LaLiga se opone a los cambios en la Copa del Rey y la Supercopa propuestos por Rubiales

La jornada de este miércoles condensó el carácter tan tóxico como inevitable de la relación entre el presidente de LaLiga, Javier Tebas, y el de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales. Por la mañana, se torturaron; por la tarde, acudieron a mediación.

El día comenzó con la asamblea general de LaLiga, a la que Rubiales asistía con voz pero sin voto, y en la que Tebas no permitió la entrada de las cuatro personas que acompañaban al presidente de la RFEF. Al menos en otras tres ocasiones anteriores, Rubiales se había hecho acompañar por un grupo similar, mucho más numeroso que el autorizado a los representantes de los clubes. Pero este miércoles tuvo que entrar solo.

Desde la federación atribuyen el gesto a lo que consideran un propósito deliberado de incomodar, en el marco de lo que entienden como una campaña general de injerencias, y a la salida de la asamblea Rubiales estalló: “Creo que [Tebas] está nervioso porque unos buenos amigos suyos, que hasta ahora tenían el control de todo el mercado televisivo, ahora no lo van a poder ostentar. Son gente que ha sobornado a miembros de FIFA. Tenemos el reconocimiento de un soborno por parte de Mediapro en el año 2018 y desde la federación, nuestro órgano correspondiente, se nos ha indicado que no debemos trabajar con gente que soborna, que ha reconocido que han sobornado”, dijo.

Eso mismo se lo había trasladado Rubiales a Mediapro el pasado 4 de abril a través de un burofax, en el que le explicaba que por eso no podían pujar por los derechos de retransmisión de sus competiciones, en particular la Copa del Rey y la Supercopa de España.

Una semana después, Jaume Roures, socio gestor de la empresa, contestó al burofax con una carta en la que aseguraba que “ni Mediapro, ni Imagina Media Audiovisual, sociedad matriz del grupo, han sido condenadas por delitos de soborno, fraude o similares en ninguno de los países donde desarrollan su actividad”.

Reunión en el CSD

Poco después del desahogo de Rubiales contra Tebas y Roures, LaLiga difundió una nota en la que comunicaba que los clubes habían aprobado no apoyar los planes de la federación para reformar la Copa del Rey y la Supercopa de España: 39,7 votos a favor, 2,2 en contra y 1,1 de abstención. Según la nota, adoptan esta postura “debido a que este tipo de cambios debe ser acordado con LaLiga al afectar a clubes y SADs afiliados a esta y al implicar una variación importante en el calendario de la competición profesional y, en el caso de la Supercopa, una alteración de los derechos adquiridos por los clubes y SADs afiliados a LaLiga”.

El análisis de la federación es el contrario: LaLiga, dicen, no tiene competencias sobre estas competiciones, potestad de la RFEF. Recuerdan que la propuesta de que las eliminatorias de Copa sean a partido único hasta semifinales y que la Supercopa se dispute con formato de final four y fuera de España donde debe aprobarse o rechazarse es en la asamblea general extraordinaria federativa del próximo lunes, 29 de abril.

Por la tarde Tebas y Rubiales se fueron a la sede del Consejo Superior de Deportes (CSD), que actúa como mediador para tratar de que cierren un acuerdo sobre el convenio de coordinación de ambas instituciones que vence en junio. Hablaron de la nueva Supercopa, que la federación quiere celebrar en enero de 2020. Pero LaLiga se niega a ceder una fecha de ese mes.

Tras dos horas de discusión sin avances, el CSD les citó el 6 de mayo, cuando ya se sabrá si la RFEF ha aprobado los cambios y después de las elecciones generales, que podrían desembocar en cambios en el Consejo. Les pidieron llevar propuestas.