encontró el gatillo de Ansu Fati, despierto ante el balón rechazado por Shaparenko. Los azulgrana, inseguros y temerosos, se sorprendieron tanto que dieron por acabado el partido antes de tiempo y provocaron la réplica del Dinamo, que si no empató fue por su falta de puntería y por el acierto de Ter Stegen. Nadie del Dinamo acertó y al Barça, sufridor en ataque y en defensa, le alcanzó con el tiro de Ansu Fati, santo y seña del equipo, la bandera del club, la única certeza del Barça.
Laporta no viaja a Qatar para cerrar a Xavi
Después del partido ante el Dinamo de Kiev, el Barcelona enviará a una delegación a Qatar para terminar de cerrar el fichaje de Xavi Hernández para el banquillo del Camp Nou. Aunque en el club catarí esperaban a Joan Laporta, el presidente azulgrana regresará a Barcelona. Las negociaciones las llevarán a cabo el vicepresidente deportivo, Rafa Yuste, y el director de fútbol, Mateu Alemany. Xavi, si el Barça logra pactar su contratación, dirigirá hoy por última vez al Al-Sadd ante el Al-Duhail, un duelo por el liderato de la Liga catarí.
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