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Encaje de bolillos diplomático en el partido de España contra Kosovo

Exteriores acepta el himno y la bandera de la exprovincia serbia, pero vigila la nomenclatura y limita los visados

Los jugadores de Kosovo escuchan el himno de su país antes de un partido.
Los jugadores de Kosovo escuchan el himno de su país antes de un partido.Reuters
Miguel González

El Gobierno español ha tenido que hacer encaje de bolillos para evitar un conflicto diplomático y una amonestación por parte de la FIFA y la UEFA debido a la celebración del partido entre España y Kosovo de la fase clasificatoria del Mundial de Qatar, que este miércoles se disputa en Sevilla. Y todo sin ceder un milímetro en su negativa a reconocer la independencia unilateral de la exprovincia serbia, en la que muchos ven un ejemplo a seguir para los sueños del separatismo catalán.

Preguntada sobre este asunto el pasado lunes, la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, respondía: “El fútbol es el fútbol y las reglas del fútbol las fija la FIFA. Las reglas del reconocimiento [de Estados] las fija el derecho internacional”.

Finalmente, de acuerdo con las reglas de las federaciones internacionales de fútbol, en el estadio de La Cartuja ondeará la bandera y sonará el himno que la Federación de Fútbol de Kosovo ha aportado a la FIFA para representarla, y que no son otros que la bandera y el himno nacional del Estado cuya existencia no reconoce España. Eso será todo, pues el Ministerio de Asuntos Exteriores ha supervisado todo el proceso para evitar ir un paso más allá de lo estrictamente necesario: en los impresos oficiales y por megafonía se utilizarán los términos de Federación de Fútbol de Kosovo, territorio de Kosovo (una denominación que enfureció al equipo visitante cuando se usó en un tuit de la selección española el pasado 9 de marzo) o, más probablemente, Kosovo a secas. En ningún caso, República de Kosovo, nombre oficial del país.

La parte más laboriosa de la preparación del encuentro ha sido la consular. El no reconocimiento de un Estado implica la no aceptación de sus pasaportes, por lo que el Ministerio de Exteriores ha tenido que arbitrar visados especiales para que el equipo kosovar pueda viajar a Sevilla. Algunos de sus miembros disponen de pasaporte de otro país sí reconocido por España, por lo que en estos casos no había problema; para los que solo disponen de pasaporte kosovar se ha dispuesto un visado en hoja separada, de forma que los aduaneros españoles no tengan que sellar sus pasaportes.

Además, Exteriores ha supervisado la lista de visitantes para que la comitiva se limite al equipo deportivo y su apoyo técnico, unas 30 personas en total, evitando que se colara algún alto cargo de un Gobierno que España no reconoce. Entre los visados rechazados figuraba el de un policía militar que se presentaba como utilero de la selección kosovar.

Todos estos problemas habrían podido evitarse si España hubiera expresado su voluntad de no estar en el mismo grupo clasificatorio que Kosovo, como hizo Serbia. Las fuentes consultadas aseguran que este derecho de veto solo puede alegarse respecto a una selección y España ya lo utilizó para no tener que competir con Gibraltar (grupo G). En comparación con la colonia británica, Kosovo era, diplomáticamente hablando, un mal menor. Se da la circunstancia de que de los cuatro equipos que forman parte del mismo grupo que la exprovincia serbia solo uno, Suecia, reconoce su independencia.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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