Dani Alves se ‘vende’
El capitán de Brasil busca el título número 40 de su carrera y equipo para la próxima temporada
El 11 de mayo de 2018, la federación brasileña de fútbol anunció que Daniel Alves no competiría en el Mundial de Rusia. Tres días antes de la convocatoria del seleccionador, Tite, el doctor de la selección examinó al lateral derecho en París para evaluar si podría recuperarse a tiempo de una lesión de ligamentos sufrida con el PSG. No podría. Pareció el fin de Alves con La Canarinha, ya que su presencia en el Mundial de 2022 parece poco probable debido a su edad (tiene ahora 36 años). Un año después, en contra de lo esperado, Alves vuelve a ser intocable en el lateral derecho de Brasil. Capitán de la Canarinha, destacado en la Copa América y sin un sucesor a su altura, ya nadie descarta que puede llegar a la cita de Qatar.
Tite eligió a Daniel Alves como único capitán durante la Copa América. Tuvo apariciones discretas en los partidos iniciales contra Bolivia y Venezuela, marcó un tanto en la goleada 5-0 contra Perú, estuvo bien contra Paraguay y brilló contra Argentina, siendo elegido como el mejor en la semifinal de Mineirão de Belo Horizonte. "No estoy aquí para callar la boca a nadie, solo para hacer mi trabajo y estar a la altura de las expectativas que se crean sobre de mí", dijo el lateral tras la victoria. “Sé la edad que tengo y lo que significa en el fútbol, pero he aprendido que la gente quiere resultados. Me concentro en esto, no en lo que pensarán de mí”, recalcó. La fuerza física que ha mostrado en el torneo sudamericano, donde no ha sido sustituido en ningún partido, le ha puesto de nuevo en el escaparate en un momento en el que busca equipo después de anunciar que no continuará en el PSG.
“Fue la unión de mi fuerza mental con mi condición física lo que me trajo aquí”, dice el capitán. “Si no fuera por el PSG, no estaría aquí en esta etapa”, confesó Tite después de la semifinal sobre Alves, que será el encargado de levantar la Copa en Maracaná si Brasil vence a Perú. Sería el título número 40 de la carrera del jugador, el que más acumula actualmente en el fútbol mundial. La entrega del trofeo, según el protocolo de eventos de Conmebol, debe contar con el presidente del país anfitrión, en este caso Jair Bolsonaro. El mandatario participó discretamente en la inauguración, Brasil contra Bolivia, y saltó al césped del Mineirão agitando una bandera de Brasil en el descanso de la victoria contra Argentina. Alves rechazó, en declaraciones a este diario, que le incomode recibir la Copa América de Bolsonaro: “Él es nuestro presidente y debemos respetarlo. Nosotros (los jugadores), como él, representamos a una nación. El respeto en una sociedad es el primer paso para construir un país verdaderamente grande”.
Brasil nunca ha perdido una Copa América cuando jugó como anfitriona. En 103 años de torneo, es la quinta vez que lo acoge. Ganó en casa en 1919, 1922, 1949 y 1989.
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