Capacitado para todo
El valenciano Ricardo Ten, medallista paralímpico en natación, se proclama campeón mundial de ciclismo
Ricardo Ten Argilés (Valencia, 44 años) lleva toda la vida ganando. El primer gran desafío se le presentó a los ocho años, mientras jugaba con un palo de hierro que chocó con un cable de alta tensión y lo dejó con el 75% del cuerpo quemado. La recuperación, pese a la amputación de los dos brazos y la pierna izquierda, fue su primera gran victoria. Luego llegaron todas esas medallas que forman parte de su infinito palmarés. Tras ganar tres oros, una plata y tres bronces en la natación adaptada en cuatro Juegos Paralímpicos, ahora se acerca también a Tokio 2020, aunque esta vez como campeón del mundo de ciclismo en pista y carretera. Nadie ha conseguido en la historia del deporte español este doblete en la misma temporada.
El valenciano promete seguir “hasta que el cuerpo aguante” y se considera “un adicto a esa primera línea y a los nervios de la competición”. De momento, nadie puede con él. El 14 de septiembre, en el Mundial de carretera de Emmen (Holanda), Ten se impuso en la prueba de ruta a todos, incluidos los ciclistas con menor discapacidad: “Ha sido la victoria que más he saboreado por la manera en que fue. Quería intentar ganar, aunque fuese un esfuerzo más agónico y más duro, sin conformarme con estar en el podio”, relata.
Su carrera en este nuevo deporte empezó hace solo tres años, cuando decidió dejar la natación. Le faltaban “motivación y ambición”, y sentía que la edad estaba influyendo en sus prestaciones. Mientras los entrenamientos para el ciclismo en pista —en el que consiguió un récord mundial en los tres kilómetros— son similares a los de la natación, los de carretera le han exigido un extra. Pese a esto, para su entrenador, Eloy Izquierdo, “la adaptación ha sido increíble” gracias “a su capacidad de sufrimiento”.
Su entorno jugó un papel esencial. “Mis padres y mis amigos siempre me han tratado como uno más”, cuenta; “en casa, si tenía que ayudar en cualquier cosa, ayudaba. Ellos fueron los que me enseñaron que algo no se puede conseguir si no lo intentas muchas veces”.
La historia de amor entre Ten y el deporte se remonta a la época anterior al accidente. Antes ya lo practicaba y tenía pasión por varias disciplinas. Un día se asomó a un club cercano a su casa y desde entonces nunca ha parado. Si pudiera elegir otro deporte sería el “esquí alpino”, dice, aunque juega también al fútbol y al tenis de mesa.
El seleccionador de ciclismo paralímpico, Félix García Casas, lo tiene claro: “Sin duda, podría aguantar algunos años más, sobre todo por la mentalidad que tiene. No le va a marcar la edad, sino la mentalidad”. En el Mundial de Emmen, Ten, además de ganar en la prueba de ruta, finalizó cuarto en la contrarreloj.
El atleta se entrena alrededor de 20 horas cada semana. El resto del tiempo lo dedica sobre todo a su familia, que nació gracias al deporte. En el Europeo de Perpingnan, en 1995, conoció a Tania, su esposa, que entonces pertenecía a la selección española de discapacitados visuales. Se casaron y ahora tienen dos hijos: Antonio, de 13 años y Silvia, de 11. También imparte conferencias a los más pequeños en las escuelas para compartir su historia: “El objetivo es mostrar a nivel social cómo a pesar de tener una gran discapacidad se puede competir y llegar a ser campeón del mundo”, dice García Casas. “Para mí es un referente social en el deporte”, añade.
Ten, por su lado, no se inspira en grandes iconos, sino en la gente común: “Las personas que realmente me han llamado la atención son esos deportistas anónimos que se han levantado tantas veces como yo a las seis de la mañana para ir a entrenarse y después salir corriendo al trabajo”. El próximo objetivo es ganar los siguientes Mundiales de ruta y pista. Y todo está enfocado hacia Tokio, aunque Izquierdo no descarta la participación en París 2024.
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