Valencia y Celta intercambian a Maxi Gómez y Santi Mina

Tras varios virajes en las negociaciones y una larga espera propia de todos los flancos que hubo que tocar, Valencia y Celta han logrado plasmar sobre el papel un acuerdo que involucra a tres futbolistas. Maxi Gómez jugará en el club levantino, Santi Mina vuelve a casa para alistarse de nuevo con los celestes, donde también llegará a préstamo durante dos campañas el central Jorge Sáenz, fichado por los valencianistas al Tenerife. Los dos delanteros firmaron contrato por cinco temporadas. El Celta recibirá unos 15 millones de euros de compensación, aunque pudieron ser más, hasta 50, si el West Ham United hubiese completado el órdago de pagar la cláusula de rescisión del atacante uruguayo para llevárselo a Londres. Pero quiso abonarla en varios plazos y el Celta no se avino a negociar: ya había pactado con el Valencia.

Maxi Gómez hubiese estado mejor pagado en la Premier que en la Liga, pero al menos por ahora prioriza jugar en España. Llegó hace dos veranos a Vigo entre alguna sospecha por su precio, algo más de cuatro millones de euros por el 80% del pase de un futbolista de 20 años y una treintena de partidos en la primera división charrúa con el Defensor. Semejaba una apuesta, un futbolista a cincelar mientras ejercía como alternativa al sueco Guidetti, pero una lesión de este en pretemporada le puso sobre la escena. En sus tres primeros partidos marcó cuatro goles, en la séptima jornada llevaba cinco tantos y cinco tarjetas amarillas, fruto de una pulsión que ya ha modulado. Pocas semanas después el Celta tenía sobre la mesa una oferta del Beijing Gouan que quintuplicaba su inversión. No la miró con malos ojos, pero el jugador decidió no atenderla.

Ahora, después de 31 goles en 71 partidos, Maxi Gómez llega a Valencia con un contrato de cinco años y en una operación en la que pesó el afán celeste por recuperar a Santi Mina. El club gallego anda enfrascado en reclutar el talento que en su día no pudo retener y ya dispone en su plantilla de diez canteranos. Acaba de pagar 14 millones de euros por Denis Suárez, al que traspasaron hace ocho años al Manchester City por un millón pese al deseo del futbolista de no salir del equipo en el que se había integrado en categoría alevín. En el caso de Mina fue el Valencia quien pagó 10 millones de euros por un canterano del Celta, hijo de un exjugador del club. Ahora, cuatro años después, está de vuelta con una tasación que se estima duplicada. “Es una alegría disponer de un jugador como él, querido, de la casa, que quiere venir. Es un gran refuerzo”, valora el técnico Fran Escribá.

Sin Maxi, pero con Mina, el Celta completa su delantera con Gabriel Fernández, otro uruguayo al que en su país conocían como “Toro”, alto, fornido, un sosías del ya delantero valencianista. “Me parezco bastante”, dijo al llegar a Vigo. Y Escribá lo confirma tras entrenarle en un par de sesiones. “Es un delantero fuerte, de referencia, va bien por arriba y transmite que nos va a ayudar a nivel de trabajo porque no desconecta defensivamente. Con él y con Santi tendremos más variantes ofensivas que la temporada pasada”, explica el entrenador valenciano del Celta, que necesita ajustar piezas cuanto antes de cara a un inicio de campeonato en el que Real Madrid, Valencia, Sevilla y Atlético le llegan en las cinco primeras jornadas. Tampoco son menores los desafíos que le aguardan al equipo que dirige Marcelino, con el regreso a la Liga de Campeones en el horizonte y la incertidumbre sobre el futuro de Rodrigo Moreno, que parece haber cerrado la puerta del Nápoles, pero que es una pieza apetecible para bastantes postores. Si el delantero de la selección española dejase el Valencia, el club debería salir al mercado a por otro punta.