Sergio Rodríguez: “Soy un yonqui del baloncesto”
El Chacho finaliza este verano el contrato de dos temporadas, más una opcional, que firmó con el CSKA y los rumores ya le visten de nuevo de blanco. En Vitoria, el Madrid espera enfrente como hace un año
“El ruso es imposible de aprender. A estas alturas apenas sé seis palabras, estilo indio”, bromea Sergio Rodríguez desde Moscú en vísperas de su sexta Final Four. El Chacho (Tenerife, 32 años) finaliza este verano el contrato de dos temporadas, más una opcional, que firmó con el CSKA y los rumores del mercado ya le visten de nuevo de blanco. Pero ni eso ni el inoportuno esguince de tobillo que sufrió hace una semana le desenfocan del objetivo de conquistar Vitoria. Bandera fundacional del lasismo, el base canario vuelve a tener al Madrid enfrente en semifinales.
Pregunta. Con dos niñas pequeñas y la vorágine del calendario, ¿sigue la ACB, la NBA...?
Respuesta. El ritmo que llevamos de viajes, entrenamientos e intensidad mental es grandísimo. Pero soy un yonqui del baloncesto y saco tiempo de dónde haga falta para ver partidos. Sigo todo.
P. ¿El esfuerzo es más físico o mental?
R. Ambos. Con el nuevo calendario no tenemos referencias a largo plazo, no podemos compararnos con nadie. Somos un experimento en cuanto a ritmo de partidos, sobre todo en los jugadores de los grandes equipos que están además en la selección. No solo es que el descanso sea importante, es que no tienes tiempo para otra cosa que no sea prepararte para ganar. No se piensa en el espacio para mejorar, que sí tiene la NBA. Allí son meses más concentrados, tanto de temporada y competición como de descanso y entrenamiento. Ese entrenamiento te hace mejor, tengas la edad que tengas, y aquí es prácticamente imposible encontrar hueco.
P. ¿Hacia dónde va el baloncesto?
R. Es difícil de saber. Se nota un gran cambio a nivel físico. Los equipos son mucho más duros, con plantillas más largas para dosificar. Solo así se puede llegar al tramo decisivo en condiciones. Tengo la suerte de haber estado los últimos 10 años compitiendo para estar en disposición de ganar y eso exige una disciplina de ocho o nueve meses, con mucha responsabilidad y trabajo diario. Todo pensando en el último mes y medio que llega ahora. Hay que tener un plan específico, controlar las dinámicas con los preparadores físicos, con dietas, vitaminas, análisis constantes para ver cómo responde el cuerpo. Luego, en la pista, intento siempre jugar al baloncesto como lo siento. Un baloncesto en el que la gente se lo pase bien, sabiendo que hay que hacer sacrificios para divertirse. La defensa y el rebote son los que permiten salir en ventaja en la transición para que el talento resuelva. Es el baloncesto que gusta y ha gustado siempre.
P. ¿A los jugadores fantasistas les molesta ese mantra que dice que el talento gana partidos y la defensa campeonatos?
R. Tiene que haber de todo, no solo talento o defensa. La mentalidad tiene que ser muy fuerte. Los recursos en los momentos clave te los dan la experiencia y el nivel de compromiso que tengas. Después todo sale. A este nivel la mayoría tiene un gran talento; por eso la mentalidad y la concentración son las que marcan la diferencia.
P. Esta será su sexta Final Four, fue MVP en la temporada 2013-2014... ¿qué repaso hace?
R. He rescatado cosas positivas de todos los años, de los buenos y de los malos. Todo sirve para hacerte mejor. El baloncesto que hicimos en esa temporada 2013-2014 fue impresionante. Habíamos perdido la final un año antes contra Olympiacos y reaccionamos fenomenal. Fue el año en el que fuimos más brillantes y regulares durante más tiempo. Al final perdimos la Final Four en la prórroga frente al Maccabi y después caímos también en la Liga, pero aquel año se recordará siempre por cómo jugamos; nos salía todo de forma natural, instintiva. A este nivel, el resultado es lo más importante, pero también cuenta llenar cada cancha a la que íbamos.
P. Dieciséis años de carrera son, en su caso, justo media vida.
R. Da vértigo, pero me encuentro muy bien. En el momento que deje de disfrutar pararé, pero me sigo divirtiendo mucho. Cuando vengo a entrenar y cojo la pelota me cambia la cara. Siempre hay momentos duros, presión… pero yo disfruto. Mi vida es mi familia y el baloncesto, van de la mano. Las vivencias del baloncesto me influyen directamente en el carácter y en el día a día.
P. Ha roto varias veces la zona de confort, ¿el siguiente paso será buscar arraigo?
R. Estoy tan acostumbrado a que las cosas pueden salir en la dirección menos esperada que no cierro las puertas a nada. Seguramente esto se acabe más pronto que tarde. He cumplido con creces el meridiano de mi carrera deportiva y tengo que dar el máximo y disfrutar el día a día. Lo que pase pasará y seguro que será lo mejor.
P. ¿No se ve jugando hasta los 40 como Felipe?
R. Depende de donde estés, de las circunstancias personales y familiares. Lo de Felipe es una pasada. Hay que estar muy bien físicamente y de cabeza para aguantar tanto y saber adaptarse a todo en los 20 años que lleva.
P. Para el curso que viene el Madrid busca base, ¿les recomienda alguno? ¿se ve volviendo?
R. En los equipos grandes los rumores son el pan de cada día y cuando estaba en la NBA igual. El corto plazo es lo más importante ahora. Cuando termine la temporada todos haremos los análisis correspondientes y ya veremos.
P. De momento, tendrá a sus excompañeros de nuevo enfrente ¿Qué enseñanzas sacó el CSKA de la semifinal del año pasado?
R. Llegamos en circunstancias diferentes los dos equipos. Nosotros estamos mejor porque el año pasado tuvimos varias lesiones que nos complicaron mucho. Ahora tenemos más confianza y nos conocemos más. Pero somos dos proyectos sólidos con experiencia y estabilidad en jugadores y cuerpos técnicos. Cuando juegas contra el Madrid o el Fenerbahçe la experiencia no es una ventaja porque los tres equipos la tienen. Después está el Efes, que llega con mucha motivación y menos presión. Son talentosos y pueden ganar a cualquiera. Esto es la Final Four.
P. ¿Qué le pide al futuro?
R. Seguir disfrutando y seguir compitiendo por ganar. Ganar es la gasolina de la mente.
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