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Zidane, ante el abismo

El técnico francés se mantendrá en el puesto al menos hasta la cita con el Borussia Mönchengladbach de la próxima semana, crucial para el devenir deportivo y económico del Madrid

Zinedine Zidane, el martes en el partido contra el Shakhtar en Kiev.
Zinedine Zidane, el martes en el partido contra el Shakhtar en Kiev.DPA vía Europa Press (Europa Press)
David Álvarez

Después de la sacudida del desconcierto, el primer dedo siempre señala al entrenador. El martes en Kiev el temblor de la derrota ante el Shakhtar se sintió con intensidad de terremoto en el Real Madrid. Las primeras señales que escaparon de los círculos del alto mando apuntaban a Zidane en el tono de quien busca un escarmiento más que un arreglo. Dos horas más tarde, el Inter remontó y ganó en Mönchengladbach, y el arreglo de lo que amenazaba cataclismo se veía ya más a mano. Al Madrid le bastaba con algo que dos horas antes era insuficiente: ganar al Borussia el miércoles que viene en el Alfredo di Stéfano para pisar los octavos de final de la Champions por 25ª vez consecutiva, el único equipo que ha estado allí en todas sus ediciones.

“Nadie cuestiona a Zidane. Hay que saber esperar. Nos ha dado mucho, hace solo cuatro meses ganamos la Liga. Y él ha dicho que tenía fuerza”, aseguraban este miércoles fuentes cercanas a la dirigencia.

Pese al enfriamiento que otorga la perspectiva, el vértigo y el precipicio siguen ahí, según fuentes cercanas al día a día del trabajo en Valdebebas: “Zidane y los jugadores saben que se ha declarado el estado de alarma. Lo saben perfectamente”, dicen. El club se asoma a un abismo deportivo, reputacional y económico en el momento de mayor fragilidad financiera de las últimas décadas, al que precisamente este miércoles volvieron a ponerle números en los despachos. A las seis de la tarde se reunió en Valdebebas una junta directiva convocada hace un par de semanas para cerrar las cuentas del ejercicio 2019-20 y aprobar las del 2020-21 que presentarán a la asamblea de compromisarios del 20 de diciembre.

En el orden del día no figuraba Zidane, pero en realidad el francés estaba en todo. En las cuentas del curso pasado, el del estallido de la pandemia, el confinamiento y el título de Liga al salir del encierro: después de la rebaja salarial y la renuncia a las primas, el Madrid firmó números negros, 313.000 euros de beneficios, después de haber presupuestado 822 millones de ingresos y haber recibido 716. También en el presupuesto de este ejercicio, que la junta directiva fijó en 617 millones, cuando antes de la pandemia había proyectado que el club se encontraría ya en 900 millones.

Las consecuencias del partido del miércoles contra el Gladbach también las recogen las cuentas, que en los últimos ejercicios habían asumido que el equipo alcanzaría al menos los cuartos de final de la Champions. Ese logro la UEFA lo retribuye con 20 millones de euros: 9,5 por llegar a octavos y 10,5 por llegar a cuartos. A esto se pueden sumar los 2,7 millones que se recaudarían por la victoria en la fase de grupos necesaria para pasar a octavos el miércoles: 22,7 millones.

El camino de la Liga Europa al que abocaría el tercer puesto del grupo resulta mucho menos lucrativo y lustroso. Para compensar perderse los octavos de la Champions, es necesario alcanzar la final: solo sumando los premios de los dieciseisavos (0,5 millones), octavos (1.1), cuartos (1,5), semifinal (2,4) y final (4,5) se acumulan 10 millones.

Eso también está en juego el miércoles, cuando es incluso posible que, dependiendo de lo que suceda en el Inter-Shakhtar, el Madrid se quede sin nada, cuarto del grupo. ¿Entonces qué? “Ninguno conoce las consecuencias, porque no están escritas en ningún sitio”, apuntan desde Valdebebas. “Desde el presidente al último directivo quieren que Zidane continúe y que encuentre la luz”, dicen.

Dudas internas

El desconcierto del tropezón del martes, quinta derrota en 15 partidos, lo amplificó el ruido creciente de río revuelto que se siente en las últimas semanas en distintos estamentos del club. Desde arriba se han juzgado con disgusto algunas de las alineaciones dispuestas por Zidane: por muchos cambios, por pocos jóvenes, por descansos que no descifran, como el de Casemiro en la cita clave de Kiev. También hay una parte del vestuario que cree que, pese a que resultan necesarias, cuando las rotaciones son demasiadas desconciertan a algunos jugadores a los que impiden acumular confianza y dificultan la consolidación del bloque. Aunque también se muestran comprensivos por la acumulación de lesiones e infectados por coronavirus.

En la dirección de los desajustes del bloque apuntan también algunas de las suspicacias del alto mando sobre los métodos y la intensidad de los entrenamientos. La extrañeza alcanzaba el martes incluso a un analista del Shakhtar: “Defienden muy mal. Me parece que Zidane no trabaja mucho estas cosas”. Una fuente con acceso al vestuario del Madrid también atribuye a la falta de trabajo intensivo los desajustes en la presión, menos efectiva que el curso pasado. Aunque también recuerda que el calendario deja poco margen para estas cuestiones, entre viajes, partidos y jornadas de recuperación. “No podemos entrenar”, lamentan, según esta fuente.

Con este equipaje y el respaldo mayoritario de los pesos pesados de la caseta se asomará Zidane el miércoles al abismo pandémico del Madrid. ¿Y si caen en él? “Pues a lo mejor se irá él, ya se sabe cómo es. Ya se fue una vez”, sostienen fuentes conocedoras del sentir de los despachos.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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