Osasuna no acierta con la portería
Un Celta gris consigue mantener el marcador a cero gracias a su guardameta, que para un penalti
La historia se repite, al menos en los apellidos. Hubo, en su tiempo, un Madrid de los García. Fue a principios de los años ochenta. Ahora hay un Osasuna de los García. Contra el Celta salieron tres en el equipo inicial, y había uno más en el banquillo. Es normal. García es el apellido más común en España, y en Navarra hubo varios reyes que se llamaron así. Dos de ellos, Rubén y Kike, fueron lo mejor de su equipo, que mereció más.
Osasuna encajonó al Celta, que parecía encomendarse a una genialidad de Aspas, pero no todos los días son fiesta. En la primera mitad, uno de los García, Kike, que no es navarro, sino de Cuenca, puso en jaque a los centrales del equipo vigués, a los que tuvo que sacar de muchos apuros Renato Tapia, que iba de aquí para allá poniendo parches. La primera ocasión, sin embargo, fue de Rubén García después de un impresionante eslalon de Nacho Vidal. Luego Kike García dio un recital de remates, desmarques, centros, y de percutir contra cualquier rival que se pusiera delante. Es de granito, nadie es capaz de moverle. Moncayola tuvo un par de opciones muy claras, siempre propiciadas por su compañero.
El Celta, mientras, navegaba sin rumbo. Dos errores de Aridane le acercaron a la meta de Herrera, pero sin inquietar demasiado. Jugaba Osasuna a lo que quería, aunque le faltara el gol; y el Celta a lo que podía, porque los rojillos no regalaban nada. Aún así, aguantaron hasta el descanso, pero estuvieron a punto de estropearlo a los 15 segundos del segundo parcial, porque en el saque de centro, tras un pase atrás, la prolongación hacia Kike acabó con un manotazo de Domínguez en el rostro del delantero y el correspondiente penalti. Lo lanzó Rubén García y lo sacó el argentino Dituro con la punta del pie.
Pese a los esporádicos arranques de buen fútbol de un Celta intermitente, Osasuna seguía intenso pero sin puntería, aunque la pelota rondaba con peligro la meta céltica. Lo intentó Arrasate quitando a dos de los tres García, y poniendo en el campo a Budimir y Chimy Ávila. El argentino vuelve a ser un peligro. Ya en el descuento, con el Celta con diez por la lesión de Kevin Vázquez, dos remates de cabeza fulminantes pudieron dar la victoria a su equipo, que sigue seco. Por eso un partido muy entretenido acabó en empate. Por eso, y por la actuación de Dituro.
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