Celta y Betis firman tablas para la salvación
El equipo gallego distancia al Mallorca en seis puntos y los andaluces en nueve
El Betis quiere arreglar su avería, pero le cuesta encontrar las herramientas para hacerlo. Cinco puntos de 21 posibles en el regreso del campeonato alertan sobre sus problemas. Pero en Balaídos buscó entre su repertorio y encontró el valor de la porfía. La constancia le premió con un empate (1-1) que le supo sabroso porque llegó a él tras sobreponerse a sus defectos, pero también un tanto agrio porque en los minutos finales pareció tener la victoria próxima. Suman, en todo caso, Celta y Betis para alejarse de la quema. Acabarán la jornada un punto por encima del descenso respecto a como la comenzaron, a seis se quedan los gallegos, a nueve los andaluces. Y quedan doce puntos por dilucidar.
Dispuesto a restañar sus heridas, el Betis partió en Balaídos más agresivo que resolutivo, también menos solido que gaseoso. Acudió a buscar al rival, le encimó y le incomodó, pero durante bastantes minutos no entró en la zona de la verdad. Atrás hizo una de sus habituales concesiones y le costó cambiar el ritmo. El Celta estuvo más de una hora defendiendo una ventaja mínima, pero sin mayores apuros.
El partido se le había puesto de cara a los locales en una acción que pareció gemela a la que se sacó de la chistera Iago Aspas contra el Barcelona, una falta enroscada que salvó la barrera para trazar un recorrido inverosímil. Fue así, pero un poco más rebajado y con Nolito al volante, hábil para interpretar un mal posicionamiento de los dos rivales que debían tapar el flanco que no defendía Joel. El portero estuvo mal al situar el parapeto y abrió una rendija que aprovechó el espabilado delantero celeste. Antes ya había propiciado que se chutase ese castigo con una mala circulación de la pelota.
El marcador en contra es un quebranto para un equipo que desconfía. Ese es el Betis, que estuvo más cómodo acudiendo a la presión para recuperar la pelota que manejándola. Ahí se gripó ante el repliegue del Celta, poco brillante, pero muy trabajador. Y hasta con fortuna porque el VAR le rescató en otra acción que engrosa la polémica sobre las decisiones que se toman ante la pantalla. Tras el aluvión de penaltitos de las últimas fechas, González Fuertes rectificó su decisión de castigar un plantillazo en el área de Rafinha a Guardado. Otro extraño capítulo del videoarbitraje.
El litigio se produjo con poco más de veinte minutos por jugar. Para entonces el Betis ya había mostrado que tenía más perseverancia que fútbol. Y en el fondo, aunque faltase el sancionado Fekir, algo de talento tiene. El de Canales, por ejemplo. Su clase mezcló con la capacidad de tipos como Guido Rodríguez, que abarcó espacios y ejerció de escoba en la presión. Por más que no pegase ante la meta celeste, el Betis logró que se jugase en el campo de su rival y se reactivó con más desborde, el que incorporó al dar cancha a Pedraza, Joaquín y Tello. Aquella llegada reinterpretada de Guardado fue un aviso que el Celta no escuchó. Y tras la última pausa por hidratación regresó al campo con la toalla, defendió mal un centro de Canales y Feddal empató en una jugada que también debió ser repasada más de una vez en el monitor arbitral.
El partido se quedó sin respuestas. El Celta ya no tenía sobre el campo a Aspas, Nolito y Smolov. El Betis parecía tener la palabra, pero el punto en el bolsillo le animó a no alzarla. Se firmaron tablas. En realidad habían empezado a jugar el partido la noche anterior en Madrid. Allí perdió el Mallorca y así un punto tenía otro valor. “Fue un partido raro… pero un puntito”, resumió Nolito.
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