_
_
_
_

Delonte West, la cara más triste de la NBA

Las redes difunden imágenes deplorables del exjugador de los Celtics y los Cavaliers, que sufre de un trastorno bipolar y se encuentra en la indigencia

Robert Álvarez
Delonte West, en 2011.
Delonte West, en 2011.

“Me enferma ver las imágenes de Delonte (West). Para contestar a todos los que me preguntan sobre esta situación… Todo lo que podemos hacer rezar por él y por su familia, y esperar que busque la ayuda que necesita”. Este es el inicio del texto hecho público por Jameer Nelson, el base que jugó en la NBA desde 2004 hasta 2018, a propósito de dos vídeos difundidos en las redes en los que aparece el también exjugador de la NBA Delonte West en unas condiciones deplorables. Hay quien afirma que vive en la indigencia, en la calle.

Un oficial de policía de Maryland ha sido suspendido por filmar uno de los vídeos en que aparecía  West mientras era interrogado, sin camisa y esposado. La policía explicó en un comunicado que fue alertada de una pelea cerca del casino MGM National Harbor, en Washington, DC. Cuando llegaron los oficiales, vieron a un hombre sangrando por la cara y tomaron la decisión de esposarle. Se trataba de West. Tanto él como la otra persona implicada en el incidente rechazaron el tratamiento médico y se negaron a presentar cargos.

Más información
Ni esguince, ni fractura, es un ataque de pánico
Un diván para ‘superhéroes’

West, de 36 años, jugó en la NBA desde 2004 hasta 2012. Tenía tan solo 29 años cuando se vio obligado a poner fin a su carrera. Sufría un trastorno bipolar que alteraba su estado de ánimo. Tuvo que lidiar con la enfermedad, con épocas en que se encontraba bien y su comportamiento era satisfactorio, y episodios cíclicos que desembocaron en una serie de desmanes.

Nacido en Washington y tras su etapa en el Saint Joseph College, fue elegido en el puesto 24 del ‘draft’ de 2004 por los Celtics. Jugó en Boston sus tres primeras temporadas en la NBA, a continuación lo hizo con Seattle, Cleveland, donde fue compañero de LeBron James y alcanzó su mejor clasificación con la final de la Conferencia Este en 2009, para después regresar una temporada a los Celtics y otra, la 2011-2012, a Dallas. Fue la última. Cuando iba a dar inicio la siguiente, en octubre, algo grave sucedió en el vestuario. Fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de sus compañeros y de su entrenador, Rick Carlisle. Los Mavericks lo despidieron.

Base-escolta zurdo, fue un jugador liviano, de 1,93 metros y 81 kilos, hábil, con buen manejo de balón y buenos porcentajes. En aquella temporada 2008-2009 en que los Cavaliers llegaron a la final de Conferencia, fue el tercer máximo anotador del equipo en los playoffs con una media de 13,8 puntos, además de 4 asistencias, por detrás de LeBron y Mo Williams.

En sus ocho temporadas en la NBA ganó un total de 16,2 millones de dólares, 14,6 millones de euros, una cifra que, de no haber sido por sus problemas de salud, hubiera sido muy superior. Tuvo que aceptar el mínimo salarial en su último contrato con los Mavericks. Ya en 2010, cuando jugaba en los Cavaliers, fue detenido por la policía por haber cometido una infracción de tráfico. Y cuando registraron sus pertenencias encontraron dos revólveres y un fusil escondidos en la funda de una guitarra. Un año después fue condenado a arresto domiciliario y la NBA le sancionó con 10 partidos.

En febrero de 2012, según explicó después él mismo, no pudo costearse el pago de un apartamento en Dallas y durmió varias noches en el vestuario de los Mavericks y también en su coche. Después, tuvo que trabajar en una tienda de muebles en Maryland y vender sus coches y sus joyas. “Todo lo que poseía, excepto mi casa y mi ropa”, explicó en el Dallas Morning News.

Ahora, tras haberse difundido las imágenes en que se encontraba en la calle en unas condiciones deplorables, su amigo Jameer Nelson, con el que estudió y jugó en Saint Joseph, exhorta a través de las redes sociales: “El trastorno mental es algo con lo que muchos tienen que lidiar y ni siquiera lo saben hasta que es demasiado tarde. No sé exactamente qué está pasando con Delonte, pero él sabe que estoy aquí y que lo ayudaré a superar esto. Sí, he estado hablando con él durante los últimos meses, he estado tratando de estar cerca como amigo. Hay algo que sí sé. Si tienes preocupaciones mentales, emocionales o físicas en la vida, tienes que hablarlo con alguien, con un médico; no con tus padres, amigos, primos o esposa, sino con alguien que tenga conocimientos para ayudar a las personas que pasan por este tipo de problemas. Y tened cuidado cuando publiquéis vídeos y fotos de alguien. Podéis pensar que lo estáis ayudando, pero tal vez pueda hacerle más daño. Las personas tienen hijos y los niños no merecen ser avergonzados. Por favor, rezad”, concluye Nelson. El ex entrenador de Saint Joseph, Phil Martelli, ha explicado que está trabajando para obtener ayuda médica para West. Martelli dirigió a West y Nelson durante tres temporadas.

Después de que varios jugadores de la NBA, como Kevin Love y DeMar DeRozan, hicieran público que habían sufrido trastornos de tipo mental, la NBA creó un equipo de trabajo para abordar estos casos. La próxima temporada contará con un Programa Integral de Salud Mental y Bienestar para prevenir situaciones de riesgo para sus deportistas. En el decálogo de medidas fundacionales se incluyen tres obligaciones para las 30 franquicias: contar en su staff, con al menos, un profesional con “experiencia en la evaluación y el tratamiento de problemas clínicos de salud mental”, designar “un psiquiatra licenciado” que esté disponible para ayudar a manejar los casos que aparezcan en su ámbito, y diseñar “un plan de acción” ad hoc para “emergencias” de este tipo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_