El milímetro llega al fútbol
Los fueras de juego señalados por pulgadas, como en el Barça-Atlético, elevan la polémica sobre el VAR y hacen desaparecer la acción del jugador ‘en línea’
Antes de que el sistema de videoarbitraje (VAR) anulara el gol de Piqué porque el hombro de Arturo Vidal rebasaba a su defensor, Saúl y Thomas discutían airadamente. El tanto del central azulgrana parecía cerrar con un 3-1 la semifinal de la Supercopa de España para el Barcelona y culminar la avalancha de fútbol que Messi desencadenó sobre la portería de Jan Oblak. En menos de 20 minutos, el ciclón barcelonista había producido dos goles validados, dos anulados y otro par de claras ocasiones desbaratadas por el guardameta rojiblanco. Con el 3-1 y a la espera de la revisión del VAR, el Atlético era una mezcla de futbolistas abatidos y enzarzados en discusiones sobre quién fallaba en los marcajes o en la ocupación de los espacios defensivos.
Cuando los videomarcadores anunciaron la invalidación del tanto, el torrente emocional y el instinto de supervivencia de Simeone se impuso. El entrenador del Atlético acabó con la discusión entre Thomas y Saúl y a gritos les recordó a los suyos que el resultado era de 2-1. No hay un equipo que se agarre a los partidos y a las competiciones como el Atlético a la mínima que intuya que tiene una posibilidad de éxito. En apenas 15 minutos el Atlético, ya con Llorente y Vitolo en el campo y con Correa en la punta de ataque, se desplegó certero y huracanado al contragolpe. Generó cuatro contras que le dieron para darle un vuelco inesperado al partido (2-3) y citarse este domingo (19.00, Movistar LC) con el Real Madrid en la final. Simeone lo explicó así: “El segundo gol anulado a ellos fue clave. De nuestra frustración se pasó a la frustración de ellos y el entusiasmo de ellos pasó a ser el entusiasmo nuestro”. Fueron 15 minutos finales de un equipo desatado. Irreconocible respecto a la hora de juego en la que trató de contener al Barça sin apenas poder salir de su campo.
El VAR activó la resurrección del Atlético cuando estaba siendo masacrado por la catarata ofensiva del Barcelona liderada por Messi y de paso agrandó el debate que se ha instalado en la Premier League sobre la aplicación de la tecnología de una forma tan ajustada en el fuera de juego. El espíritu de la norma de no permitir que ningún jugador viviera en el área o en sus inmediaciones ha sido alterado con estas mediciones milimétricas.
Ahora, que un jugador esté muy poco por delante, como sucedió con Vidal, se considera fuera de juego cuando en realidad ese ligero adelantamiento puede no suponer ventaja alguna para el atacante respecto a su defensor. Antes de la instauración del VAR, ese tipo de jugadas solían ser validadas porque los asistentes interpretaban que el delantero estaba en línea con el defensor. Esa figura parece ya no existir. “Una vez que se ha aceptado el uso del VAR hay que asumir que el fútbol ya no será el mismo. Hay un juego diferente después del VAR. A mí no me gusta, pero una vez que ha entrado en vigor o se esta en fuera de juego o no. El problema es que en Inglaterra, en dos días, hubo cinco goles anulados por centímetros”, explica el exárbitro Iturralde González. Durante el Mundial de Rusia 2018, Pierluigi Collina, máximo responsable del arbitraje en FIFA, también reiteró lo de “con el VAR, si es fuera de juego, es fuera de juego”. Los detractores del invento también se escudan en el aún imperfecto sistema de medición del momento exacto en el que el jugador golpea el balón. Un frame (fotograma) anterior o posterior al golpeo puede determinar que el VAR tire la línea que marca el fuera de juego unos centímetros más adelante o atrás.
La Premier ha elevado una consulta a la International Board, organismo del que emana la normativa del fútbol, sobre si los fueras de juego ajustados, al no ser errores manifiestos, deben requerir la intervención del VAR. El presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, que aceptó a regañadientes la implantación de la tecnología por su guerra con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, también ha clamado contra esos goles anulados por pulgadas. Ceferin ha propuesto que se dé un margen de unos centímetros. “Pero esto también es un problema, porque dónde se establece el límite del espacio que dice que un delantero tiene ventaja para rematar o jugar un balón”, recalca Iturralde. Las manos también están siendo objeto de debate. Cuesta entender que en la semifinal entre el Real Madrid y el Valencia se le señalara penalti a Sergio Ramos y la de Piqué quedará impune. “Aquí el problemas es que en la sala VOR hay demasiados criterios”, concluye Iturralde.
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