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El Dortmund se rebela ante el City

El equipo alemán mete en problemas al líder de la Premier con un juego inesperadamente articulado. Foden, sobre la bocina, consigue la victoria por 2-1

Marco Reus en partido Manchester City vs Borussia Dortmund de Champions League
Reus anota el 1-1.Dave Thompson (AP)
Diego Torres

Marco Reus, que no metía un gol desde diciembre, reapareció a lo grande con la venia de Haaland, asistidor genial, para confirmar que el Manchester City se metió en un berenjenal. La eliminatoria, que se anunciaba como un desfile para el equipo inglés, fue de todo menos desequilibrada. El 1-1 de Reus reflejó en el marcador los problemas que sorprendieron al City a lo largo de la noche. De Bruyne y Foden, protagonistas en los dos goles, lograron sacar el partido adelante. Pero la eliminatoria se abre de par en par.

MNCM. City
M. City
2
Ederson Moraes, Walker, John Stones, Rúben Dias, Cancelo, Foden, Mahrez, Rodrigo, De Bruyne, Gündogan y Bernardo Silva (Gabriel Jesus, min. 58)
BDO B. Dortmund
1
B. Dortmund
Hitz, Hummels, Raphael Guerreiro, Mateu Morey (Meunier, min. 80), Manuel Akanji, Jude Bellingham, Emre Can, Dahoud (Delaney, min. 80), Erling Braut Haaland, Marco Reus y Ansgar Knauff (Gio Reyna, min. 62)
Goles 1-0 min. 18: De Bruyne. 1-1 min. 83: Marco Reus. 2-1 min. 90: Foden.
Árbitro Ovidiu Hategan
Tarjetas amarillas Emre Can (min. 29) y Jude Bellingham (min. 37)

“Jugamos después de haber conseguido 26 victorias en los últimos 27 partidos”, dijo Pep Guardiola tras la velada; “y ellos venían de perder en la Bundesliga, en donde son quintos. La presión estaba sobre nuestros hombros, no sobre los suyos. A nosotros nos daban por ganadores antes de jugar, y ellos son muy buenos”.

No solo la prensa británica había declarado el favoritismo absoluto del City. Los directivos que encabezaron la comitiva del Dortmund en Manchester acudieron convencidos de que su equipo tendría muy pocas posibilidades de responder al juego abrumador del rival que les había tocado en suerte. Se equivocaron. Ya sucedió algo parecido en el Sánchez Pizjuán cuando Edin Terzic, el balbuceante novato que se sienta en el banquillo del club alemán, actuó como si todo estuviera perdido. De nuevo liberado de sus escrúpulos, en el Etihad el técnico se deshizo de Delaney y le dio las riendas del equipo a Dahoud y a Can; alargó el recorrido de Guerreiro juntándolo con los interiores y liberó al impetuoso Bellingham de funciones administrativas para asignarle un mayor peso en el ataque, línea donde sorprendió con el debut como titular de Ansgar Knauff, un atrevido canterano de 19 años cuya misión consistió en correr a la espalda de los laterales del City. Rodeado por esa compañía, Marco Reus recibió balones que le engancharon al partido. Con Reus presente en casi todas las jugadas, el Dortmund pasó de practicar el fútbol vulgar que exhibe en la Bundesliga a transformarse en algo más que una procesión aturdida que sigue los pasos de Haaland.

Recobrada su naturaleza aventurera, el Dortmund provocó una reacción de sorpresa en el City. El líder de la Premier, tan acostumbrado a dominar todos los partidos, sufrió para encontrar su sitio en el campo ante un adversario que iba filtrando pases con desinhibición. Una salida precisa de Akanji y una combinación de Dahoud con Reus y Haaland, desembocó en un zurdazo de Bellingham que forzó la primera parada de la noche. Ederson despejó la pelota y verificó que si sus compañeros no se imponían en la presión como suelen, el trabajo se le acumularía en su área.

El Dortmund insistió. Contra el aire indeciso que le caracteriza en el campeonato alemán, dio un paso al frente. Cada vez que pudo avanzar, fue a la presión. Muchas veces quedándose mano a mano atrás. En plan suicida. El arrebato generó desconcierto. Cancelo comenzó a esconderse para que no le dieran la pelota en el medio, Rodri vivió bajo acoso, Gundogan se desdibujó entre líneas por apoyar atrás, y Dias y Stones no consiguieron cerrar el espacio que los separaba de los volantes y allí se escurría Haaland. Cada relación del City con la pelota resultaba problemática y en las transiciones defensivas no lograba interrumpir líneas de pase. Desde la banda, Guardiola contemplaba el escenario con preocupación cuando el enemigo acudió en su auxilio.

Emre Can, que debe ir perdido después de jugar un día de lateral, otro de central y otro de volante, midió mal una entrega con su pierna mala. La pelota, que iba a Guerreiro, acabó en el pie izquierdo de Mahrez. Pura esponja. El argelino se la dio a De Bruyne y el belga dirigió uno de esos contragolpes en los que va crecido. Pocos jugadores saben conducir la pelota tan rápido y al mismo tiempo controlar con la mirada todo lo que se mueve por delante. Su pase a Foden acabó en un centro. El balón recorrió toda el área y se iba por la línea de fondo cuando encontró el pie izquierdo de Mahrez, otra vez. Entonces el pase tenso fue a De Bruyne, que lo mandó a la red de un latigazo. No habían transcurrido 20 minutos y el City respiraba con el 1-0.

Guardiola: “Les pedí que ganaran, solo eso”

Entonces Ovidiu Hategan, el árbitro, tomó dos decisiones determinantes. Primero anuló un penalti a favor del City —aparente falta de Can sobre Rodri a la salida de una falta lateral— por indicación del VAR. Luego pitó falta de Bellingham a Moraes justo cuando el inglés se quedaba solo ante el arco. Otro caso para el debate jurídico.

La segunda mitad fue una guerra de desgaste. El City administró su ventaja con prudencia y el Dortmund perdió energía pendiente de lo que inventara Haaland. Fue entonces cuando Hitz paró un disparo a bocajarro de Foden y en la otra portería Ederson paró un mano a mano con el noruego, que recibió de Dahoud y cuerpeó y derribó a Dias antes de quedarse solo ante el arquero. Cuando Haaland quiere usar su carrocería, más vale disponerse a perder. Dias perdió en el choque pero Haaland no consiguió equilibrarse lo suficiente para colocar el tiro.

La jugada anticipó el 1-1, obra de un pase prodigioso de Haaland a Reus. Esta vez el noruego bailó a la espalda de Rodri, se giró ante Stones como si sus dos metros de altura no fuesen un impedimento, y apretado como estaba, a un toque, le regaló a su capitán un balón predestinado. El empate parecía sellado cuando De Bruyne habilitó a Gundogan con el permiso de Meunier. “Gundogan hizo un control fantástico”, lo celebró Guardiola. Asistido por el alemán, Foden metió el 2-1 sobre la bocina y cerró un primer acto inesperado.

“Podemos mejorar algunas cosas para la vuelta”, reflexionó el técnico español, en la conferencia de prensa telemática que sucedió al partido. “Queremos ajustar la presión, queremos ajustar nuestra salida de balón, nuestro control de sus contragolpes... Pero ante todo quiero felicitar a mis jugadores por un verdadero partido de Champions. Por como se juntaron, lucharon y compitieron contra la adversidad, no porque hiciéramos algo mal sino porque el oponente tiene calidad. Les pedí que ganaran el partido. Solo eso. Y eso hemos hecho”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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