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El pozo sin fin del Deportivo

El primer campeón del milenio es hoy el colista en Segunda División tras ganar un partido en 15 jornadas e inmerso en una volcánica situación deportiva, institucional y social

Samuele Longo, delantero del Deportivo, durante el partido que jugó contra el Málaga en Riazor.
Samuele Longo, delantero del Deportivo, durante el partido que jugó contra el Málaga en Riazor.RCDEPORTIVO

El primer campeón de Liga del milenio es hoy el colista de Segunda División tras ganar apenas en la primera jornada de las quince disputadas. El Deportivo, a cuatro puntos de los puestos de permanencia y ya a trece de los de promoción de ascenso, toca fondo entre la perplejidad de su gente, que ya ni se aplica los paños calientes que le ofrecen tras cada fiasco. “Fue mi mejor partido con el Dépor”, sentenció, entre el generalizado estupor, el técnico Luis César tras su quinta experiencia en un banquillo por el que han pasado ocho entrenadores en tres años. El Elche le había ganado 1-3 en Riazor, donde se congregaron 11.690 espectadores. El club tiene más de 22.000 socios, así que no es complicado deducir que en torno a la mitad de los abonados prefirieron no acudir al estadio. Cuando el árbitro pitó tres veces el feudo coruñés estaba despoblado.

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El Deportivo está en una tormenta perfecta. Tras dejar pasar la opción del ascenso en el último partido de la pasada temporada, el director deportivo Carmelo del Pozo se aplicó a reconstruir un plantel para el que disponía de menos dinero. A estas alturas ya es evidente su fracaso. Primero en la elección del técnico, Anquela, destituido tras apenas diez partidos; después en la de la mayoría de los refuerzos, que apenas aportan, paralizados además por tener que manejarse en una situación que ninguno de ellos esperaba. El sexto clasificado en la tabla del tope salarial (11,3 millones), es el último en la de los resultados deportivos. Y en subsiguientes palos de ciego ocurre que varios de los jugadores más talentosos o con mayor sueldo, los que deben tirar del carro, pasan las jornadas en blanco: Borja Valle salió a jugar contra el Elche desde el banquillo, Gaku Shibasaki y Vicente Gómez allí se quedaron, como en las dos últimas salidas a Fuenlabrada y Santander. Samuele Longo estaba descartado en la grada. Tampoco se habían ganado antes el puesto, precisamente. Luis César suma dos puntos de quince posibles en su breve periplo en el club. El sustituto de Anquela no era el favorito de Del Pozo, que apuntaba a un perfil como el Óscar Fernández, que el pasado ejercicio dirigió al filial del Atlético y en este acabó descabalgado del Almería antes de comenzar la temporada.

En lo institucional el club está en el diván. El presidente Paco Zas llegó al cargo el pasado mes de mayo tras lograr el apoyo de su predecesor, Tino Fernández, que detentaba en torno al seis por ciento de las acciones y que después de anunciar su adiós fue el que recibió la confianza por parte una mayoría de pequeños propietarios (el Deportivo tiene 25.333 accionistas) para que se decantase en el sentido que estimase más conveniente. Lo que estimó fue que Zas tomase el poder y no Fernando Vidal, que había sido su mano derecha durante casi cuatro años y el responsable de la parcela deportiva del club. Ahora se le identifica como una alternativa y recibe el apoyo de bastantes de los que antes le vituperaban. Mientras tanto Zas ya ha valorado la posibilidad de irse.

Fernández se había marchado tras un quinquenio en el que el club había pasado cuatro campañas en la máxima categoría. Lideró una gestión que rebajó en más de 60 millones de euros la deuda concursal de la entidad y, lo que es más vital en una situación como la actual, después de obtener un crédito de 45 millones de euros por parte de Abanca para zanjar la mochila que mantenía el club con la Agencia Tributaria. A Hacienda le llegó a deber el Deportivo, herencia de los años dorados, más del doble de esa cantidad cuando bajo la presidencia de Augusto César Lendoiro entró en suspensión de pagos hace siete años. El concurso de acreedores se zanjó con la obligación de pagar hasta el año 2048.

A Coruña es una ciudad de tamaño medio, pero en la que residen algunas de las mayores fortunas del país. Una de ellas es la de Tino Fernández, que postuló y consiguió que se suprimiese el sueldo que desde 1999 cobraba el presidente del Deportivo, soportó persecuciones hacia su empresa, una consultora del sector tecnológico que da trabajo a más de un millar de empleados. Una pancarta la señaló durante días en la principal vía de entrada de la ciudad. Desde algunos sectores de seguidores se llama todavía a un boicot, por ahora fallido, hacia aquellas firmas que apoyan a los dirigentes del club. En ese ambiente el Deportivo no semeja el mejor destino para un inversor local. “Están espantando el dinero”, explicaba esta semana en privado un destacado ejecutivo de una multinacional que ha apoyado al Deportivo, por ejemplo para realizar mejoras en el estadio, siempre bajo la demanda de que no hubiese focos. Si el equipo cae a Segunda B por segunda vez en su historia (ya lo hizo en 1980) bien puede valer como parangón la peripecia del Mallorca, donde su propietario Robert Sarver cubrió tras el descenso una ampliación de capital de diez millones de euros. En 2004, cuando el Deportivo pugnaba por no perder su estatus europeo, Augusto César Lendoiro lanzó una de 60 millones de euros. No llegó a cubrirse ni el diez por ciento. Ahora el histórico dirigente, que difunde periódicos artículos de opinión sobre la actualidad del club, cree que “no es el momento”. "Sería peligrosísimo", incide antes de pedir detalles sobre el crédito que permitió pagar la deuda con Hacienda.

En el estadio las únicas cuentas son las de los puntos. Con 81 por disputarse, el Deportivo necesita sumar la mitad para estar libre de contingencias, algo que ahora mismo semeja un everest. “Nada está a nuestro favor, pero tampoco hacemos nada para que esté”, concluye Víctor Mollejo, el jugador más joven del plantel, al que con 18 años se le ve más de una vez tirando del grupo. Todo es extraño ahora mismo en Riazor.

Víctor Mollejo, delantero del Deportivo, cae ante un rival durante un partido en Riazor.
Víctor Mollejo, delantero del Deportivo, cae ante un rival durante un partido en Riazor.RCDEPORTIVO

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