Valverde gana al borde de los 41 años
El murciano del Movistar vence en solitario en el GP Miguel Indurain
Todo el mundo se alegró. Se estaba enfundando la chaqueta del chándal, ayudado por El Guaje, Juan Carlos Escámez, su hombre de confianza, cuando se acercó Luisle Sánchez y le dio un abrazo; después recibió otro de Pello Bilbao, y el tercero de Omar Fraile, sonrisa luminosa. Los tres rivales; los tres batidos en la carretera por el genio del veterano. A tres semanas de cumplir los 41 años, Alejandro Valverde volvió a ganar. Ya es primavera para el murciano. Llevaba tiempo sin subir al podio de los ganadores, una sequía que se atribuía a los estragos que causa la edad, juez inexorable de los deportistas de élite.
Pero en la Volta se volvió a ver a un Valverde chispeante y lo ratificó en el territorio de su equipo, el Gran Premio Miguel Indurain, en Estella. Sofocó también la sed del Movistar, que no había logrado todavía ninguna victoria desde que comenzó la temporada con sus líderes titubeantes. Hizo olvidar, además, el mal sabor que dejó la caída de su compañero Enric Mas, mediada la carrera, que prefirió retirarse para preservar su presencia en la Vuelta al País Vasco que comienza el lunes.
Valverde ganó a lo grande, como le gusta, como les gusta a todos, claro, dominando los kilómetros finales, imperial en su pedalada, cuando restaban doce de los 202 kilómetros de la carrera y los demás hombres fuertes del pelotón estaban suficientemente castigados por el ritmo de su equipo. Atacó en el momento justo, subiendo a Eraun, escenario de batalla en las guerras carlistas, a la sombra de las peñas de San Fausto. Circulaba delante su paisano Luis León Sánchez, con diferencias precarias, incapaz de desenganchar del todo a Swift, Hermans y Cepeda. Aceleró el Movistar y separó el polvo de la paja. Cuando Valverde ensayó su primer movimiento, hubo quien pudo pegarse a su rueda; en el segundo, ya en las calles cementadas de Eraun, nadie aguantó el ritmo.
Alcanzó a Luisle, pero el problema no era su veterano colega, sino su equipo, el Astana, que trabajaba por detrás para disputarle el triunfo. Los dos murcianos circularon juntos durante varios kilómetros hasta que se les unió Aletsey Lutsenko. Dos del Astana contra Valverde. El kazajo se marchó en el descenso hacia Estella, pero a Valverde siempre le queda una bala. Juntos los tres de nuevo, afrontaron el repecho final y el ataque del ciclista de 41 años, en las rampas del 15% resultó implacable. Cuando llegó arriba, con kilómetro y medio para alcanzar la meta de la Avenida de la Inmaculada, ya era el ganador virtual. Su tercer triunfo en la carrera navarra, el regreso al podio después de un 2020 en blanco. “A ver si en el País Vasco sigue el buen tiempo”, decía. Allí las tormentas las desencadenarán Pogacar y Roglic.
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