Jota corona el vendaval del Liverpool en el Emirates

”¡Thomas...! ¡Laca...! ¡Ale...! ¡Martin...!”. Los nombres de guerra de los jugadores del Arsenal —Thomas Partey, Lacazette, Pepe, Odegaard...— retumban en la cavidad de gradas vacías del Emirates. Los iba pronunciando a gritos su entrenador, Mikel Arteta, que de pie en la banda ordenaba a cada uno cuándo saltar a la presión. A eso se resumió el juego del Arsenal. Básicamente. A resistir. A reaccionar. A perseguir. A obstaculizar las transiciones del Liverpool, el vigente campeón inglés, que visitó este sábado el norte de Londres en la Premier. Fue su última estación camino de Valdebebas para dirimir la ida de los cuartos de final de la Champions y el ritmo resultó imparable. Al menos para este Arsenal más pendiente de defender que de atacar.

ARSArsenal

0

Leno, Gabriel, Tierney (Cedric Soares, min. 46), Robert Holding, Chambers, Nicolas Pepe, Aubameyang (Martinelli, min. 77), Dani Ceballos (Mohamed Elneny, min. 57), Thomas, Odegaard y Lacazette

LIV Liverpool

3

Alisson, Trent Alexander-Arnold, Ozan Kabak (undefined, min. 83), A. Robertson (Diogo Jota, min. 60), Nathaniel Phillips, Fabinho, Milner, Thiago, Roberto Firmino (Wijnaldum, min. 77), Mane y Salah

Goles 0-1 min. 63: Diogo Jota. 0-2 min. 68: Salah. 0-3 min. 81: Diogo Jota.

Árbitro Stuart Attwell

Tarjetas amarillas Diogo Jota (min. 72) y Gabriel (min. 91)

“A partir de los diez minutos nos hicimos cargo del partido”, celebró Jürgen Klopp, “fuimos dominantes, y contrarrestamos los intentos de contragolpe del Arsenal gracias a que hicimos una presión tras pérdida excepcional. Diogo fue decisivo: su cabezazo pareció sencillo pero no es fácil meter ese gol”.

Diogo Jota abrió el marcador en el minuto 68. El portugués, que acababa de dejar el banquillo, se metió entre los centrales y cabeceó a la escuadra un centro diabólico de Alexander-Arnold. Más que centro, un pase dirigido con comba a la frente del rematador. Fue la culminación del largo dominio visitante. Si el Liverpool no iba 0-3 para entonces fue porque Salah, Mané y Millner se precipitaron en sendas ocasiones de gol. Cuando por fin la resistencia de Leno se quebró, el Arsenal ya no era una nave: era un madero arrastrado por la corriente de juego que partía de las botas de Fabinho, Thiago, Mané y Firmino, espléndidos en una conexión que pocas veces pudieron lucir esta temporada. Ayudó la castigada línea de zagueros, por fin estabilizada con la figura del joven Kabak.

“Espero que todos los chicos sigan como están, sin lesionarse y en buena forma”, dijo Klopp, tocando la madera de la mesa de conferencias. La plaga de infortunios parece remitir.

El Arsenal se desfondó exactamente después de que Arteta sustituyera a Ceballos por Elneny. Fue un cambio conservador. Klopp replicó con osadía: quitó a Robertson, trasladó a Millner del medio al lateral izquierdo, y metió a Jota de falso nueve. Jota hizo el 0-1; Salah selló el 0-2 con un caño a Leno tras un pase notable de Fabinho desde 40 metros; y Jota puso el 0-3 irrumpiendo desde atrás tras una dejada de Mané. El resultado eleva al Liverpool al quinto puesto de la tabla en el campeonato inglés, a solo dos puntos de distancia del Chelsea, que es cuarto y sufrió contra el West Brom (2-5) la primera derrota de la era Tuchel.

El Liverpool, tantos meses apagado, parece renacer con la primavera. En lo más álgido de la temporada. Justo antes de medirse al Madrid, que le espera el martes.

El ritmo de Guardiola

“El parón de selecciones afecta al ritmo de todos los equipos”, advirtió Guardiola antes del comienzo del partido del Manchester City en Leicester. Pero el parón no pareció afectar el Liverpool. Tampoco al City, que se impuso por 0-2 con una alineación compuesta en función del nivel de carga de partidos en las piernas de los jugadores. De Bruyne había sido suplente en el último encuentro con Bélgica; Rodri no había jugado apenas con España; Fernandinho había entrenado toda la semana en el club, lo mismo que Agüero o Gabriel Jesús. Todos jugaron de inicio.

Lo más llamativo de la disposición del City fue el despliegue de Rodri, que se situó como interior en un escalón más avanzado, por delante de Fernandinho y en el mismo plano que De Bruyne. El mediocentro español interpretó el juego entre líneas con gran acierto, considerando que se movía en un terreno extraño, ante un adversario que superpobló su campo cerrando todos los carriles interiores sin liberar a un solo jugador de deberes defensivos exhaustivos. La fórmula le había dado resultado a Brendan Rodgers en la ida (2-5). En la vuelta no le sirvió de nada.

Desactivado cada vez que recuperaba la pelota por la presión que coordinaba el perspicaz Fernandinho, el Leicester no consiguió salir de su campo. En las contadas ocasiones en que Tielemans y Ayoze habilitaron a Iheanacho o a Vardy, los puntas cayeron en fuera de juego o quedaron rápidamente cubiertos por Laporte y Dias. El Leicester aguantó imbatido hasta que en el minuto 58 Rodri, abierto al costado derecho, metió un centro que Mendy resolvió en el área con una sangre fría que pocos le suponían. Controló con la izquierda, recortó a Allbrighton, y definió con la derecha abriendo el pie para colocar el balón en el palo que menos protegía Schmeichel. El 0-2 fue un monumento al pase rompedor de De Bruyne y al amague de Sterling, que asistió a Gabriel Jesús.

La victoria fue un premio a la tenacidad del City, que va lanzado hacia el título con 74 puntos, 17 más que el United que ha disputado dos partidos menos. Juega bien en todos los terrenos, con todos sus jugadores, con rotaciones permanentes, cada vez más sólido en defensa. El equipo de Guardiola solo ha recibido 26 goles en 47 partidos esta temporada. Todo un hito en la carrera del técnico.

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