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La Italia de Belinelli, la culpa como motor

El capitán de la Nazionale y su núcleo de veteranos encaran el duelo contra España como otro punto de inflexión para escapar a años de fracasos con la selección

Faustino Sáez
Wuhan (China) -
Belinelli, en el partido ante Angola.
Belinelli, en el partido ante Angola.YE AUNG THU (AFP)

El brazo izquierdo de Marco Belinelli es un jeroglífico deslavazado con la tinta dando voz a sus cicatrices. Por allí conviven, junto al trofeo de campeón de la NBA de 2014, los dibujos de un casco de espartano, un diamante y un par de dados azarosos apoyados en una frase de Muhammad Ali: “The will must be stronger than the skill” (la voluntad debe ser más fuerte que la habilidad). Nunca le faltó talento al capitán de la Nazionale, que debutó en la élite con apenas 16 años y a los 21 se marchó a hacer las Américas a la NBA, donde acaba de cumplir su 13ª temporada con nueve franquicias distintas, pero el periplo más aciago de la selección italiana en los grandes torneos internacionales también porta su nombre. El escolta de los Spurs lleva esa culpa tatuada en el alma. “Sobran las palabras, los resultados han hablado por nosotros estos años y los más veteranos de este equipo nos sentimos responsables por no haber ganado nada en tanto tiempo”, dejó dicho en la presentación de la Azzurra antes de partir a China para disputar su primer Mundial en 13 años, el regreso al torneo que le vio nacer como figura en 2006.

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Este viernes en Wuhan, el capitán de la Nazionale y su núcleo de veteranos encaran el duelo contra España como otro punto de inflexión para escapar a años de fracasos con la selección. Con Serbia como gran favorita del grupo por su inabarcable repertorio y colección de exhibiciones en lo que va de torneo, el pulso latino se antoja decisivo para cruzar el Rubicón en busca del billete directo a los Juegos y las medallas. En su primer gran torneo como seleccionador, el veterano Sacchetti, de 66 años, se presenta en China con el bloque que le sacó las castañas del fuego en las Ventanas (Awudu Abass, Paul Biligha, Luca Vitali, Ariel Filloy y Amedeo Della Valle) y con toda la vieja guardia en busca de revancha. Con Hackett, Belinelli, Datome, Gallinari y el propio Biligha como quinteto de cabecera; con la renuncia de Nicolo Melli y una licencia romántica en la lista, la presencia de Amedeo Tessitori, un joven de 24 años que ayudó al Treviso a ganar el título de la segunda división italiana y el ascenso a la Serie A. Por equilibrios de inexperiencia y veteranía, una mezcla muy parecida a la española, en cuerpo y alma. Una Italia nueva con los pilares de siempre.

Scariolo: “No puedo asegurar que Rudy y Llull puedan jugar”

Antes del duelo crucial ante Italia, España amplió sus dudas hasta el parte médico. “No puedo asegurar que Rudy y Sergi [Llull] puedan jugar. Espero que con su esfuerzo y el trabajo de nuestros fisioterapeutas y cuerpo médico lo consigan”, contó Scariolo a la llegada a Wuhan. Llull tiene un leve esguince de ligamento en la muñeca de la mano derecha, que se produjo en un choque en un bloqueo ante Irán. “No es una cosa muy seria, pero sí dolorosa y dificulta el movimiento”, explicó Scariolo sobre la dolencia del jugador del Madrid, que pasó desapercibida porque terminó el partido sin problemas aparentes. En el caso de Rudy, sufre una torcedura en el tobillo izquierdo que ya le obligó a retirarse al banquillo dolorido en el último cuarto del encuentro que cerraba la primera fase.

Belinelli es el único superviviente del grupo del último Mundial italiano hasta la fecha, el de Japón 2006. Allí se convirtió, con 20 años, en el máximo anotador de Italia (13,5 puntos y 2,3 triples por partido). Sin embargo, ni él ni todos los prometedores talentos que fueron llegando posteriormente a la Nazionale: Bargnani, Gallinari y Datome, todos con pedigrí NBA, fueron capaces que salvaguardar la herencia de los Denis Marconato, Andrea Meneghin, Gregor Fucka, Carlton Mayers y compañía. Italia se quedó fuera de forma consecutiva de los Juegos de 2008, del Europeo de 2009 y del Mundial de 2010. Tampoco estuvo en Londres 2012 y Rio 2016 ni en el Mundial de España 2014. Una estrepitosa travesía del desierto con el sexto puesto continental en 2015 como único resultado potable. “Ahora ya sabemos que no importa dónde nos coloque la gente. No estar en los primeros puestos del ranking es hasta un arma motivacional para nosotros. Tenemos que enfocarnos en la mejora diaria y ya veremos qué pasa”, explicó Belinelli tras caer ante Serbia rumbo a la segunda fase.

Desde 1975, Italia ha ganado a España en 16 de los 22 enfrentamientos que han tenido en competición oficial, incluidos los dos últimos, en las fases de grupo de los Europeos de 2013 y 2015. Pero, en su descenso a los infiernos, la Azzurra perdió también el cartel de coco para la selección. El relevo en la élite continental se fue gestando con el cambio de siglo. El triunfo italiano en la final del Europeo de 1999 ante la España de Alberto Herreros, Alfonso Reyes, Roberto Dueñas, Carlos Jiménez y compañía fue el último en el territorio de las medallas. En tiempos de Dino Meneghin, Carlo Recalcati, Pierluigi Marzorati, Roberto Brunamonti, Antonello Riva, Walter Magnifico, Ferdinando Gentile… Italia había dejado sin bronce a España en los Europeos de 1975 y 1985, la había derrotado en las semifinales de 1980 y 1991 y en las finales de 1983 y la citada de 1999. Pero en 2003, en Estocolmo, en un grupo en el que ya había fraguado el relevo generacional y comenzaba a mandar un imberbe Pau Gasol de 23 años, la selección volteó el pulso directo. El último podio italiano llegó al año siguiente con la plata en Atenas 2004. Ahora España busca responder a su legado e Italia destapar su yacimiento arqueológico. “Ellos llevan años sacando talentos, nosotros tenemos que terminar de entender nuestro potencial, ser agresivos siempre y mantener la concentración y la fe”. Belinelli busca redimir sus pecados. La generación perdida cree que aún está a tiempo. “La volontà deve essere più forte dell’abilità”.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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