Spa saca lo peor de Ferrari

Si las seis primeras paradas del calendario ya dejaron claro que Ferrari no pasa precisamente por uno de sus mejores momentos, la séptima, este domingo (15:10 horas, Movistar Fórmula 1) en Spa Francorchamps, casi con total seguridad hará que la mayoría de seguidores de la marca de Il cavallino rampante no sepan dónde meterse. En lo relativo a la estructura de Maranello, el panorama ha dado un vuelco monumental en un año y no hay mejor indicativo de ello que los datos que arrojan las tablas de tiempo.

La temporada pasada, Charles Leclerc celebró en este monumental escenario su primera victoria en la Fórmula 1 tras salir desde la pole. Solo un milagro, y puede que ni eso, haría que él o Sebastian Vettel, su vecino de taller, ganen de nuevo. De hecho, si uno analiza las sesiones de ensayos de esta edición, concluirá que las opciones que tienen cualquiera de ambos de llegar hasta el podio son más bien pocas. Y no únicamente porque el monegasco arranque desde la 13ª plaza de la parrilla y el alemán desde la 14ª, tras ni siquiera poder clasificarse para la última criba de la cronometrada (Q3). La pole fue para Lewis Hamilton, que acumula tres de las últimas cuatro en Bélgica, a la vez que Carlos Sainz partirá el séptimo.

Mientras el resto de coches han dado un paso adelante, los monoplazas que conducen ellos son significativamente más lentos que los de 2019.Los dos Ferrari lideraron entonces todas las sesiones de ensayos, desde la primera tanda de libres hasta la cronometrada, en una demostración brutal de potencia. Este es un parámetro capital en Spa, sobre en el tramo del Raidillon y la subida hasta Les Combes, una rampa del 17% de desnivel en el que el acelerador se mantiene pisado a fondo durante más de 12 segundos. El último sector de la pista, antes de la variante que da acceso a la meta, también requiere mucho músculo. Pues bien, tanto Leclerc como Vettel se las han visto moradas estos días y seguramente tengan que enfrentarse a una de las carreras más desagradables de sus respectivas trayectorias. El SF1000 hace aguas en cada metro de asfalto, básicamente porque su motor no da más de sí después de la corrección de la normativa introducida por la Federación Internacional del Automóvil (FIA) en el último tramo del último curso.

En todos los ensayos, los tiempos de ambos han sido un segundo o más lentos que los que registraron hace doce meses. En la primera práctica de 2019, la mejor vuelta de Vettel, el más veloz de todos, fue 1m 44,7 segundos. El primer Ferrari en la de este año fue el de Leclerc, colocado el 14º tras detener el cronómetro en 1m 45,7 segundos, 1,2 segundos más lento que su compañero 12 meses atrás. Ese margen, décima arriba, décima abajo, se mantiene tanto en los siguientes ensayos libres, por más que el caso más clamoroso sea el del tercero, en el que Vettel finalizó el último de todos, a más de dos segundos del primero (Lewis Hamilton) y Leclerc, el 17º, a 1,8 segundos del británico.

“No logramos que las gomas trabajen como deberían hacerlo, de modo que ambos corredores se quejan de falta de agarre, tanto en frenada como en aceleración”, resume desde Bélgica Mattia Binotto, el director del equipo italiano. “Si no tienes agarre no puedes ir rápido en el segundo sector –el más revirado– y como consecuencia de ello eres lento en el resto del giro”, añade el ingeniero, que parece pretender desviar la atención hacia cualquier elemento que no sea el motor. La evidencia es demasiado clara en ese sentido si tenemos en cuenta que, al margen de los dos prototipos rojos, los dos Haas, que también incorporan unidades de potencia Ferrari, se habían metido entre los diez primeros puestos de la parrilla tanto en 2019 como en 2018. En este 2020 todos han desaparecido de allí junto a los caballos de sus propulsores.