Sainz acaricia el Dakar
El piloto de Mini mantiene una ventaja de 10 minutos sobre sus rivales, Al Attiyah y Peterhansel, y se fia a su experiencia para sentenciar en la última etapa
Carlos Sainz se acerca a su tercer Touareg. El ansiado trofeo, que ya ganó en dos ocasiones, en 2010 y 2018, siempre en Sudamérica, le espera este viernes en Qiddiyah, a 40 kilómetros de la capital. Aunque no lanza las campanas al vuelo el madrileño, que todavía queda una etapa. “Un pinchazo o un error de navegación te pueden afectar”, advirtió antes de remarcar que ya ha estado otras veces en la misma situación. “Las canas sirven para algo”, añadió.
Sainz (Mini) se coronará campeón siempre que no cometa ningún error garrafal. La especial, después de algunos ajustes, será considerablemente más corta que las precedentes. Y, aunque exigente en la navegación, se presentará más sencilla que la de este jueves para él y para su copiloto Lucas Cruz, que partirán en tercera posición y justo detrás de sus rivales, que le abrirán el camino.
Da la sensación de que los tramos más complicados ya se vivieron en este Rally. La etapa difícil fue la del miércoles y, lejos de rematar al líder de la general, su complejidad le ayudó a asestar un golpe a la clasificación merced a una victoria magnífica en la que se impuso por velocidad, tesón y una buena navegación, tarea más fácil viniendo desde atrás.
Un día después, en cambio, el reto era defender como primer coche esos 18 minutos con uñas y dientes en una jornada en la que volvían a abundar las dunas. Dunas, de nuevo, cortadas y “peligrosillas”, dijo Sainz. Y pistas muy rápidas, con muchas ondulaciones, lo que dificultaba definir bien el relieve; “solo con las trazas de las motos no se veía claro si se podía correr más o menos”, explicó Cruz. Entre unas cosas y otras, terminaron terceros.
Y minimizaron los daños. Ceder ocho minutos ante Stéphane Peterhansel (Mini), ganador de esta penúltima etapa, entraba en sus planes. Al francés, tercero en la general (a 10 minutos), le siguió muy de cerca Nasser Al Attiyah (Toyota), que fue solo diez segundos más lento y que sigue segundo de la general, también a diez minutos de Sainz.
“Los tres viejitos”, como les llama David Castera, director del Rally Dakar, llevan años dominando la carrera y alternándose como ganadores, han completado un Dakar fabuloso. Al Attiyah y Peterhansel, que están separados por seis segundos en la general —se jugarán el segundo puesto este viernes—, apenas han dado respiro a Sainz, líder desde la tercera etapa. Y han mantenido el acecho hasta este penúltimo día, cuando terminó una etapa maratón que superaron sin dificultades.
Sufrió algo más Fernando Alonso, quien, tras el accidente de la jornada anterior, partía desde la 113 posición después de haber pasado largas horas pendiente de la reparación de su coche en el parque cerrado del vivac en Shubaytah. Suerte de los pilotos del camión con el número 550, que recompusieron su Toyota. Se manejaron bien con las herramientas, arreglaron las suspensiones y la dirección del coche y repusieron el parabrisas para que Alonso pudiera completar la etapa de este jueves sin más problemas. Terminó con el octavo mejor tiempo. Habida cuenta de los 60 vehículos a los que adelantaron, debieron hacer correr mucho su Toyota.
Honda prepara el relevo
En motos, Ricky Brabec (Honda) está muy cerca ganar este Dakar, que sería el primero para Honda después de 18 años de dominio absoluto para la marca austriaca KTM.
El de California ha cuajado una carrera perfecta hasta la fecha. Veloz, con un ritmo endiablado, consistente y siempre en el camino correcto. No ha cometido un solo error desde que se colocara líder de la general en la tercera etapa. Este jueves fue el primer día en el que se le vio algo más conservador, controlando los tiempos y cuidando su moto en una etapa tan exigente en lo técnico, con kilómetros y kilómetros de dunas. Brabec llegó al final de la especial en décimo lugar y tras ceder 11 minutos respecto a Pablo Quintanilla (Husqvarna), ganador de la etapa y segundo de la general, sobre el que ahora tiene casi 14 minutos de ventaja. No es un mundo, pero parece suficiente para completar con cierta calma la última etapa, este viernes camino de Qiddiyah: una especial de más de 250 km que se recorrerá, sobre todo, por caminos de tierra.
Brabec siguió la pista de su compañero de equipo, Joan Barreda (Honda), que había ganado la etapa del día anterior y tuvo el dudoso honor de abrir pista, tarea nunca fácil, menos si se presenta ante uno un desierto abierto. Marcar el camino le costó a Barreda la tercera posición de la general y algo más de 14 minutos —a los que luego tendría que sumar otros 15 de penalización por cambiar el motor— los que cedió respecto de Quintanilla. El chileno se impuso a Matthias Walkner (KTM) por solo nueve segundos.
Un total de 97 pilotos integraban el contingente de motos de la general al inicio de esta 11º etapa.
Una última especial corta, pero con trampa
Mucha arena, caminos de tierra, un poco de asfalto, unas pocas piedras y alguna que otra duna. Así, con un divertido combinado, de la misma manera en que empezó, termina el Rally Dakar. La última especial, que era inicialmente de 374 km se convertirá en una cronometrada, finalmente, de 167 km después de una neutralización necesaria. La organización ha tenido que cambiar el inicio de la etapa tras descubrir que se está construyendo un gasoducto en la zona. Cosas de llevar el Dakar a Arabia Saudí. Sin embargo, aunque mucho más corta de lo esperado, la 12ª especial puede todavía alterar alguna posición de la general.
Así lo advierte David Castera, el director de la carrera. “Queda un poco de navegación y aunque hemos tenido que recortar la etapa lo que queda es lo más difícil. Seguro que alguno se va a perder, pero pueden perderse cinco minutos o diez”, dice especialmente en referencia a los coches, pues son diez minutos los que tiene Carlos Sainz para defender su liderato. “Todavía pueden pasar muchas cosas”, advierte.
Cierto es que seguir la pista nunca ha sido fácil en el Dakar y alguno puede caer en la trampa.
Lo bueno para los hombres que defienden el liderato, tanto en el caso de los coches con Sainz como en el de las motos con Ricky Brabec es que no serán ellos quienes abran pista. Además, esta vez sí disponen de tiempo para estudiarse el libro de ruta, que se les entregó la tarde de este jueves.
La especial del día se completará con otra especial de 13 km justo antes de llegar a Qiddiyah. Los tiempos no contarán para a clasificación, pero será necesario completarla. Esta mini carrera, que designará al vencedor del Trofeo Qiddiyah, conducirá a los competidores hasta el podio final. “Será un paseo para los que se juegan el título, una pequeña especial que no tendrán que competir como locos”, señala Castera.
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