Mendy, el último centinela de Zidane
El francés se consolida por delante de Marcelo y con su portentoso físico sella los mejores números defensivos del Real Madrid al abrigo de su ‘tutor’ Varane
Carlo Ancelotti y Zinedine Zidane, primero entrenador y jugador, luego entrenador y ayudante, volvieron a cruzarse este verano persiguiendo la misma presa, Ferland Mendy, lateral izquierdo francés de 24 años del Olympique de Lyon. El italiano telefoneó al futbolista para convencerle de que olvidara los coqueteos del Barça, el Atlético, el Real Madrid y la Juventus y se fuera con él al Nápoles. “Zidane no necesitó llamar. Quería al jugador, era su primera elección. Y cuando viene el Real es casi imposible decir que no. Pasa una vez en la vida y no puedes decir que no”, recuerda su agente, Yvan Le Mée.
Zidane lo tenía claro y la directiva blanca se empleó en unas negociaciones con Jean-Michel Antoine Aulas, presidente del Lyon, que terminaron en una compra por 48 millones de euros más 5 en posibles variables, y en la cesión al Sevilla del canterano Sergio Reguilón (23 años). El técnico francés buscaba un jugador que retara al treintañero Marcelo (32 en mayo) después de unos meses de ceño fruncido con Solari, y también un registro complementario al del brasileño. Según los datos de Opta, mientras que Marcelo pisa esta temporada el área rival tres veces por partido, Mendy no llega a dos. En el área propia, con el francés los 90 minutos en el campo, el Madrid ha dejado ocho veces la portería a cero, por una con el brasileño.
El despegue de Mendy, después de un arranque accidentado con dos lesiones musculares, resulta determinante para explicar que la defensa del Madrid haya fijado su mejor registro histórico después de las 22 primeras jornadas ligueras: solo ha recibido 13 goles. Sergio Ramos respira más tranquilo cuando desde sus dominios de central izquierdo ve a su lado ocupando el lateral a Mendy, más diligente que Marcelo en la retaguardia. El francés, que se afianza como opción de Zidane para los encuentros más comprometidos como el derbi, es uno de los futbolistas más contundentes de la plantilla. Entre los que han jugado al menos la mitad de los partidos de Liga, es el segundo que más a menudo sale victorioso cuando va a la guerra por un balón: gana 6,2 duelos por partido, solo por detrás de los 9,1 de Casemiro, el quinto mejor del campeonato en esta suerte.
Después de la victoria del sábado contra el Atlético en el Bernabéu, Varane reveló que el pie recio que luce en competición también lo saca a pasear en los entrenamientos: “Le regalamos un ladrillo por los palos que mete en los entrenamientos, es muy duro”, contó sobre el regalo que recibió el lateral con motivo del amigo invisible que organizó la plantilla en la cena de Navidad. El central francés tenía elementos para saber que el regalo podía funcionar. “En los entrenamientos están siempre picándose cuando van en equipos rivales, riendo a menudo”, relata una fuente con acceso al vestuario, donde destacan su carácter risueño y divertido, abierto a las bromas.
El ladrillo recoge eso y su notable desempeño atlético. “Es increíble la fuerza física que tiene. Se está adaptando muy bien”, dijo el sábado Varane, fundamental en el proceso de adaptación. El central, ya un veterano en la plantilla, ha acogido bajo su manto a su compatriota, con quien, por ejemplo, pasa tiempo en las concentraciones jugando a la consola. Aunque la cobertura que le presta va mucho más allá del ocio.
“Su español necesita progresar, necesita tiempo. No le está resultando fácil, necesita tiempo”, reconoce Le Mée sobre un aspecto en el que, además de un profesor, también le ayuda Varane. El central le sirve como traductor de algunas indicaciones del cuerpo técnico, aunque ahí también encuentra el alivio de que Zidane se ha rodeado de un staff francófono.
Los silbidos de Ramos
El escollo del idioma asoma más en el fragor de los partidos, aunque la destreza de Ramos para manejar a la defensa a golpe de silbido simplifica el acoplamiento al baile general de la zaga. Entre chiflidos y aspavientos, el sevillano y el francés se apañan para entenderse en lo esencial por aquel costado. Cuando resulta necesario entrar en más detalle, vuelve a entrar en juego Varane. Ramos acude a su pareja de baile para que le ayude en la traducción.
Actúa como su intérprete con las palabras y también con la gestión de los distintos ritmos de los partidos, según el relato de una fuente cercana al vestuario. En el juego también va ampliando su repertorio desde que llegó. “Su fuerte es la defensa, pero nos ayuda mucho en todas las facetas”, dijo Varane después del derbi, en el que Mendy, sin la finura de pie de Marcelo, firmó su primera asistencia del curso, por las cuatro que suma el brasileño. “Estoy muy contento por la jugada, porque es una jugada al primer toque entre Vinicius, Ferland y Karim, que la mete. Ver un gol así es magnífico, sobre todo porque es a un equipo que defiende muy bien”, resumió Zidane.
Fue el primer gran destello de Mendy en ataque, la parcela en la que más margen le ven sus compañeros. “Es un jugador serio, trabaja, trabaja”, destaca Le Mée, que recuerda el acelerado trayecto del futbolista: hasta el verano de 2017, dos antes de su llegada al Madrid, jugaba en el Le Havre de la segunda división francesa. Y todo después de que a los 15 años una artritis y una operación de cadera lo sentaran en una silla de ruedas. “Me dijeron que no iba a volver a jugar al fútbol”, recordó Mendy el día que se presentó en el Bernabéu.
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