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Equipo Movistar, generación X

Enric Mas y Marc Soler liderarán con Valverde la reinvención del equipo de Unzue, que cumple 10 años con Telefónica

Carlos Arribas
Las plantillas femenina y masculina del Movistar 2020.
Las plantillas femenina y masculina del Movistar 2020.David Fernández (EFE)

Equis como el 10 de los romanos o como la incógnita ardiente de los matemáticos.

Equis, como los 10 años de la M de Movistar en el pelotón; equis, como los interrogantes que hay que despejar con una plantilla de 28 corredores, de la que la mitad, 14 justamente, son nuevos, en el mejor equipo de España y uno de los mejores del mundo, y solo 15 de entre ellos son españoles, y está Valverde por encima de todos, claro, y sus 40 años en abril, y su sueño olímpico, pero en la sede de Telefónica, donde se presenta el equipo para 2020 y donde su presidente, José María Álvarez Pallete, les recuerda a todos que portan “lo más sagrado de la empresa, la marca”, no están ni Nairo (Arkea) ni Carapaz (Ineos) ni Landa (Bahréin), los pesos más pesados los últimos años.

Y tampoco está Campagnolo, el último vínculo del equipo con la cultura italiana y cuyos talleres en Vicenza, los que construyó el viejo Tullio, los admiraban los ciclistas con la misma adoración con la que los católicos reverencian a San Pablo en el Vaticano.

Al fabricante que inventó el desviador y el cierre rápido de las bicis hace más de 80 años le sustituye SRAM una empresa fundada en Chicago hace 30 años por tres amigos Scott, Ray y Sam. A Landa, el alavés que en sus dos años en el equipo nunca se expresó plenamente; a Carapaz, el ecuatoriano que ganó el último Giro, y a Nairo, el colombiano que ganó el Giro y la Vuelta con el maillot de la M, y subió tres veces al podio del Tour, a los tres, les sustituye Enric Mas, un chaval de Artà, Mallorca que liderará, junto a Marc Soler, la renovación, el otro vuelta a empezar de un equipo que en sus 40 años de vida bajo diferentes denominaciones no ha cesado de reinventarse cada pocos años, y comienza de cero la tercera década del siglo XXI. “Con los viejos y los nuevos estamos muy ilusionados”, dice Eusebio Unzue, el patrón. “A Mas y a Soler les hemos puesto al frente con la idea verlos crecer con Valverde, de que aprendan a ser líderes en solitario”.

Sin envidias entre amigos

Ninguno de los tres correrá el Giro. Será en el Tour donde la afición mida a Mas y a Soler, dos amigos que en 2020 cumplirán 25 y 27 años, respectivamente, y que prometen, solemnemente, que entre ellos no habrá celos ni envidias, ni discutirán sobre pejiguerías tales como quién es el líder, quién manda. “No nos engañemos”, dice Mas, el recién llegado. “Aquí el único líder es Valverde. Yo, además, me llevo muy bien con Marc desde hace muchos años. Comemos muchas veces juntos, nos entrenamos juntos en Andorra, nos divertimos juntos. Cuando se nos vea juntos no será porque nos lo pidan los de imagen, sino porque nos gusta estar juntos”. Y Soler asiente y aumenta la apuesta. “Y también nuestras parejas se llevan muy bien”, dice, y para que quede claro en la presentación le toma el pelo a Mas y bromea sobre cómo solucionará su alopecia con un viaje a Turquía, y, a cambio, recibe de Mas un recordatorio del episodio de la Vuelta en Andorra, cuando le fastidió tener que pararse para ayudar a Nairo.

Todo, bromas de dos buenos amigos, dos viejos conocidos, en un equipo de amalgama, 11 nacionalidades diferentes en el equipo masculino, siete corredores de menos de 23 años, jóvenes promesas de Idaho, Dinamarca, Colombia, Alemania, Reino Unido o Suiza. “Alguno de los directores ha tenido que estar memorizando cromos esta mañana para poner nombres a las caras”, reconoce uno de los técnicos del equipo, y a Unzue no le parece chocante que le digan que parece que se ha completado la plantilla comprando ciclistas por Amazon, viendo fotos, palmarés en ficheros, edades, tallas, pesos, características generales, clicando y añadiendo piezas a la cesta.

“Es el signo de los tiempos, la globalización”, dice el responsable máximo del equipo. “Estamos en una liga mundial del ciclismo, no en una cosa doméstica. Todos nuestros sponsors y proveedores, salvo Telefónica, son extranjeros, y hay que pensar en ellos. Pero que nadie olvide que nuestro líder siempre será español. Esa será siempre nuestra mayor identidad”. Y, Valverde, un niño feliz con su maillot blanco de campeón de España, sonríe, y dice que lo que a él le hará feliz de verdad cuando cumpla los 40 años, en 2020, será ganar en julio la carrera de los Juegos Olímpicos a la sombra del Fujiyama.

Por entre tanta gente revolotea Iñigo Elosegui, quizás el mayor símbolo del Movistar X. El ganador del Valenciaga lo tiene todo, hasta las raíces que los buenos aficionados siempre exigen. Es vasco, es nuevo, es joven (21 años), es bueno, se muere por los anime y otras expresiones japonesas de cultura popular y, encima, es el nieto de Momeñe, uno de los históricos del Kas y el Fagor de los 60, cuarto en el Tour del 66.

Como siempre en Telefónica, el equipo femenino y el masculino se presentaron conjuntamente. Será el tercer año de las mujeres de Movistar que, como los hombres, estarán en la categoría más alta del ciclismo mundial, el WorldTour. Y también como entre los hombres, entre las mujeres se han producido renovación y globalización. Entre las 11 corredoras de seis nacionalidades ya no está Mavi García. La riojana Sheyla Gutiérrez es la líder.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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