Un mal domingo lo tiene hasta Lewis Hamilton
Una sanción impide al británico igualar el récord de triunfos de Schumacher y la FIA prohíbe las reivindicaciones en el podio
El día en que todo parecía dispuesto para que Lewis Hamilton saliera a hombros del circuito de Sochi, el domingo se le cruzó al británico, que se fue de Rusia con un cabreo de mil pares de narices. La pole que se adjudicó el sábado le colocó en la mejor posición para sumar el que habría sido su séptimo triunfo del curso y el 91º de su hoja de servicios, una cifra récord que le hubiera colocado a la par que Michael Schumacher en esa estadística. Y, sin embargo, un error impropio de alguien de su categoría, un patinazo de novato, le impidió igualar la plusmarca del alemán, algo que de todas formas logrará más pronto que tarde.
Al salir de los garajes en dirección a la parrilla de salida, Hamilton llevó a cabo dos simulacros de arrancada en una zona no permitida que llevó a los comisarios a imponerle dos sanciones de cinco segundos cada una. El chico de Stevenage (Gran Bretaña), cumplió la penalización en su única visita a los garajes (vuelta 17) y a pesar de eso se las apañó para cruzar la meta el tercero. El ganador fue Valtteri Bottas, su compañero en Mercedes, mientras que Max Verstappen terminó el segundo. Carlos Sainz, por su parte, no pudo completar la primera vuelta al estrellarse contra el muro mientras trataba de reincorporarse a la pista. Ese fue el segundo de los guantazos que el líder de la tabla de puntos tuvo que digerir en Sochi. El primero se lo soltaron antes de subirse al coche.
Durante la ceremonia del podio del Gran Premio de la Toscana, los operarios de televisión reaccionaron rápido, probablemente después de recibir órdenes procedentes de los encargados de la realización del evento. Hamilton, ganador de la primera carrera de la historia del certamen celebrada en Mugello, subió al podio enfundado en una camiseta totalmente negra con una frase en letras blancas: ‘Arresten a los policías que mataron a Breonna Taylor’. El mensaje se refería al caso de una mujer norteamericana de 26 años, técnica en emergencias sanitarias, que murió como consecuencia de las heridas de bala que le provocaron los disparos de tres agentes de la policía de Louisville (Estados Unidos), que irrumpieron en su apartamento sin identificarse y se enzarzaron en un tiroteo con Kenneth Walker, el novio de Taylor. La reivindicación de Hamilton, que se ha posicionado dentro del paddock como el embajador más activo del movimiento Black Lives Matter, en contra del racismo, provocó una reacción inmediata por parte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA).
Como consecuencia de la escena protagonizada por el de Mercedes, los responsables del órgano que regula el campeonato analizaron el caso para determinar hasta qué punto los pilotos están en su derecho de llevar a cabo ese tipo de acciones. “No estamos mezclando política y F1. Esto son asuntos relacionados con los derechos humanos que estamos tratando de proyectar y dar a conocer. Hay una gran diferencia”, se defendió entonces la escudería de la marca de la estrella. La conclusión de la FIA se hizo pública este domingo, en un parágrafo añadido al apartado de procedimientos post-carrera: “A lo largo de la ceremonia del podio y de las entrevistas que se realicen una vez se haya terminado la prueba, los corredores que terminen en las tres primeras posiciones solo podrán llevar puestos sus monos de conducir, atados hasta la zona del cuello”.
El jueves, antes de visitar a los miembros de la FIA desplazados hasta Rusia para debatir su iniciativa en Mugello, Hamilton dejó claro que el mundo tiene que estar listo para este tipo de protestas y proclamas, porque los jóvenes cada vez las harán más evidentes. “Hasta ahora, la gente estaba de acuerdo con lo que se consideraba como norma. Pero, últimamente, el mundo y las jóvenes generaciones son cada vez más conscientes de la falta de igualdad y de la necesidad de cambio”, convino el multicampeón.
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