El final del milagro armero
El Eibar vuelve a Segunda tras siete años, pero con el campo remodelado y las cuentas saneadas
El final del sueño. No es una frase cualquiera, sino la que la Sociedad Deportiva Eibar ha difundido en sus redes sociales después de que en Mestalla, con público por primera vez en muchos meses, se consumara el descenso a Segunda tras siete temporadas en la máxima categoría.
Aunque, en realidad, tal vez no haya sido un sueño, sino un milagro, el del equipo de una ciudad de 27.000 habitantes que consiguió mantener el equilibrio deportivo y económico durante tantas temporadas, y crecer hasta consolidarse. El Eibar no se va a la ruina por el descenso. Sus gestores han ido sumando a la hucha desde el primer año. Queda como legado la remodelación total de Ipurua, de titularidad municipal, pero que ha corrido a cargo del club, y la construcción en breve de la ciudad deportiva, para la que la entidad cuenta con el dinero suficiente, ahorrado a lo largo de estos años de gloria.
“El Eibar se ha fortalecido y el club se ha cimentado”, aseguraba Amaia Gorostiza, la presidenta. “Se ha engrandecido porque el Eibar de hoy no es el de hace ocho años. Estemos en Primera o en Segunda, este Eibar se ha hecho fuerte para intentar volver”, añadía en una entrevista, en la que exponía que el club no sólo mira el presente, sino el futuro: “En todas las temporadas hemos trabajado en proyectos orientados tanto para estar en Primera como en Segunda y, por supuesto, en esta también”.
El club construirá con el dinero ahorrado una ciudad deportiva
El primer año del Eibar en la máxima categoría fue un milagro de supervivencia. Después de una buena primera vuelta y una segunda desastrosa, los problemas del Elche con sus cuentas devolvieron al equipo armero a Primera, pero no hubo más vaivenes en los siguientes. Sólo los sobresaltos propios de un modesto.
Ahora, el descenso, además de sembrar la desilusión en la afición y el quebranto deportivo, supondrá la salida de muchos jugadores y también del entrenador, José Luis Mendilibar, y el director deportivo, Fran Garagarza, aunque la marcha de este ya se anunció hace un mes. El responsable de los fichajes del Eibar se incorporó en Segunda B a un club con presupuesto escaso, que no tenía dinero ni para arreglar el césped. Fichó casi a coste cero y sumó dos ascensos consecutivos hasta llegar a Primera, pero muchos de los futbolistas que pasaron por su despacho para firmar obtuvieron después acomodo en proyectos más rutilantes. Capa, Dani García, Jordán, Cucurella, Orellana o Rubén Peña vistieron la camiseta azulgrana fichados por Garagarza, especialista en equilibrios deportivos y presupuestarios que en el último año no han florecido.
El previsible adiós de Mendilibar se unirá al del director técnico
Aunque el entrenador que ha liderado el proyecto, José Luis Mendilibar, no ha anunciado su salida, y desde el club tampoco dan pistas y remiten a una próxima reunión del consejo de administración, lo más probable es que el técnico vizcaíno no siga. Firmó por un año después de una campaña anterior en la que el Eibar sufrió mucho para salvarse y ha mantenido el tipo durante seis temporadas, en alguna, como la 2018-19, de manera brillante. En Ipurua cayó ese año el Real Madrid por 3-0, el partido más recordado de la reciente historia eibarresa. “La temporada pasada nos libramos con bastante trabajo, pero esta no ha podido ser”, asegura Mendilibar. “Ipurua es pequeño, pero cuando está lleno lo notamos. Esta temporada solo hemos ganado dos partidos allí. Eso nos ha hecho daño”, concluye el técnico.
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