La angustia del PSG por la remontada: aislamiento, cena en el restaurante de Verratti y un hotel en París
Después de tres eliminaciones seguidas en octavos, los jugadores hacen piña en varias reuniones y se concentran excepcionalmente la noche antes de intentar levantar el 2-1 de la ida contra el Dortmund
El viernes pasado, durante un breve vuelo de unos 400 kilómetros entre París y Estrasburgo, apenas una hora, la expedición del PSG recibió una noticia prosaica que le provocó una contrariedad formidable. El partido que se dirigían a jugar al día siguiente contra el undécimo clasificado de la Liga quedaba suspendido por la crisis del coronavirus. La inquietud no provenía de la epidemia, sino que refleja la angustia institucional con la que vive el club desde el sorteo de los octavos de la Champions los emparejó con el Borussia Dortmund, que los tiene a un paso de otra desilusión europea tras derrotarlos en la ida (2-1). Desde entonces se han sucedido en París los movimientos desacostumbrados: cancelaciones de compromisos con medios, cenas de equipo y una inusual concentración el martes por la noche en un hotel de la ciudad.
El cuerpo técnico otorgaba una gran importancia al duelo con el Estrasburgo. No por el desarrollo del campeonato, que el PSG lidera con 12 puntos de ventaja sobre el Marsella, sino por el engranaje del propio grupo. “El equipo no está jugando muy bien”, apuntan fuentes del club, que recuerdan también el escaso rodaje de Neymar, del que se quejó el propio jugador. “Es difícil tener ritmo cuando estás cuatro partidos sin jugar. Yo no tomé esta decisión, fueron el club y los médicos”, lamentó el brasileño el 19 de febrero, al volver de su última lesión.
El equipo no carbura, Mbappé es duda para la vuelta de este miércoles en París (21.00, Movistar Liga de Campeones) y cualquier contratiempo aparece con el tamaño de un mundo después de tres tropezones consecutivos en octavos de la Champions. También que se vean obligados a remontar el 2-1 de la ida a puerta cerrada por el coronavirus. “Ahora tenemos otra situación extraña, porque vamos a jugar sin espectadores. En un partido de esta importancia, son muy importantes para crear una atmósfera especial, tensión, presión sobre nuestro rival”, dijo este martes Thomas Tuchel, el entrenador. “No es justo. Quizá deberían eliminar el valor doble de los goles fuera de casa”, bromean desde el club, donde calculan unas pérdidas de unos cinco millones de euros por jugar a puerta cerrada.
El gigantesco proyecto parisino financiado con capital catarí se ha estrellado en Europa con un estrépito a la altura de la inversión. Hace tres años, después de ganar al Barcelona 4-0 en París, cayeron eliminados en el Camp Nou (6-1) tras una prodigiosa actuación de Neymar, al que reclutaron para el curso siguiente. Pero también cayeron, esta vez contra el Real Madrid y con el brasileño lesionado.
El recuerdo más fresco, la temporada pasada, también tiene a Neymar fuera del campo, también lesionado. Después de derrotar al Manchester United en Old Trafford (1-2), recibieron en París a un conjunto inglés mermado, repleto de entusiasmo juvenil, que jugó a la desesperada y volvió a dejar en la cuneta al lujoso gigante, de penalti. En el minuto 94.
Todos los fantasmas de los fracasos de octavos regresaron a los campos de entrenamiento de Ooredoo incluso antes de que jugar la ida en Dortmund. Con las celebraciones del 50 aniversario del club también en el horizonte, escogieron la introspección y cancelaron entrevistas y otros contactos de los jugadores con el exterior. Bajo esta tensión creciente, perdieron la ida en Dortmund el 18 de febrero (2-1), en un partido que dejó serias dudas sobre el planteamiento de Tuchel, el primero en la rampa de salida del club en caso de nuevo hundimiento en octavos.
Desde entonces, la plantilla trató de juntarse. Tres días después coincidieron varios en la fiesta conjunta de los cumpleaños de Di María, Icardi y Cavani. Recibieron muchas críticas, por la cercanía del festejo a la derrota, pero defendieron la necesidad de estrechar vínculos en un momento tan complejo. Tres días más tarde volvieron a reunirse, esta vez para cenar en el restaurante de Marco Verrati, la Trattoria Giusé.
Y también lo han hecho en la noche de este martes. Para pasarla juntos en un hotel desde el que ir este miércoles juntos al Parque de los Príncipes para jugar un partido que puede marcar el futuro del gigantesco proyecto del PSG y el de sus rutilantes estrellas, siempre bajo el deseo del mercado. El año pasado, para enfrentarse al Manchester United, llegó cada uno por su cuenta al estadio en el que terminaron despeñados.
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