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El ‘Superfan’ de la diversidad

El indio Nav Bathia no se ha perdido un partido de los Raptors en su cancha en 24 años y usa su fama para defender las causas sociales

Robert Álvarez
Nav Bathia ayuda a Marc Gasol en un partido de las finales de la NBA.
Nav Bathia ayuda a Marc Gasol en un partido de las finales de la NBA.reuters

“No fumo, no bebo, no soy mujeriego. Yo raptorizo. Eso es todo”. Pero no es todo. La biografía y el compromiso de Nav Bathia con la gente va mucho más allá del hincha convencional. Llama la atención, con su turbante, su espesa barba y su camiseta de los Toronto Raptors, los campeones de la NBA, con el apodo de Superfan que le puso el legendario exjugador Isiah Thomas, exvicepresidente de la franquicia. Desde que se fundó, en 1995, Bathia no se ha perdido ni un solo partido en la cancha, y son más de 1.000 seguidos en 24 años. Fue siempre fiel a pesar de los malísimos resultados de las tres primeras temporadas en las que sumó 179 derrotas y solo 67 victorias, y fue el peor clasificado en 1998. Pero lo que le hace más especial es que ha encontrado la forma de utilizar el baloncesto para cambiar las percepciones y unir a las comunidades. Llevaba esa necesidad interiorizada desde que abandonó India en 1984 a causa de la masacre antisij a raíz del asesinato de Indira Gandhi.

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Bhatia nació hace 67 años en Delhi. Su padre, que tenía una óptica, quería que estudiara Medicina, pero no tenía vocación. Se mudó a California e estudió ingeniería mecánica. Regresó a Delhi para expandir el negocio familiar, pero sus planes se desvanecieron a causa de la revuelta. Se instaló en Canadá y buscó trabajos de ingeniería, pero nadie quería contratar a un sij con turbante y barba. Hasta que un concesionario Hyundai de Rexdale, uno de los barrios más desfavorecidos de Toronto, le dio trabajo. Durante los tres primeros meses batió un récord y vendió 127 coches. “Cuando vine por primera vez a Canadá, me enfrenté a mucha discriminación debido a mi aspecto”, dice. “Fue muy difícil conseguir un trabajo, pero nunca me enojé. Cualquiera que fuera, me aseguré de ser el mejor en ese trabajo”.

Fue nombrado gerente de otro distribuidor de la marca, en Mississauga, a punto de la bancarrota. Todos los empleados menos uno se negaron a trabajar con un sij. Pero con un personal renovado lo convirtió en uno de los mejores de la marca en Canadá. Acabó comprando el concesionario y también el que le dio la primera oportunidad en 1984. Invierte una parte de sus ingresos en causas benéficas. Se puso en contacto con los directivos de los Raptors y compró 3.000 entradas para invitar a niños de diversas culturas y procedencias a ver un partido, una iniciativa que se ha ido repitiendo. “Siempre digo: que me den a alguien en el mundo. Los llevaré a un partido. No importa de qué color, credo, raza o género sean. 48 minutos con ellos en un partido y sus opiniones sobre los sijs cambiarán para siempre”, afirma. La franquicia canadiense le nombró su embajador para Asia del Sur.

También impulsa la iniciativa Daughters of India. Se comprometió a recaudar 200.000 dólares para concluir la construcción de 60 baños para niñas en 20 escuelas del distrito de Faridkot de Punjab y frenar así el problema de la falta de acceso para las niñas a cuartos de aseo adecuados y seguros.

A través de la Fundación Nav Bhatia Superfan, que tiene como objetivo luchar contra la discriminación, impulsa causas benéficas para los niños de todo el mundo. También dedica fondos para renovar las canchas de baloncesto en Canadá, comenzando por el suburbio de Malton, en Toronto, donde Bhatia se estableció cuando llegó por primera vez. “Siempre digo a la gente que pueden hacer realidad sus sueños. Canadá está lleno de oportunidades. Vengo de la nada, me dieron la oportunidad y la utilicé”.

Su popularidad en Toronto es pareja a la de Drake, el famoso músico seguidor de los Raptors. Se ha hecho amigo de las superestrellas de la NBA, los directores ejecutivos corporativos y famosos actores y músicos. Los aficionados hacen cola para pedirle autógrafos y le han incluido, como al propio Drake y a los jugadores de los Raptors, entre las fotos de la caras gigantes que enarbolan como si fueran pancartas. El secreto: “Tratar a las personas como quieres que te traten a ti mismo”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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