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La encrucijada de Osasuna

Con el fútbol abocado a jugar a puerta cerrada, el club navarro tiene en curso la ampliación del Sadar en 6.000 asientos. La remodelación se hace a contrarreloj, con el objetivo de llegar a tiempo al centenario

Obras en el estadio de El Sadar, en Pamplona. / JESÚS DIGES (EFE)
Obras en el estadio de El Sadar, en Pamplona. / JESÚS DIGES (EFE)
Alejandro Ciriza

El próximo 24 de octubre, Osasuna cumplirá 100 años y el viejo Sadar, erigido en 1967 y con 53 temporadas a las espaldas, ofrecerá un aspecto radicalmente distinto. La descascarillada apariencia de la actualidad y el ladrillo envejecido darán paso a un recinto de perfil futurista que supondrá el lazo definitivo al centenario del club, desafiado por un presente incierto, trastabillado y a la carrera que plantea una verdadera ruta de obstáculos. “Lógicamente, no contábamos con una pandemia mundial y este escenario de tanta incertidumbre, así que ahora trabajamos a contrarreloj para que, dependiendo de las circunstancias, todo salga según habíamos planeado”, trasladan desde la entidad.

Hace algo más de un año, el proyecto Muro Rojo-Harresi Gorria fue elegido por los socios y desde junio las obras han ido cambiando la fisionomía del estadio, que aumentará su aforo en 6.000 espectadores –de los 18.375 espectadores de ahora pasará a tener 23.550– y contará con un nuevo anillo metálico que sellará el campo por las tres gradas que actualmente tienen una altura inferior. En esa ampliación se ubicarán aquellos aficionados que deseen trasladar su asiento y esos otros que se den de alta como nuevos socios. Es decir, Osasuna quiere crecer, pero la realidad le ofrece viento en contra y el horizonte no es demasiado halagüeño.

“Se ha juntado un poco todo. En breve comenzaremos con la campaña de abonados y teníamos previsto vender todas esas nuevas localidades y reasignar los asientos, pero esta incertidumbre no acompaña. De hecho, parece que lo más probable es que cuando se reanude la competición se hará sin público”, lamentan desde los despachos, confiando para el día de mañana en el arraigo de una masa social que históricamente siempre ha respondido –Osasuna es uno de los cuatro clubes españoles que no son una Sociedad Anónima Deportiva, junto a Barcelona, Athletic y Real Madrid– y que observa con recelo el desarrollo de los acontecimientos.

A esa inquietud se une el de la demora en la remodelación, puesto que las restricciones establecidas en el estado de alarma interrumpieron la reforma durante dos semanas, franja que deberá ir recuperándose sobre la marcha. “Estamos a un 40 ó 50 por ciento”, estima Diego Fernández, del estudio OFS Architects, ganador del proyecto. “Sí o sí, tiene que estar terminado para el 24 de octubre y ahora tratamos de recuperar el tiempo perdido. No sabemos hasta qué punto va afectarnos todo esto. Tampoco sabemos cuando volverá el fútbol, así que mantenemos nuestro plan y vamos adaptándonos a la situación. A priori, si se juega a puerta cerrada podríamos compensar los problemas que estamos teniendo”, añade el arquitecto.

'Muro Rojo', recreación de la futura imagen del Sadar. / OFS ARCHITECTS
'Muro Rojo', recreación de la futura imagen del Sadar. / OFS ARCHITECTS

Se añade también el hecho de que algunos de los proveedores son extranjeros (Italia y Luxemburgo), de modo que están produciéndose retrasos en la recepción de algunos materiales como los policarbonatos o las chapas de la fachada. “No sabemos exactamente cómo van a responder esas empresas, pero aun y todo somos optimistas. Haremos todo lo posible para llegar a la fecha”, agrega Fernández, mientras la constructora (VDR Construcciones) cruza los dedos y la planificación del club para el centenario se encuentra entre interrogantes.

“Todo esto afecta a muchas cosas, desde el diseño de la camiseta hasta los patrocinadores, pasando por el tema de los abonos y las reubicaciones obligadas [hasta 700, se calcula]. Está todo preparado, pero en stand by”, transmiten desde Osasuna, que retornó a Primera División en mayo del año pasado –suma 38 campañas en la máxima categoría– y en cuyo programa para la 2020-2021 figuran actos especiales como un partido ante un equipo de relumbrón, exposiciones fotográficas, un ciclo de conferencias o reunir a varios artistas para un concierto.

Hace tres semanas, el club anunció que había llegado a un acuerdo con jugadores y técnicos para rebajar un 20% los salarios (alrededor de 4,5 millones de euros) en el caso de que no se disputen las 11 jornadas restantes. De esta forma, a diferencia de otras entidades Osasuna esquivó aplicar un ERTE y si la pelota vuelve a rodar y se finaliza LaLiga mantendrá íntegramente las fichas de los profesionales. “Son tiempos difíciles para todos, pero saldremos de esta”, cierran desde Pamplona mientras se intensifican las obras, el volcánico Sadar va transformándose y su hinchada apela, como siempre, a su querido San Fermín.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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