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Mikel Landa: “Estoy ante la oportunidad de mi vida”

“Tengo un equipo muy potente, con muchísimas ganas de crecer, mirando por mí, y estoy en el mejor momento de mi carrera”, dice el ciclista alavés, que lidera el Bahrein-McLaren

Carlos Arribas
Landa, en la contrarreloj de la última Vuelta a Andalucía, en febrero pasado.
Landa, en la contrarreloj de la última Vuelta a Andalucía, en febrero pasado.Luis Angel Gomez / Photogomezsport (BettiniPhoto©2020)

Seguramente hay mejor forma de iniciar un nuevo contrato que la de Mikel Landa (Murgia, Álava, 13 de diciembre de 1989), quien, al mes de estrenar el maillot colorido del Bahrein-McLaren, sufrió un atropello mientras se entrenaba, y dos meses y medio más tarde, como más de 3.000 millones de personas en el mundo, se olvidó de atropellos, coches y carreteras confinado en su casa en la compañía de un rodillo. Después de dos años en el Movistar compartiendo cabecera con Nairo y Valverde, es el comienzo del nuevo exilio del ciclista español que más expectativas despierta aún cuando aparecen las montañas en las grandes vueltas, su quinto equipo en 11 años de profesional después del Euskaltel (2011-2013), Astana (2014 y 2015), Sky (2016 y 2017) y Movistar (2018 y 2019). “Tengo un equipo muy potente, con muchísimas ganas de crecer, mirando por mí, y estoy en el mejor momento de mi carrera”, dice, mirando de frente al Tour (29 de agosto a 20 de septiembre) el corredor alavés en entrevista telefónica. “Tengo un montón de lecciones aprendidas y creo que estoy bien de madurez. Estoy con muchas ganas más de demostrar, de aprovechar este momento que viene ahora”.

Pregunta. Es fácil imaginársele las 10 semanas de confinamiento tachando días en el calendario...

Respuesta. Hemos ido pasando días, sí. Al principio no nos imaginábamos lo que íbamos a estar en casa, pero luego, al final, nos hemos llegado a acostumbrar.

P. ¿Llegó a estar tan desesperado como parecía decir un tuit que pasó en el que fingía destrozar con un hacha el rodillo en el jardín de su casa de Murgia?

R. No tanto, no, quise hacer algo divertido, sin más. Hay que estar al día, pero, bueno, no he llevado tan mal el rodillo aquí en el pueblo...

P. Porque usted, justamente, no es de los que disfrute con el rodillo...

R. La verdad es que no, pero, bueno, he tenido lesiones, clavículas, una vértebra... No era la primera vez que me comía unas semanas de rodillo y lo he llevado bastante bien.

P. Y le habrá dado apetito para comerse todas las montañas de alrededor ahora que puede salir de casa...

R. Y tanto. He disfrutado muchísimo de todos los rincones que tengo por aquí por el valle, de todas las subidas y bajadas, por el valle de Zulla, Amurrio, el pueblo de mi entrenador, Aritz Arberas, Orduña... He salido con la mejor primavera, cuando más bonito está todo y disfruto el doble, vamos... Estos primeros entrenamientos no son muy exigentes, pero están siendo muy gratificantes después de sesiones de rodillo de una hora o dos horas, el día que haces cuatro en carretera, aunque no sean muy intensas, se notan. Habrá que ir mejorando para encontrar el equilibrio en todos los aspectos que te hacen dar pedales.

P. ¿Y se ha sentido de forma tan mal como temía o peor después de 60 días de encierro?

R. Un poco como esperaba. Hicimos una planificación para mantener y hacer llevadero el rodillo, metiendo un poquito de intensidad y no me ha dejado mal punto, la verdad. Ahora hay que buscar una buena transición a la carretera y seguir trabajando.

P. Mentalmente, ¿cómo se siente ante la temporada que viene, con el Tour en septiembre?

R. Son tantas las ganas de volver a competir que me olvido del miedo al qué puede pasar con el virus. Estamos en buenas manos, hay mucha gente que mira por nosotros y seguro que si no hay garantías de que las posibilidades de contagio serán mínimas no nos dejarán participar. Ese aspecto lo dejo para otros y yo me meto en lo mío, que es querer volver a correr cuanto antes y carreras buenas. Tener un calendario mínimo.

P. O sea, hablamos del Tour...

R. Con el panorama que ha quedado hay que priorizar más aún los objetivos y desde principios de año el equipo y yo hemos trabajado con el objetivo de un buen Tour, y seguiremos ese camino.

P. Un Tour al que por fin llega como líder único de un equipo sin que la gente tenga que hablar de tricefalias o de gregarios frenados por el líder... ¿En su undécimo año de profesional ya alcanzó su destino?

R. Cuando empecé a andar en bici nunca corrí con la idea de llegar a esto algún día, pero, bueno, he tenido la oportunidad y, mira, hoy tengo un equipo muy potente que me puede ayudar y creo que juntos vamos a hacer alguna cosa bonita.

P. No es mal momento para estar solo, visto lo que se vive estos días y su propia experiencia ciclista: Carapaz contando que en el Movistar volaban los cuchillos, Froome con celos de Egan Bernal. La cohabitación de líderes se complica cada vez más, pero es inevitable. ¿Cree que es más porque los equipos quieren asegurarse siempre un plan B o porque los corredores prefieren ser líderes con red de seguridad?

R. Hay de todo un poco. Es difícil encontrar un gran equipo sin un líder ya... Hay tanta gente tan buen y tan cerca de ganar, y las diferencias son tan mínimas que cualquier gesto de un día te ayudo yo un poco más de la cuenta, otro día me ayudas tú... puede marcar la diferencia. Todos nos vemos capacitados por hacer algo interesante y todos peleamos por esa oportunidad.

P. Su carrera es un ejemplo de eso, claro: usted que tiene que frenarse para que Aru gane un Giro, a usted Froome no le permite subir al podio del Tour y que tiene que formar parte de la tricefalia Movistar con Valverde y Nairo y a quien hasta Carapaz le adelanta en el Giro... ¿Cómo habría sido su carrera si hubiera sido más líder en los tres equipos, Astana, Sky y Movistar?

R. Cada experiencia me ha aportado algo y me ha hecho llegar a lo que soy hoy. En Astana no podía ser de otra manera de cómo fue porque llegué allí de la desaparición de Euskaltel y siempre me sentí muy agradecido. El primer año confiaron en mí y me llevaron a Giro y Vuelta, y repetí el segundo. En el Giro me encontré más fuerte que Aru, pero yo iba allí a ayudarle, ¿no?, y desde el principio él tenía el compromiso de disputar la general...

P. Pero usted ganó dos etapas míticas en la memoria de Pantani, Mortirolo y Madonna di Campiglio...

R. Era la primera vez que rendía así en una gran vuelta y nadie confiaba en que pudiese ser así hasta el final. El equipo apostó por Aru y ya está. Y nunca le he dado más vueltas porque lo veo injusto incluso. Fue así porque así tuvo que ser.

P. ¿Con Froome?

R. El primer año en Sky no me salieron las cosas como quería; el segundo, una caída en el Giro me cambió los objetivos. Fui al Tour de rebote, a ayudar a Froome, y resulta que me encuentro muy, muy fuerte en la montaña. Tú quieres, pero has aceptado ir al Tour a ayudar y tienes que cumplir tu palabra...

P. ¿Y el tripartito del Movistar?

R. Los tripartitos, hemos visto que no han sido muy efectivos... Poco más. Mi experiencia en el Movistar ha sido muy positiva. A pesar de todo lo que haya podido parecer, yo estoy muy agradecido a mis dos años allí, a su forma de trabajar, a la gente que he conocido, compañeros y directores, que son de lo mejor que he visto en mi carrera. Y, desde un principio yo sabía dónde iba. Allí ya estaban Nairo y Alejandro cuando yo fui y no me puedo enfadar por eso. Que luego quería ganarme un poco más de confianza y tener mi oportunidad. sí. Ahora, mira, tengo una oportunidad nueva, sin ningún otro líder al lado para rebajar la responsabilidad, y a ver qué sale.

P. 30 años, 10 de profesional, cinco equipos diferentes… Imagínese que tiene delante de usted al chaval del Euskaltel de 21 años que maravilló al mundo ganando en las Lagunas de Neila en agosto de 2011. ¿Qué consejo le daría que eche de menos haber recibido?

R. Le diría que aprovechase un poco más algunas oportunidades, que el tiempo pasa rápido y, uffff, hay que aprovechar todos lo momentos, todos los momentos...

P. Contador no podía, pero usted sí que era Pantani, atacando en montaña con las manos abajo y ganado en solitario grandes etapas... ¿llegó a pensar que su carrera podría ser eso, la de un ganador de etapas reinas y construirse así, con unos fogonazos?

R. Pero los equipos ya no dejan... Todos los equipos quieren disputar el Tour, todos quieren generales, y es muy complicado quedarse en algo a medias, porque quizás ya no tenga la visibilidad o el reconocimiento suficientes para que los equipos se puedan permitir gente de ese nivel.

P. ¿Con qué hambre llega al Bahrein-McLaren, en el que ocupa la plaza de Nibali? ¿Necesita demostrar que en ningún sitio ha tenido la oportunidad de demostrar quién es al 100%? ¿Le da vértigo?

R. Cuando nos llevaron a visitar McLaren me di cuenta de lo que es McLaren... Hasta entonces lo oyes, fórmula 1... y tienes una idea, pero cuando me transmitieron su historia, su forma de trabajar, me di cuenta de lo que realmente era, y de que estaba ante la oportunidad de mi vida.

P. Y para que nada sea fácil, llega este punto decisivo en el año más extraño de su vida: el 1 de febrero le atropella un coche, solo puede correr la Vuelta a Andalucía, donde solo le puede Fuglsang, la víspera de la París-Niza le dice que nada por el coronavirus, y después, confinamiento y un Tour en septiembre...

R. Me llevé un susto el 1 de febrero, sí, y forcé para estar en Andalucía y después tuve que parar por las molestias. Pero me dio confianza verme adelante otra vez y me quedo con ese recuerdo. Y con ganas de volver a empezar.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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