Óscar hace creer al Leganés
Dos golazos del mediapunta encarrilan el duelo ante un Celta que solo reacciona con su acometida final
En su todavía corta carrera, a Óscar Rodríguez no le ha dado tiempo a acumular demasiada fama, pero lo cierto es que posee uno de los mejores golpeos de LaLiga. De su pie derecho salieron los dos goles del Leganés que encarrilaron el duelo ante el Celta. Dos maravillas, muy diferentes entre sí, que, junto a un tercer pepinazo de Kevin, sacan al Leganés de la última plaza y le hacen creer que se puede salir del agujero cuando todo pintaba negro. Mal color tiene también el Celta, que había ganado algo de moral con la llegada de su nuevo entrenador, Óscar García, pero que en Butarque enseñó su cara más pusilánime pese a su corajuda reacción final con diez hombres.
Es exagerado hablar de finales cuando quedan más de 20 partidos por jugar, pero el Leganés necesitaba los tres puntos como el comer. La segunda victoria del campeonato deja a los de Javier Aguirre totalmente vivos en lo deportivo y en lo anímico tras semanas de buenas sensaciones y pocos puntos. Ante el Celta se dio 70 minutos de festín, aunque acabó sufriendo ante el equipo gallego, que opuso poca resistencia salvo en su desesperado ataque final. Antes de eso, se supo que comparecieron en Butarque porque había algunas camisetas granates, aunque siempre parecieron menos que las blanquizaules de los locales.
El panorama no era el idóneo para el Lega, con déficit de centrales y ningún carrilero diestro. Bustinza pasó a la banda y Jonathan Silva se acopló en la línea de tres de la defensa con Tarín y Awaziem. Nada importó a los de Aguirre, que se comieron al Celta de principio a fin. Awaziem mandó un cabezazo al larguero minutos antes de la primera genialidad de Óscar. Una falta en la frontal que necesitaba la precisión de un relojero para eludir la barrera fue la primera excusa del mediapunta pepinero para lucirse. El balón entró por la escuadra tras un sutil toque.
El segundo gol fue muy distinto. Óscar condujo unos pocos metros antes de engatillar el balón desde fuera del área. El cuero hizo tal extraño en el aire -una folha seca dicen los brasileños- que dejó al meta Rubén espantando moscas con la mano. Con dos disparos Óscar demostró que le da igual pegarle a la pelota con mimo o con violencia, el resultado siempre es dañino para el portero.
Mientras, el Celta no reaccionaba. Por minutos se veía asediado por la marabunta blanquiazul, empotrado contra su portería sin apenas poder respirar. Cuando el Lega daba un paso atrás y defendía en su campo, los de Óscar García tocaban y tocaban sin ninguna profundidad. Cuando el balón tomaba dirección vertical, siempre caía en la red defensiva de los locales.
El descanso tampoco insufló nuevos ánimos en el Celta, que salió del vestuario tan flojo como entró. Braithwaite se plantó en la frontal sin oposición y su disparo exigió una buena parada de Rubén Blanco. No hubo respiro porque en la continuación de la jugada el balón llegó a Kevin Rodrigues, cuyo chut lejano se coló tras tocar en el poste.
Butarque era una fiesta que ni siquiera aguó el tanto de cabeza de Araujo porque poco después el Toro Fernández fue expulsado por soltar un brazo en un salto con Tarín. Quedaban 20 minutos y parecía que ambos equipos se limitarían a dejar pasar el tiempo, pero un gol de Iago Aspas tras una jugada individual convirtió el final del partido en una ensalada de nervios para el Leganés. Ahí sí que aparecieron los fantasmas de un equipo en situación precaria que respiró con el salvador pitido final.
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