El Athletic derriba la resistencia del Alavés
Raúl García resuelve el derbi con un gol al borde del descanso tras haber fallado un penalti. Iñaki Williams bate el récord de partidos consecutivos en la Liga (203) superando a Juan Antonio Larrañaga
No por hacer lo mismo, las cosas salen igual. Sobre todo en un universo tan veleidoso como el del fútbol, en el que cualquier detalle inclina la balanza. El Alavés quiso repetir en San Mamés el plan que tan bien le funcionó frente al Atlético de Madrid una semana antes, pero aunque los uniformes del rival eran similares, el desenlace fue diferente. Los planes no le salieron tan bien. Tal vez no calibraron los vitorianos que la defensa numantina acaba muchas veces en inmolación, que es, por cierto, lo que sucedió en la población soriana, que aguantó lo que pudo, pero cayó vencida por los romanos, que buenos eran para esas cosas.
Ordenó Calleja a su equipo igual, con las líneas juntas y muy atrasadas, a la espera de que sonara la flauta, como sucedió en Mendizorroza; cedió la pelota al Athletic, que no le hizo ascos a tenerla, y se desplegó, sobre todo por el centro, con Muniain, y por la derecha, que se convirtió en una autopista para Berenguer, el hombre teóricamente más adelantado, y también para Lekue, la sorpresa de Marcelino en el comienzo del campeonato, que no encontró demasiada oposición a sus correrías.
El Athletic, sin embargo, sufrió un contratiempo que parecía destinado al Alavés, cuando después de mucho meditar delante de la pantalla, el árbitro señaló penalti en el área visitante por mano de Ximo Navarro. Después de tanto esperar la decisión, Pacheco adivinó por dónde iba el lanzamiento de Raúl García y frustró la ocasión más clara de abrir la lata alavesista cuando solo habían pasado siete minutos.
No cambiaron las cosas demasiado después del penalti fallado. El Athletic empujaba, el Alavés procuraba no ser avasallado, pero le costaba mucho sacudirse a los bilbaínos de encima. Los centros laterales eran un suplicio para los vitorianos, pese a jugar con tres centrales. Se adelantaban siempre los rojiblancos. Hasta Muniain remató de cabeza en el área pequeña después de un centro de Lekue. Vivian también ensayó un remate franco que quiso ajustar demasiado y se marchó fuera. Pero en el minuto 43, en un saque de esquina botado en corto por el Athletic, la pelota le llegó a Lekue, que puso un balón templadito al segundo palo al que entró Raúl García despistando a su marcador, para hacer de cabeza el gol que ponía por delante a los bilbaínos, que se lo venían mereciendo hasta entonces.
El plan del Alavés hacía aguas, así que Calleja puso en el campo a Joselu primero y a Guidetti después. Resistir ya no era una opción viable, así que el técnico optó por la valentía, al menos lo que pudo, porque a su equipo le costó adaptarse a la nueva situación. Pese a que el Athletic perdía algo de fuelle con el paso de los minutos, los alavesistas no creaban mayores peligros ante Unai Simón. Intentaron la guerra de guerrillas, idearon escaramuzas, pero sin éxito. Tampoco los contragolpes del Athletic encontraban su destino, aunque Williams tratara de celebrar con un gol su récord de partidos consecutivos en LaLiga (203), que el club había festejado antes del comienzo del partido. No lo consiguió, pero tampoco el Alavés, por mucho que apretara en los últimos minutos. La defensa rojiblanca se mostró firme, Unai Simón seguro y los aficionados felices cuando el árbitro señaló el final con la victoria del Athletic, al que se le habían escapado cuatro puntos en el descuento en los dos partidos anteriores.
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