Nadal, en busca del gran golpe
El número uno tiene la primera ocasión para igualar los 20 grandes de Federer, y Djokovic, con 16, irrumpe otra vez en Melbourne como favorito. La lluvia contrarresta los efectos de los incendios
“¡Gracias, amigo!”.
El guiño idiomático de un police officer da la bienvenida en el aeropuerto Tullamarine de Melbourne, mientras Australia, en llamas desde el pasado mes de septiembre, derrama lágrimas y combate los incendios a duras penas. El ambiente está cargado en la ciudad, preciosa e imponente, recorrida ahora por un aire de melancolía que en el caso del tenis, del Open de Australia que hoy arranca y la nación promueve siempre con el pecho hinchado de orgullo, se traduce en un relativo suspense. El humo va y viene, y días atrás envolvía los rascacielos y suspendía jornadas de entrenamientos; se temía lo peor, tal vez retrasos, o quién sabe si una medida más drástica para no poner en riesgo la salud de los tenistas, pero llegó la lluvia, abundante, y así llegó el alivio.
Preside el gris en pleno verano austral, pero el agua cae en forma de bendición, mejora la calidad del aire y la edición que despega ofrece numerosos argumentos para trasnochar. Ahí están Serena Williams y su deseo de atrapar definitivamente los 24 grandes de Margaret Court, el enésimo examen a los jóvenes, el descaro adolescente de Coco Gauff y una buena prueba para calibrar si Daniil Medvedev está hecho de otra pasta o no; ningún aliciente, en cualquier caso, más mediático que la pugna entre Rafael Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic por ser el más grande de todos los tiempos. El baile a tres continúa, aunque en esta ocasión el balear se enfrenta por primera vez a un escenario ideal: si gana el vigésimo título, cazará al suizo.
De hacerlo, el español asestaría el gran golpe de estado, por más que todos ellos relativicen. La historia va por dentro. “Es obvio que Rafa y Novak van a ganar más Grand Slams que yo. Son increíblemente buenos y lo normal es que compitan más años que yo. Después de ganar 15 [superando así el récord del estadounidense Pete Sampras], ya dije que todo lo que viniera por delante supondría un plus, así que sigo disfrutando de mi deporte”, exponía el suizo hace unos días en Dubái, donde ha llevado a cabo la pretemporada. “Mi felicidad plena del futuro no depende de pasar a Federer, ni de ganar 20 o 25 grandes”, respondía Nadal en una entrevista concedida a la ATP.
Despejan balones uno y otro, pero no así Djokovic. El serbio ha dicho más de una vez que va abiertamente a por el gran tesoro y en Melbourne es el hombre a batir. Le sobran los argumentos. Tiene la plusmarca de trofeos en Australia (7) y un balance de 68 victorias y solo ocho derrotas, y a eso le añade su hegemonía sobre pista rápida; lo demostró coronando a Serbia en la ATP Cup, donde rindió a Nadal con suficiencia, aunque no tanta como en la final australiana del año pasado. Nole pinta a priori como el gran rompecabezas para el de Manacor, que se juega además con el balcánico el número uno que ahora luce y que este martes arrancará contra el boliviano Hugo Dellien (26 años, 72 del mundo).
El suizo, sin ningún partido previo
Es Melbourne un reto superlativo para él, que elevó el título en 2009 y desde entonces fue negado en las finales de 2012 (Djokovic), 2014 (Wawrinka), 2017 (Federer) y 2019 (Djokovic). En todo caso, nadie para volatilizar esquemas y pronósticos como Nadal, que a sus 33 años llega en óptimas condiciones y con los ánimos renovados, alternando entrenamientos con hasta seis adversarios diferentes: Sinner, Thiem, Wawrinka, Harris, Vega y Munar. “Estoy bien físicamente, después de jugar muchos partidos consecutivos (8) en la ATP Cup. Llevo varios días entrenando aquí y las sensaciones son positivas”, argumenta el mallorquín, que aventaja a Nole en el listado mundial en 515 puntos.
Federer debutó la pasada madrugada, ante Steve Johnson, y Djokovic (16 majors) lo hará este lunes (hacia las 11.00, Eurosport) con Jan-Lennard Struff. El suizo, el de Belgrado y Nadal se dividen 51 de los 59 últimos grandes, y han encadenado 12 desde que el primero ganase en Australia hace tres años. “Mucha gente pensaba que mi carrera sería corta debido al estilo de juego que tenía, pero aquí seguimos, batallando. Estoy muy feliz de estar donde estoy y con la edad que tengo”, remacha Nadal, en busca del 20 dorado que defiende Federer, quien, dice, asiste “con expectativas bajas” dado que no ha disputado un solo duelo previo.
Mientras tanto, Nadal y Djokovic aterrizan como flechas. Ambos ganaron en 2019 dos grandes –Roland Garros y el US Open, y Australia y Wimbledon respectivamente– y el serbio (32 años) tiene ante sí una magnífica oportunidad de recortar distancias y avivar al máximo la carrera histórica. Mientras, el rey actual del circuito no pisa el freno ni los días de descanso, y tiene entre ceja y ceja liderarla lo antes posible. Tiene Nadal, además, otro reto estimulante en el horizonte inmediato: si gana en Melbourne se convertiría en el primer tenista de la Era Abierta (a partir de 1968) que inscribe dos veces su nombre en el palmarés de los cuatro Grand Slams.
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