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La hora de los ‘invisibles’

El Barça, sin Messi frente al Eibar, necesita un paso al frente de Dembélé, Coutinho, Griezmann, Braithwaite y Trincao, cinco futbolistas en los que se invirtieron 394 millones

Juan I. Irigoyen
Messi, durante el último partido del Barcelona, el día 22 en Valladolid.
Messi, durante el último partido del Barcelona, el día 22 en Valladolid.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)

Las sociedades de Messi en la cancha nunca han distinguido banderas, el idioma siempre fue el mismo: el balón. No tuvo sintonía con un chileno como Alexis Sánchez mientras se entendió a las mil maravillas con un manchego como Iniesta. Fuera del campo, en cambio, el rosarino siempre se mantuvo cerca de los sudamericanos. Primero fueron Deco y Ronaldinho, después con Milito, Dani Alves y Mascherano, hasta que explotó al máximo su amistad con Neymar y Luis Suárez. Y, aunque hubo una etapa en la desde el club se intentó acercar al 10 al grupo de españoles, los resultados mandaban en el Camp Nou. Y Messi era feliz dentro y fuera del campo. De hecho, cuando el argentino se ausentaba la diferencia era casi nula, 70,30% de victorias con el 10 por el 71,70% cuando no estaba. Pero claro, Messi, salvo cuando estaba lesionado, se perdía los partidos intrascendentes. Es el máximo anotador de la historia de los clásicos (26) y marcó en dos de las tres finales de Champions que jugó y ganó.

Después de que el Barcelona decidiera prescindir de sus últimos dos laderos fuera del campo (Luis Suárez y Arturo Vidal), el argentino estaba irritado con los directivos y solo en la caseta. “Me costó adaptarme al vestuario. Hay mucha gente nueva y poca gente de la casa, lo que hace más difícil unir a un vestuario”, confesó Messi, el domingo, en su entrevista con Jordi Évole en LaSexta. El 10 se sentía un extraño en su casa y su presencia resultaba incómoda para la nueva camada que no sabía cómo interpretarlo.

Esta campaña, el porcentaje de victorias con Messi en el campo es del 55,60. El rosarino se perdió dos partidos, frente al Ferencváros en Budapest (0-3) y ante el Dinamo en Kiev (0-4). En el vestuario hubo quien destacó el buen ambiente en el grupo después de las dos goleadas sin el capitán. Messi, en cualquier caso, asegura que ya pasó el mal trago. “Ahora estoy bien y poco a poco vamos uniendo el vestuario”.

A Messi le habían quitado sus sociedades fuera del campo y también dentro. Si hasta uno de la vieja guardia le recordó, antes de un partido al observar el once, la diferencia que había entre la vieja plantilla y la actual: “¡Qué solos estamos!”. Pero el 10 se comienza a sentirse a gusto con Pedri, después de que la temporada pasada bendijera a Ansu Fati, sin importarle que dejara colgado a su hermano Rodrigo para fichar por Jorge Mendes, representante de Cristiano. El problema es que Fati y Pedri tienen 18 años, mientras que los llamados a abrazar al 10 en el campo parecen invisibles. Y, a sus 33 años, en el momento en el que más ayuda necesita, no encuentra socios. En las últimas tres temporadas, el club invirtió 394 millones, más 80 en variables en cinco futbolistas: Dembélé (105, más 40), Coutinho (120, más 40), Griezmann (120), Braithwaite (18) y Trincao (31).

A Dembélé lo persiguen las lesiones. Desde que fichó por el Barcelona en el verano de 2017, el extremo ha sufrido 10 lesiones, nueve musculares: 534 días de baja, 85 partidos perdidos. El francés está a punto de regresar al campo después de su último paso por la enfermería. “Hace días que se está entrenando con el equipo. En principio, estará en la convocatoria ante el Eibar”, explicó Koeman. En el Barça, Dembélé ha jugado 86 partidos y ha marcado 23 goles. Los casos de Coutinho y Griezmann son diferentes. Líderes en el Liverpool y el Atlético, respectivamente, su fútbol se apagó en el Camp Nou. A Coutinho parece que no hay quien le levante la moral. Koeman intentó mimarlo tras su cesión en el Bayern. “Me gusta mucho”, dice. El brasileño lleva 89 encuentros y 23 dianas en el Barça. Griezmann parecía haber hecho catarsis después de su entrevista con Jorge Valdano. “Necesito un poco de ayuda de todos, incluso de los periodistas”, pidió. Marcó en tres partidos consecutivos (Ferencváros, Dinamo y Osasuna) y lleva cinco goles en la temporada, pero Koeman lo dejó en el banquillo en Valladolid.

A Coutinho y a Griezmann, Koeman les pide gol, sobre todo este martes ante el Eibar (19.15, Movistar LaLiga), sin Messi. “Leo siempre es una baja importante por su calidad y efectividad”, dijo. Y miró al francés y al brasileño: “Necesitamos a otros jugadores que puedan estar en su mejor forma futbolística”. El técnico holandés, en cambio, no le pide a Braithwaite más que esfuerzo y que ayude a estirar al equipo. Poco se sabe de Trincao (18 partidos, cero goles), todavía medio asustado incluso en un Camp Nou vacío. Ausente el 10, el Barça necesita un paso al frente Trincao, Braithwaite y Dembélé, pero sobre todo de Coutinho y Griezmann, llamados a llevar el timón ante el Eibar.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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