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La interminable ‘Liga del playoff’

El fracaso de la Copa de la Liga derivó en la temporada 1986-87 en una fórmula para hacer más taquillas. El Madrid fue campeón y el Cádiz se salvó del descenso en una ‘liguilla de la muerte’

Michael Robinson y Enrique Martín celebran un gol de Osasuna en la temporada 1986-87 / AS
Michael Robinson y Enrique Martín celebran un gol de Osasuna en la temporada 1986-87 / AS

Aquella Liga se extendió desde el 31 de agosto del 86 hasta el 30 de junio del 87, fecha límite de los contratos. Fue la mal llamada Liga del playoff, experimento que afortunadamente no prosperó.

Aquello tuvo un motivo previo: el pinchazo de la Copa de la Liga. Esta competición, de viejo arraigo en Inglaterra, no existía en España hasta 1983. No funcionó ni en taquillas ni en televisión, así que sólo duró cuatro ediciones. Dándole vueltas a cómo sacar más taquillas se parió la idea de alargar la Liga con esta fórmula: una vez concluido el calendario clásico, se creaban tres grupos de seis. Del primero al sexto jugarían por el título, del tredécimo al decimoctavo por la permanencia, y del séptimo al duodécimo por un puesto en un nuevo formato de Copa de la Liga, un triangular con los campeones de Liga y Copa.

No se partía de cero, sino con los puntos obtenidos en las 34 jornadas de Liga regular. El Madrid había sido primero, un punto sobre el Barça. El grupo lo completaban Espanyol, Sporting, Zaragoza y Mallorca. El Atlético, séptimo, cayó en la insulsa liguilla media, junto a Betis, Murcia, Valladolid, Real Sociedad y Sevilla. En la del descenso estaban Athletic, Las Palmas, Osasuna, Sabadell, Racing y Cádiz.

En la primera jornada el Barcelona empató en el Bernabéu, pero el Madrid se distanció con cuatro victorias consecutivas y se hizo con el título y el premio gordo: la clasificación para la Copa de Europa. El Barça, Espanyol y Sporting irían a la Copa de la UEFA. En la liguilla intermedia se impuso el Atlético, lo que le daba le clasificaba para la Copa de la Liga, donde había de tener como rivales al Madrid y a la Real, campeona de Copa. Pero, metidos ya en el 24 de junio, agotados de fútbol jugadores, directivos y aficionados, se mandó a paseo la Copa de la Liga.

Hubo, por cierto, un hecho curioso además de polémico. Sumando los puntos de la fase regular con los de la liguilla, el Atlético sumó 47, lo que le hacía cuarto en la clasificación acumulada. Pero eso no le daba acceso a la UEFA, pues los puntos obtenidos en su liguilla ante equipos de menor nivel que los de la de los seis primeros no podían tener el mismo valor. Hoy, cuando se mira en algún lugar la clasificación de aquel año, choca esa anomalía: el Atlético aparece séptimo con más puntos que el cuarto, el Sporting.

Por abajo hubo lucha cerrada, en la que al final ocuparon los tres últimos puestos Osasuna, Racing y Cádiz, este muy descolgado. Pero en vista del fracaso de esta nueva fórmula se cayó en que en esa búsqueda de más taquillas lo mejor sería matarla y ampliar la Liga de 18 a 20 equipos. Y así se decidió sobre la marcha que subirían, como estaba previsto, los tres primeros de Segunda (Valencia, Logroñés y Celta) pero sólo descendería el último de Primera. O sea, el Cádiz, con su sensacional cuan inconstante Mágico González.

Pero Manuel Irigoyen, presidente del club de la Tacita de Plata, un tipo que cortaba un fideo en el aire y que era vicepresidente de la Federación, arguyó que de haberse sabido que sólo bajaba uno y no tres, sus jugadores hubieran actuado de otra manera. Así consiguió que se improvisara una nueva liguilla, que se llamó Liguilla de la muerte, entre Osasuna, Racing y Cádiz. Y partiendo de cero. (A Michael Robinson, llegado esa temporada a Osasuna, aquella pirueta de Irigoyen le asombró tanto que acabaría, con los años, haciéndose fan y hasta accionista del Cádiz).

Se sorteó el 12 de junio. No había tiempo para jugar a ida y vuelta, así que cada equipo jugaría un partido en casa y otro fuera. Las fechas fueron el miércoles 24, el domingo 28 y el martes 30, día límite para la finalización de contratos, de manera que era impensable un desempate. Se decidió que tras cada partido hubiera lanzamientos de penaltis, para tener otro criterio en caso de empate a puntos y goles. El Cádiz afrontó la liguilla con nuevo entrenador, David Vidal, que sustituyó a Milosevic, dimitido cuando el descenso pareció seguro.

El primer partido fue Racing 1, Cádiz 1 (4-3 los penaltis para el Racing). El segundo Cádiz 1-Osasuna 1 (4-3 en los penaltis para el Cádiz). El Cádiz, que ha alcanzado el empate penando, con dos expulsados y un descuento de 13 minutos, se siente alborozado.

El día 30, Osasuna recibió al Racing, en el partido final. La Federación temblaba, porque si se repetía el 1-1 y Osasuna ganaba 4-3 en los penaltis, el empate sería total y no habría fechas para jugar más. Ganó Osasuna 2-0, el Racing se fue a Segunda y el fútbol, por fin, de vacaciones.

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