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La Masia le tapa la boca al Inter

Los tantos de los canteranos Carles Pérez y Ansu Fati abaten al líder de la Liga italiana, que se queda fuera de la Champions

Ramon Besa
Ansu Fati, felicitado por Todibo, tras su gol en el Giuseppe Meazza.
Ansu Fati, felicitado por Todibo, tras su gol en el Giuseppe Meazza.ROBERTO BREGANI (EFE)

El Inter de Conte, el líder de la Liga italiana, el mismo que domina a la Juve de Cristiano Ronaldo, se cayó de la Champions. El gatillazo neroazzurro fue tremendo porque agonizó en su estadio ante un rebajado Barça. No necesitaron los azulgrana de Messi sino que les alcanzó con una versión tan desfigurada como resultona para cerrar su clasificación con una victoria mayúscula firmada por Ansu Fati, un juvenil de 17 años y 40 días, el goleador más joven de la Copa de Europa. El Barcelona cuenta con más plantilla y mejor equipo que el Inter. Y dispone de La Masia.

El Inter, que tiene más autoestima que fútbol, fue Lautaro Martínez y a ratos Lukaku. Insuficiente para batir a un espléndido Neto y superar los goles de dos juveniles muy revoltosos que recuperaron el protagonismo perdido después de un espléndido inicio de LaLiga: el debutante Carles Pérez y el novato Ansu Fati. Ya clasificados y liberados, los barcelonistas supieron jugar con la ansiedad de un Inter que necesitaba firmar el mismo resultado que el Borussia Dortmund. Los alemanes ganaron por los pelos al Slavia (2-1). Los italianos simplemente se lamentaron por los goles anulados a Lautaro Martínez.

Aunque la alineación era difícil de cuadrar, a Valverde le salió un once extraño y un dibujo desacostumbrado, solo aplicables a un partido único y de mínimos como el de Milán. A partir de una zaga de tres centrales, provocada por el duo Lukaku-Lautaro, el trío de medios se juntaba con los laterales y en la delantera formaba un dúo sorprendente: Griezmann y Carles Pérez. No había más que tres titulares: Lenglet, Rakitic y Griezmann. Así que no se sabía a qué jugaría el Barça ni a qué le dejaría jugar el Inter pese a que coincidir en el esquema: 3-5-2. Ni siquiera había la expectativa de ver a Riqui Puig, descartado por el técnico, respetuoso con la jerarquía del Camp Nou. La respuesta fue superior a las expectativas, consecuente en cualquier caso con el nombre del Barça.

A falta de Riqui, el partido giró alrededor de Aleñá, un buen centrocampista de la Masia. El volante, pendiente de cesión en el mercado de invierno, habilitó a Carles Pérez, cuyo disparo fue rechazado en una estupenda intervención por Handanovic, y posteriormente perdió un balón que acabó a pies de Lukaku, neutralizado en un buen escorzo por Lenglet. El Inter parecía más familiarizado con el plan de partido que el Barça. A los azulgrana, en cambio, les costaba superar la presión del rival y tirar la línea de pase, siempre pendientes de conectar con Aleñá y de los desmarques de Carles Pérez.

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Las llegadas del Inter fueron claras al inicio por la tibieza de Umtiti. Neto estuvo muy atento en dos intervenciones antes de que reapareciera el debutante europeo Carles Pérez. Griezmann coló el balón al área para Vidal, tocó Godín y el extremo remató a la red de Handanovic. No hay futbolista más alborotador que Vidal y se sabe también del poder ofensivo de Carles Pérez. Los barcelonistas tomaron el balón y sometieron durante un rato al Inter. No necesitaban presionar sino que les alcanzaba con tocar y profundizar en un partido divertido, al ritmo que quería Aleñá, resuelto en las transiciones y en el toque, más protagonista que cualquier medio del plantel de Conte. El Inter acusa la ausencia de Sensi. A pesar del esfuerzo de Borja Valero, no tiene medios para conectar con Lautaro y Lukaku.

El argentino tardó en entrar en juego y exigir a Neto. A la media hora apareció en una jugada preciosa por la manera en que pinchó la pelota y remató a la portería del debutante meta del Barça. Lautaro no paró hasta que empató Lukaku. El delantero fichado del Racing y seguido por el Barça descargó de espaldas al arco una pelota servida desde la divisoria, aguantó la entrada de Todibo y la sirvió para el gatillo del internacional de Bélgica.

Al Inter le valía el empate porque también igualaba el Borussia. Y decidió vivir más pendiente del marcador que del juego para suerte del Barça, al que ni le iba ni le venía nada en el partido, cada vez más pancho con el cuero, afilado por Carles Pérez. El partido solo viró cuando marcó el Borussia y entró en combustión Lukaku. La carga de Lukaku y las excelencias de Lautaro provocaron el repliegue del Barça. A los italianos les faltó entonces claridad y precisión, defecto que provocaron las contras del Barça.

El partido quedó abierto hasta que salió Ansu Fati. El delantero, futbolista de momentos, nunca pasa inadvertido sino que tiene ángel para ser figura cuando el contexto le favorece como en Milán. Ansu se apoyó en Luis Suárez para firmar un gol récord de precocidad y acabar con el Inter. Venció el Barça el día en que no necesitaba el triunfo y perdió el Inter la noche en que precisaba la victoria. La tensión y la exigencia ahogaron al Inter mientras la relajación beneficiaba al Barça. Los suplentes se ganaron el beneplácito de unos titulares a los que les aguarda la Real y el Real en LaLiga, el torneo al que no le queda más remedio que agarrarse a Conte. Ya nadie más se quejará en Milán por la ausencia de Messi. La Masia tapó la boca al Inter.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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