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Messi sigue solo en Argentina

Di María y Agüero, dos viejos compañeros de la Pulga, nunca han terminado de despuntar en la Albiceleste

Juan I. Irigoyen
Paredes, Di María, Messi y De Paul, tras la derrota ante Colombia.
Paredes, Di María, Messi y De Paul, tras la derrota ante Colombia.EDGARD GARRIDO (REUTERS)

El inexperto Scaloni —el técnico dirigió el primer partido oficial de su carrera ante Colombia— tiró de experiencia. Después de años en el escaparate, a veces con luces, otras con sombras, la generación de Messi se apagó en Rusia y La Pulgase quedó sola. O casi. Agüero y Di María fueron la última representación en el estreno de la Copa América ante Colombia de la camada de futbolistas que formó José Pékerman. Años exitosos en juveniles, tanto Messi como Agüero y Di María conquistaron el Mundial sub-20 y el oro olímpico.

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“En la época de José parecía que era fácil ganar, ahora la cosa cambió y cuesta más”, afirma Messi. Los títulos en los juveniles nunca se convalidaron en la selección, finalista de tres de las últimas cuatro competiciones que jugó: Brasil 2014, Chile 2015 y Estados Unidos 2016. “Valoro lo que conseguimos, no le quito mérito, pero yo quiero ganar algo con la mayor”, concluye Messi. Su abnegación solo es equiparable a la reiteración con la que, desde 2017, se frustran sus intentos de lograr una mínima conexión futbolística con sus compañeros. Con los nuevos y también con los de siempre.

Después del tortazo en Rusia y sin un rumbo claro en los despachos de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Messi se tomó con calma su regreso a la selección. Con la rabia en la boca se había despedido de Argentina tras perder la final en Estados Unidos y, poco tiempo después, se arrepintió. Esta vez meditó bien el momento de su regreso. En la primera lista de Scaloni en septiembre de 2018 ni se habló de su posible convocatoria. Desde la AFA le llamaron y le explicaron que no era el momento de exponer a los históricos. “Tenemos que probar cosas nuevas”, advirtieron. No había que incordiar al capitán, sobre todo cuando ni siquiera se sabía qué iba a pasar con Scaloni, entonces interino. En las siguientes listas, octubre y noviembre, desde la AFA se volvió a tantear a Messi, siempre sin suerte.

“Me parece bien”

En febrero, en el último parón FIFA antes de la Copa América, lo llamaron para avisarle de que esta vez no había coqueteos. Lo iban a convocar oficialmente. “Me parece bien”, contestó él; “es coherente. Es la última convocatoria antes de la Copa”. Eso sí, de sus viejos amigos: poco rastro. “Quiero conocer a los nuevos pibes y charlar con el cuerpo técnico”. Solo Di María y Otamendi aparecieron en el amistoso frente a Venezuela en el Wanda. Fueron los únicos tres de la vieja guardia. De Agüero, en cambio, goleador del Manchester City, ni noticias. Messi se adaptó bien al nuevo grupo en Madrid y su conexión con Lautaro Martínez fue lo único positivo en la gira.

Pero faltaba Agüero. Sin ningún minuto acumulado en el nuevo proceso, el Kun se coló en la lista sobre la hora. Su situación era similar a la de Di María. Para el cuerpo técnico era difícil ignorar a dos futbolistas con experiencia en la selección, pero, sobre todo les resultaba complicado justificar su ausencia después de sus buenas campañas en el PSG y el City. Especialmente la de Agüero, protagonista indiscutible del triplete del City con una actuación que trasciende las estadísticas. El nueve metió 32 goles y dio diez asistencias en 46 partidos, pero sobre todo destacó por su actividad y sus asociaciones. Su temporada fue la más completa al servicio de Guardiola.

Y, entonces, Messi en Brasil se volvió a reencontrar con Agüero y el Kun. ¿El problema? El de siempre. Su feeling es siempre mayor en el hotel que en la cancha. Di María duró 45 minutos en el campo ante Colombia. Agüero, 78. La salida del jugador del PSG revitalizó a Argentina. El cambio de Matías Suárez por Agüero no fue ni fu ni fa.

“Pensar muchísimo”

La situación de Di María y Agüero se repite en cada competición con Argentina. Excelsos en sus clubes, discretos en la selección. “Las críticas, aunque parezca que no, te duelen, te lastiman muchísimo y te hacen pensar muchísimo. A mí me ayudó mucho el psicólogo. Poder hablar, descargarme”, confesó Di María, siempre objetivo de los detractores. Al Kun, en cambio, no le afecta la presión. Invisibles en el campo, la generación de Messi dijo presente en el vestuario.

“Los más grandes nos hablaron en el vestuario y nos dijeron que estuviésemos tranquilos, que esto es largo y recién empieza”, contó De Paul, uno de los novatos. Ocho de los 14 jugadores que utilizó Scaloni ante Colombia se estrenaron en un partido oficial con Argentina. La nueva Albiceleste está verde. La vieja no termina de encajar. Nada nuevo para Messi, que se volvió a quedar solo en Bahía.

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Sobre la firma

Juan I. Irigoyen
Redactor especializado en el FC Barcelona y fútbol sudamericano. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Ha cubierto Mundial de fútbol, Copa América y Champions Femenina. Es licenciado en ADE, MBA en la Universidad Católica Argentina y Máster de Periodismo BCN-NY en la Universitat de Barcelona, en la que es profesor de Periodismo Deportivo.

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