El Valladolid supera a un diezmado Granada y sale del descenso
Los visitantes gestionan bien su ventaja ante los nazaríes, muy faltos de ritmo tras varios contagios
Tan iguales, tan distintos. El Granada y el Valladolid, dos de esos equipos sobre el papel llamados a pelear la salvación, se citaron en Los Cármenes con vidas opuestas. Los locales, un equipo alegre en la cresta de la ola de una permanencia holgada y una hasta ahora positiva travesía por Europa. Solo el coronavirus y sus múltiples contagios en la plantilla les han ralentizado el ritmo. Los pucelanos, con un pésimo inicio de Liga solo aliviado por el triunfo contra el Athletic hace dos semanas, bajo una consigna: volver a la senda de la sobriedad, sin dislates arriba y abajo, para seguir cogiendo aire.
Para llevarse la victoria, a los pucelanos les bastó la escasa mordiente granadina, que solo inquietó a Masip con algún balón aéreo que volvió a sembrar de fantasmas la memoria defensiva visitante, y el buen hacer ofensivo. Sergio repitió el once que venció a los leones y Guardiola, magnífico con sus movimientos, ofreció a Plano un regalo en el minuto tres. El zurdo se redimió de ese pésimo control y peor remate cuando moría el primer tiempo. El 7 colgó un gran balón que el 10 cabeceó para adelantar al Valladolid, superior en los primeros 45 minutos.
El paso por vestuarios elevó la presencia en las áreas y los de morado duplicaron su ventaja merced a Marcos André, también goleador la pasada jornada. El brasileño, que tiene por presidente al ídolo de todo delantero, Ronaldo, embocó, con la ayuda de las manos de mantequilla de Rui Silva, un pase profundo servido por Plano tras servicio, de nuevo, de Guardiola.
El Granada, tieso, notaba la anormalidad de varias fechas sin entrenar con todos sus efectivos, con varios confinados. Y acudió al rescate el balón parado, eterno recurso de los desvalidos. Duarte, solo, marcó tras un córner mal defendido por los vallisoletanos, que han recibido goles en todas sus citas. Opuesto devenir que hace unas semanas en Huesca, donde los oscenses igualaron un 0-2, pero con distinto mensaje desde el banquillo: presionar y llevar algo de peligro en vez de echarse atrás y rezar todo lo rezable. Surtió efecto. Jota, un talentoso internacional sub-21 portugués que no se había estrenado en el torneo, salió, robó, encaró y anotó como si llevara toda la vida dándole puntos al Valladolid, que sale del descenso y, por fin, respira a costa de un Granada víctima colateral de los estragos de la pandemia en este nuevo fútbol.
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