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Piqué: “Hemos tocado fondo, es una vergüenza”

El central del Barcelona refleja la opinión de un vestuario devastado: “El club precisa cambios y si hace falta soy el primero en irme”

Jordi Quixano
Gerard Piqué, al finalizar el encuentro de cuartos de final de la Champions contra el Bayern (2-8).
Gerard Piqué, al finalizar el encuentro de cuartos de final de la Champions contra el Bayern (2-8).Rafael Marchante (AP)

Arturo Vidal miraba al suelo, Alba se cogía las medias, Lenglet observaba al infinito, Piqué no levantaba la cabeza y nadie decía ni pío, ni tan siquiera el capitán Messi, que, con los brazos en jarra y en el punto de cal del centro del campo, aguardaba a que llegaran sus compañeros para poner la pelota en juego tras encajar el séptimo gol. Después del octavo tanto —ambos de Coutinho, que no tiene sitio pero sigue siendo del Barça—, Suárez protestaba al aire porque ya nadie le miraba, Messi seguía en su sitio aguardando y solo Ansu Fati se resistía a la paliza, ingenuo, al correr a por el balón. “En Europa no competimos y en la Liga ya no nos da. No se puede enmascarar más”, resolvió nada más acabar el encuentro Gerard Piqué, voz del vestuario siempre que las cosas van mal dadas. No se quedó ahí.

Goles

El discurso del central fue rotundo, seco y realista. “Ha sido horrible, una sensación nefasta, una vergüenza. El club necesita cambios y no hablo del entrenador ni de los jugadores. Si se necesita sangre nueva soy el primero en irme. Hemos tocado fondo y nadie es imprescindible”, soltó al tiempo que apretaba las mandíbulas, enfadado como nunca porque sabe que este resultado irá por siempre ligado al Barça. “Es una derrota tremendamente dolorosa. Son muchos goles, pero el equipo se ha visto desbordado ante la contundencia del rival. Nos han superado en muchas facetas”, reconoció Setién con voz queda, ya desde la sala de prensa y con el gesto desencajado. No fue el único, pues al acabar el encuentro, solo De Jong, Griezmann y Jordi Alba se quedaron para felicitar a algún rival; también Suárez, que no perdió la ocasión de protestar al colegiado vete a saber qué tras encajar ocho goles como soles.

El adiós de Setién

Piqué, como Semedo y Ter Stegen, se marchó sin tender la mano a un solo rival del Bayern —Messi sí porque Gnabry fue a buscarle—, enfurruñado a más no poder. “¿Es un fin de ciclo?”, le cuestionaron al central azulgrana. “Sí, hay que hacer cambios estructurales”, resolvió, después de una temporada en la que el vestuario se las ha tenido con el presidente y su directiva en varias ocasiones, también con el director deportivo y hasta con el técnico. Setién, en cualquier caso, recogió el testigo: “Yo no voy a entrar en eso. Llevo ocho meses aquí, pero siendo Gerard Piqué y con los años que lleva en el club, seguramente algo tendrá de cierto. El Barcelona debe recuperar su identidad y es evidente que hay que cambiar. Lo que no sé si muchas o pocas cosas”.

Tampoco quiso entrar a valorar su futuro el preparador azulgrana, que no cuenta con la confianza del vestuario ni ya la del área deportiva. “Eso no importa ahora. Esta derrota es especialmente dolorosa por lo que supone para la afición y el club”, expuso Setién, aunque agregó: “Ahora está todo muy cercano para pensar en si sigo o no. No depende de mí. Hay que reflexionar sabiendo lo que supone una derrota tan humillante para el Barcelona”. Y, descompuesto, admitió: “Es que no hay un mensaje constructivo que pueda servir. El Barça es tan grande que esto le hace daño. Estamos todos frustrados. Hay que encajarlo y asimilarlo. Es inevitable y pensar que el futuro será mejor”.

Jornada negra para el Barcelona y silencio sepulcral en el estadio Da Luz, sin afición, como también en el vestuario azulgrana. No en vano, cuando los goles pasaron de la media docena, solo dos jugadores pegaron patadas y se lamentaron: Monchu y Araujo, del filial. Un despropósito jamás contado en la historia azulgrana.

Mejor se veía desde el lado del Bayern, apisonadora desde que llegara Flick, que suma 30 victorias por dos empates y una única derrota. “Este resultado nos da más confianza, más contra un equipo como el Barça. Pero no hemos ganado nada. Aunque con el nuevo entrenador hemos encontrado nuestro fútbol”, dijo Thiago. Tanto que desarbolaron al Barcelona y lo humillaron como nunca. “Hemos arriesgado más de la cuenta. Hemos presionado mucho, más que nunca porque sabíamos que su juego se basa en la posesión”, resolvió Coman. Y Thiago, consciente de quién tenía delante, apostilló: “Por respeto a los amigos y a los compañeros de profesión, solo voy a decir que son un gran club y van a dar la vuelta a esta situación”.

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