El Barcelona abruma a un Valencia destartalado por las bajas
Los de Jasikevicius, robustos y aplicados, alcanzan la final de la Supercopa tras imponer su intensidad defensiva en un partido que apenas duró 10 minutos (87-68)
La embestida del Barça en el encuentro inaugural de la temporada baloncestística se llevó por delante a un Valencia destartalado por las bajas. La primera semifinal de la Supercopa apenas duró un cuarto. Los de Jasikevicius derritieron a su rival en 10 minutos a base de intensidad defensiva, con manos rápidas, piernas frescas y aplicación colectiva. Higgins, Laprovittola y Davies lideraron a un Barça que compitió, sobre todo, contra sí mismo. Contra la autoexigencia y el miedo al látigo de Saras a cada despiste. En la segunda semifinal el Real Madrid superó al Lenovo Tenerife y se citó con el Barça en la final de este domingo (18.30, #Vamos) en el que será el 19º duelo directo por un título entre blancos y azulgrana desde 2011.
La acumulación de bajas acható la ambiciosa apuesta valencianista para esta temporada. Faltaron López-Arostegui (intervenido esta semana del tobillo izquierdo para solucionar las molestias derivadas de la lesión que sufrió en los Juegos), Dimitrijevic, Rivero y Labeyrie. Y, ante el Barça, se presentó un Valencia de nombres clásicos y repertorio mermado. Con solo siete jugadores del primer equipo y cinco canteranos. Con Claver como única cara nueva en la pista y Joan Peñarroya exprimiendo su pizarra. “Queremos ser competitivos en cada partido”, anunció el técnico de Tarrasa en los prolegómenos. Pero el Barça, más robusto, enérgico y resabiado, no le dio opción en ningún momento.
Jasikevicius llegó a la isla con las ideas claras y menos problemas en su rotación. Con la única ausencia de Sanli. Y al entrenador lituano le preguntaron antes del partido si, ante los problemas de su nuevo pívot, había llamado a Pau Gasol para resolver su situación. Entre bromas y veras, Jasikevicius se acordó del protagonista de las últimas horas. “Ahora la clave es hablar con Marc”, espetó Saras con una amplia sonrisa. Su perfil cordial tras leer la cartilla a sus jugadores, con carácter preventivo, antes de viajar a Tenerife.
El primer rapapolvo de Jasikevicius, hace una semana tras perder la final de la Liga Catalana ante el Manresa —”Nos falta disciplina y jugar como equipo. Ninguna estrella, y tenemos muchas, va a ganar un partido solo”, soltó entonces—, surtió efecto inmediato en la puesta en escena en la Supercopa. La intensidad defensiva del Barça abrasó al Valencia en los primeros minutos. Como si se midieran cilindradas distintas, el músculo y la velocidad azulgrana destartaló en un santiamén a un rival blando, espeso, y descompensado por las ausencias.
Cinco robos de balón consecutivos, con Higgins y Hayes tensando la cuerda, desataron los contragolpes del Barça. Y, acto seguido, la puntería de Laprovittola, con dos triples certeros, convirtió el descosido en un roto que resultó definitivo (27-13, m. 9). Peñarroya no encontró remiendo. “¡Quitaos ya el peso de encima!”, pidió el técnico a sus jugadores, cuando ya sumaban 15 pérdidas de balón en 15 minutos (39-22). Sus noveles mostraron más candidez que vigor y los veteranos, más espesura que experiencia (45-28, al descanso).
El único momento amable de la tarde para el Valencia fue el homenaje en el entreacto a Fernando San Emeterio, ahora ayudante de Peñarroya, que se retiró en julio, a los 37 años, tras 20 temporadas de sólida carrera en la ACB. No pudo disfrutar en su estreno oficial en el banquillo. La segunda mitad resultó un trámite, sin amago alguno de reacción valencianista. En la reanudación, tras el tributo al Santo taronja, llegaron cinco puntos consecutivos de un Mirotic atribulado en la primera mitad, en el foco tras conocerse que no ha aceptado la propuesta de rebaja salarial que le ha hecho el club. Y el Barça gestionó la ventaja con concentración y margen para ajustarse el maillot rumbo a la final en la que peleará por el primer título de la temporada. El único trofeo nacional que se le escapó a Jasikevicius el curso pasado en su estreno como entrenador azulgrana.
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