En la Planche se juega en pareja
Las relaciones entre los líderes dobles de Ineos (Thomas y Bernal) y Movistar (Landa y Nairo) darán juego
Nairo agradece a Mikel su ataque, que le aprovecha; pese a atacar y gastar más, Landa pierde solo 2s con su compañero de baile. En el Tour, en la Planche des Belles Filles, Thomas está en su terreno: siempre se le han dado bien estas rampas del 20% al galés; Egan, que descubre el Tour corrido con responsabilidad y expectativas, no le aguanta el tirón: le cede 9s.
Los ciclistas, como todos los campeones de cualquier deporte, tienen la obligación de llenar con sus gestas los sueños de los aficionados que, cuando un sueño feliz tipo Egan de amarillo o Landa fulminante con los brazos en alto vira hacia pesadilla, también les exige que hagan algo, que busquen un sustituto, algo con morbo por lo menos, si con victoria no puede ser.
Y, desde que Dios inventó la Biblia, nada nutre tanto la imaginación y el miedo como una riña fratricida, un juego de parejas con navajas ocultas bajo las mangas, y la furia de los amantes de Egan por ver a Thomas delante, o las permanentes dudas, ya nacidas en el Tour pasado, sobre las relaciones, amorosas o lo contrario, entre Nairo y Landa.
Para desazón de los soñadores, el pragmatismo termina ganando la batalla casi siempre. Las últimas veces en las que ambos equipos se lanzaron a una grande con una pareja de ases, la ganaron, y no hubo ni asomo de morbo en la resolución: sencillamente uno fue más fuerte que el otro. Y siempre hay un día que aclara todas las dudas.
En el Tour del 18, Thomas le ganó por la mano a Froome, que buscaba su quinta victoria, una gesta, en la primera etapa de montaña y ahí se acabó la historia. Si Ciccone —dijo que el resto del Tour trabajaría para su líder, Richie Porte, en un anuncio rápido de que no será un liderato en pareja el suyo en el Trek— romperá la nueva tradición y será el primer corredor que vistiendo de amarillo en
La Planche no gana en París, el Ineos mantuvo la suya propia de mostrar al mundo en La Planche que ese Tour volverá a ser suyo, como lo fueron seis de los siete anteriores. “Me vino bien la aceleración de Valverde”, dijo Thomas. “Después estuve atento a ver cómo estaban los demás. Esta es una subida de paciencia. Vi salir a Alaphilippe a 800m y supe que controlando le superaría al final”.
“Ya sabía yo que Thomas estaba muy fuerte y ha confirmado lo que temíamos”, dijo Landa, que conoce al galés de trabajar a su lado en el Sky para la victoria de Froome en 2017. “Yo he hecho lo que he podido. Pero la sensación es buena. Confirma las sensaciones que traía y que vamos a estar ahí, en la montaña”.
El alavés llegó al Giro pasado de líder del Movistar, pero fue una carrera en pareja junto a Carapaz, quien el día clave, el de Courmayeur-Monte Rosa, marcó las diferencias con todos. Se vistió de rosa y Landa dijo amén. No hubo conflicto, y seguramente no lo habrá este Tour: Landa y Nairo saben lo que vale cada uno.
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