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Messi-Bartomeu, pulso desde la distancia

Todavía sin aparecer, el presidente reta al jugador: si el argentino dice en público que él es el problema, está dispuesto a dimitir

Bartomeu junto a Messi en 2017, en la última renovación de contrato del argentino.
Bartomeu junto a Messi en 2017, en la última renovación de contrato del argentino.HANDOUT (AFP)

El Barcelona no se rinde y tampoco cede Messi. Ambas partes buscan argumentos para defender su causa en el contencioso abierto desde que el jugador anunció el pasado lunes mediante un burofax remitido a los servicios jurídicos del club su intención de abandonar el Camp Nou en contra de la voluntad del entrenador, Ronald Koeman, y de la directiva de Josep Maria Bartomeu.

El presidente está dispuesto a dimitir a cambio de que se quede Messi con dos condiciones: el rosarino debería decir públicamente que el problema para seguir se debía a la permanencia de Bartomeu en el cargo y que sus funciones las asumiría el vicepresidente Jordi Cardoner. Ante la dificultad de poder contactar con Messi, el presidente le retó a través de la prensa en una noticia confirmada por el club después de ser difundida por TV3.

Aunque no rebaja la presión de la oposición, que solicita la convocatoria de elecciones y la constitución de una junta gestora —diferentes grupos se reunieron ayer para estudiar la estrategia y discutir sobre la moción de censura planteada por el precandidato Jordi Ferrer—, Bartomeu gana tiempo y devuelve la pelota a Messi sin necesidad de aparecer en pantalla ni dar explicaciones en una jugada sorpresa después de varias horas de parálisis en el Camp Nou.

Messi no ha respondido todavía a pesar de que tiene previsto pronunciarse de acuerdo a las informaciones procedentes de Argentina. Las mismas fuentes aseguran que no hay marcha atrás en su decisión de irse del Barça y que su padre, Jorge Messi, ya habría negociado incluso las condiciones económicas de su contrato con el Manchester City. Ahora quedaría llegar a un acuerdo con el Barça.

Ni traspaso ni libertad

El club azulgrana ya ha insistido de todas maneras en que no acepta ninguna negociación: “Ni traspaso ni libertad, sino que queremos que continúe como pilar del Barça de Koeman”, reiteran desde las oficinas del Camp Nou. Hay expectación en el club por constatar si Messi acudirá finalmente el domingo a la Ciudad Deportiva Joan Gamper como un miembro más de la plantilla, convocada para las pruebas médicas antes de iniciar la pretemporada, ya con Koeman. Algunos empleados y también jugadores se preguntan por la reacción que tendrá el 10.

Hay diferentes sectores barcelonistas que presionan al rosarino para que cambie de opinión y consideran que su decisión no es irreversible, sobre todo por la estabilidad y bienestar que ha alcanzado en su casa de Castelldefels. Messi necesita conjugar los intereses deportivos y económicos con los familiares, no siempre coincidentes desde su llegada a Barcelona.

A sus 33 años, Messi parece ahora decidido finalmente a abandonar el Barça, sea cual sea la postura de Bartomeu porque ya no cree en el proyecto barcelonista, y fichar por un equipo competitivo que le permita aspirar a ganar la Champions y estar en forma para el Mundial de Qatar 2022. Al argentino le gustaría que fuera el Manchester City. Y, a tal efecto, contactó con Pep Guardiola. Las conversaciones apuntarían incluso a un próximo acuerdo a la espera de si median ofertas de clubes como el Paris Saint-Germain, que inicialmente descartó pujar por Messi.

El punto de discusión, sin embargo, es el precio a pagar por el jugador si el Barça no quiere negociar —la cláusula de rescisión de su contrato es de 700 millones—. El valor de mercado de Messi según Transfermarkt asciende a 112 millones, casi la misma cifra por la que hace dos temporadas salió Cristiano Ronaldo del Real Madrid a la Juve.

La situación económica del Barcelona es extremadamente delicada y a Bartomeu le espera una comprometida asamblea de socios compromisarios prevista para octubre si no cambian los planes del presidente del Barça. Bartomeu se ha empeñado en acabar su mandato, incluso después de la dimisión de seis directivos, la mayoría vinculados al sector económico y de control del club, especialmente el exvicepresidente Emili Rousaud. A efectos contables, su dimisión en caso de que Messi aceptara el reto del presidente, no afectaría al cierre del pasado ejercicio ni al próximo porque al frente del club quedarían sus dos personas de máxima confianza, como son Jordi Cardoner y Jordi Moix, ahora vicepresidente y responsable del Espai Barça.

El Barcelona necesita rebajar su presupuesto y la masa salarial, dos operaciones que pueden suponer 500 millones, y por tanto su política deportiva quedará nuevamente condicionada por la económica: no se esperan fichajes importantes si se exceptúa el del argentino Lautaro Martínez, del Inter.

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