España se aleja de los Juegos por especular
La variante defensiva de Zubeldia resta fluidez al juego del equipo, incapaz de administrar un 0-1 ante una magnífica Italia liderada por Mandragora y Chiesa
Italia se sobrepuso a un gol en contra para imponerse a España con amplitud en el duelo inaugural del Europeo sub-21. Quedan dos partidos de la fase de grupo, contra Bélgica y Polonia, para remontar una situación crítica. Salvo una reacción improbable que debería coincidir con un accidente italiano a lo largo de la semana, España se quedará fuera de los Juegos de Tokio a pesar de contar con una de las plantillas más poderosas del torneo.
Italia, 3 - España, 1
Italia: Meret; Calabresi, Mancini, Bonifazi (Bastoni, m. 88), Dimarco; Barella, Mandragora, Pellegrini; Zaniolo (Orsolini, m. 42), Kean (Cutrone, m. 60), Chiesa.
España: Simón; Aguirregabiria, Jesús Vallejo, Meré, Aarón Martín; Zubeldia (Fornals, m. 67), Fabián (Mikel Merino, m. 46), Soler, Dani Ceballos, Oyarzabal (Mir, m. 85); Mayoral.
Goles: 0-1. M. 9. Ceballos. 1-1. M. 36. Chiesa. 2-1. M. 64. Chiesa. 3-1. M. 82. Pellegrini de penalti.
Árbitro: S. Gozubuyuk (Holanda). Amonestó a Calabresi, Zaniolo, Jesús Vallejo, Mandragora, Orsolini y Carlos Soler.
Estadio Renato Dall’Ara de Bolonia, unos 36.000 espectadores.
El ingenio y el despliegue agónico de Dani Ceballos puso a los anfitriones contra las cuerdas sin que colectivamente el juego de España se destacara por nada en los primeros minutos del partido. Postergado por Zidane en ocho jornadas de 11, el interior entró a la cancha resuelto a sortear todos los problemas que encontró su equipo, que no fueron pocos. A los nueve minutos metió un golazo con un tiro parabólico desde fuera del área. El 0-1 extendió una impresión ilusoria de superioridad española.
Preocupado por reducir los intervalos entre sus líneas si el equipo perdía el balón, Luis de la Fuente añadió una gota de hormigón a la copa de néctar. El seleccionador eligió a un jugador netamente defensivo en medio de un grupo de jugadores dotados para la circulación del balón. Se inclinó por Zubeldia, puro pivote de marca, para compensar la tendencia al despliegue de Fabián y Soler, y dejó en el banquillo a Marc Roca, un mediocentro con mucho mayor sentido organizativo, heredero natural de Busi. La lógica del equilibrio táctico fue tan palpable en la decisión como el cortocircuito que provocó en la cadena de pases. Con el agravante de que España, desde 2008, propugna un modelo que no ha admitido variantes cuando estos matices merman la capacidad de enlazar jugadas, el arma defensiva y ofensiva por excelencia de este modelo. Hasta que se invente otra fórmula, la Roja solo funciona desde el extremismo del toque.
La componenda de Zubeldia pasó factura al equipo. España no consiguió controlar el juego a partir el balón. Las imprecisiones derivaron en choques y desplazamientos largos. Efecto colateral de la falta de fluidez fue que los italianos llegaron a todos los cortes y pegaron todas las patadas que se propusieron. Cortado el juego ajeno, Mandragora comenzó a diseñar un plan para el propio. Rolando Mandragora, el mediocentro del Udinese, hizo lo que suelen hacer los mejores mediocentros españoles, apoyando y repartiendo el juego hasta confeccionar una trama. Italia dominaba los tiempos cuando Chiesa desbordó a Martín y metió un gol que Simón nunca debió dejarse meter por su palo.
España acabó alborotada la primera mitad y siguió sumida en la confusión en la segunda. Con Zubeldia firme custodio, irrelevante en las transiciones, Italia siguió controlando los espacios, los ritmos y la pelota. Fue vibrante la jugada del 2-1, un pase cortante del extremo Orsolini a Cutrone, que había entrado por Kean. El nueve se impuso a Vallejo en el cuerpeo, se llevó la pelota en el rebote y la tocó al medio. Chiesa se apuntó el segundo entrando a la espalda de Martín.
Había transcurrido más de una hora. Solo entonces Zubeldia cedió su puesto a Fornals. La reacción del equipo fue inmediata. España acorraló a Italia durante un rato pero en condiciones de angustia y apuro. Nunca consiguió una posición de tiro clara dentro del área rival y la respuesta fue un mazazo. Un penalti de Soler sobre Pellegrini desencadenó el 1-3. La consagración de un desastre que coloca a España con un pie y medio fuera del torneo de fútbol de los Juegos de 2020.
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