Plea y Thuram, dos ‘gemelos’ al ataque
Los dos delanteros franceses, modernos, móviles y con remate, suponen la mayor amenaza del Borussia Mönchengladbach
El peligro y el gol del Gladbach hablan francés. En un equipo que ataca mejor que defiende y que intenta tener la posesión para lanzar en las mejores condiciones posibles a sus veloces transiciones defensa-ataque, Alessane Plea (Lille, 27 años) y Marcus Thuram (Parma, Italia, 23 años) son los últimos eslabones de una cadena bien engrasada. Dos delanteros modernos, móviles, con acierto rematador y facilidad, también, para jugar y dar el último pase.
Dos gemelos, pili y mili, que se complementan a la perfección gracias a su entendimiento prácticamente visual. Aunque cada uno tiene su rol en el funcionamiento colectivo, es muy normal verles intercambiar las posiciones y los cometidos. Se buscan con insistencia y priorizan jugar entre ellos antes de buscar opciones con otros compañeros.
Plea llegó al Borussia en 2018 procedente del Niza por 23 millones de euros. Lleva disputados 81 partidos, con 32 tantos y 21 pases de gol. En lo que va de temporada ha firmado siete dianas, cinco en la Champions (3 al Shakhtar y dos al Inter) y dos en la Bundesliga (Colonia y Friburgo). Tres de ellas en los dos últimos encuentros (Inter y Friburgo). En teoría es la referencia ofensiva del equipo, pero su dinamismo le permite aparecer por otras zonas del campo. Le gusta escapar de los centrales y el juego entre líneas. Baja a recibir, a veces hasta la divisoria, descarga y busca el área —cuatro pases de gol en la Champions, dos contra el Real Madrid—. Su tendencia es buscar a Thuram.
Hijo de Lilian, el central francés campeón del mundo y de Europa y que acabó su carrera en el Barcelona (2008), Markus Thuram pisa sobre las huellas de su padre y disputó con Francia los tres partidos de noviembre. Llegó el curso pasado al Borussia del Guingamp por tan solo nueve millones de euros. Diestro de pie, parte desde la posición de extremo izquierdo, pero en realidad es un delantero que domina todo el frente del ataque, incluido el área.
El curso pasado marcó 12 goles, 10 en la Bundesliga y dos en la Champions. En la presente lleva dos en cada competición, los dos europeos contra el Real Madrid y en el resto de encuentros ha dado una asistencia, confirmando la sentencia del seleccionador francés, Didier Deschamps, que acaba de confesar que por su personalidad se crece en las grandes citas. Su físico engaña. Es un falso-lento. Buena zancada. Regate en largo. Pronunciado sentido de la profundidad. No busca atajos, ataca los espacios en línea recta. Sus 192 centímetros le ayudan en el juego aéreo. De hecho, es uno de los desahogos del equipo cuando se ve presionado y no puede salir en ataque posicional.
Sommer, un portero delantero
El Borussia es uno de esos conjuntos que insiste, hasta no controlar bien los riesgos, con la salida del balón jugado desde su área. Su portero, el internacional suizo Sommer es el primer jugador. En el recuerdo está su error en el pase con el pie en el partido contra España que supuso el gol de Oyarzabal. Confianza no le falta para perseverar con sus dos centrales bien abiertos y con el mediocentro que baja en su apoyo. Los laterales se adelantan mecánicamente y en la zona de inicio forman triángulos de apoyo para asegurar la salida del juego.
Tácticamente, el Borussia se coloca en un 4-2-3-1 bastante versátil (4-1-4-1 con rombo en el centro del campo). Su recurso sobre la marcha, si el partido lo pide, es pasar a una defensa de tres centrales. Las transiciones defensa-ataque, rápidas y precisas, son su sello. Acumula cinco y seis jugadores por dentro y solo los laterales y Thuram, cuando comienza la jugada, cubren las bandas. Un buen equipo.
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