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Ana Carrasco: “Conducir como una mujer es ganar”

La piloto murciana, primera campeona del mundo de motociclismo, defiende título y afirma que los hombres cometen más errores

Nadia Tronchoni
Ana Carrasco, en el Rocco's Ranch, con su moto de entrenamientos.
Ana Carrasco, en el Rocco's Ranch, con su moto de entrenamientos. Juan Barbosa

Mavi Gabarrón es enfermera. Este invierno, sin embargo, ha hecho las veces de piloto de carreras. A su hija Ana Carrasco, natural de la localidad murciana de Cehegín, la han invitado a tantas galas y le han concedido tantos y tan variopintos premios que, en ocasiones, ha tenido que recurrir a una suplente. “En Murcia me han invitado a tantos actos que, algunas veces, he enviado a mi madre. Agradezco mucho toda la atención, pero no puedo estar en todas partes”, dice ella, risueña.

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Carrasco, de 22 años y estudiante de segundo de Derecho por la UCAM, se convirtió el año pasado en la primera mujer campeona del mundo de motociclismo. Competía con otros 40 pilotos, casi todos hombres, en la categoría pequeña del Mundial de Superbike, SSP300. Este domingo (15.15, DAZN) vuelve a subirse a la moto en el circuito aragonés de Alcañiz. “No siento presión ninguna”, repite tantas veces como sea necesario. Lucirá el dorsal número 1 y tiene un objetivo claro: defender el título.

No le importa demasiado que en su disciplina, la velocidad, no exista categoría femenina –“Quiero competir contra los mejores, sean hombres o mujeres”–, quizá por eso no se siente una pionera, aunque lo sea. “Trabajo para conseguir resultados deportivos; aunque si así ayudo a que se apoye y fomente a mujeres como yo, genial”, concede, como si la cosa no fuera con ella. Aunque, como pionera que es, se pasó los meses de octubre a marzo de aquí para allá, de evento en evento, de programa en programa. “He salido en todas partes”, ríe. Especialmente, cuando se conoció su nominación a los Premios Laureus. “Me hizo ilusión, no me lo esperaba. Solo el hecho de estar allí, en la gala, ya estaba muy bien, pero quería ganar, la verdad. Soy así”, dice, competitiva. No lo hizo. La tenista Naomi Osaka le arrebató el premio como deportista revelación.

Aunque sin Laureus, su vida ha cambiado desde que en enero se tuvo que mudar a Cataluña. Ahora está afincada en L’Ametlla del Vallés, cerca de Barcelona. Por exigencias de su nuevo equipo dejó el hogar familiar por primera vez y ahora comparte piso con uno de sus mecánicos y la chica que lleva el hospitality. “Ahí estamos, como en un Gran Hermano”, bromea. Su rendimiento el año pasado hizo que el equipo español Provec Racing, ganador de los últimos cuatro mundiales de la categoría reina del Mundial de SBK con Jonathan Rea, se decidiera a montar una estructura profesional para la también piloto oficial de Kawasaki.

Ana Carrasco, en 2013, como piloto del Mundial de Moto3.
Ana Carrasco, en 2013, como piloto del Mundial de Moto3.Toni Albir (EFE)

“Como tengo a todo el equipo cerca, me siento arropada, ellos hacen de mis padres ahora. Y aquí me controlan más la dieta –como bien y en poca cantidad, que eso siempre cuesta–, el fisio, los entrenamientos… Antes era yo la que me organizaba con todo eso, ahora es el equipo el que planifica toda la preparación. Sé lo que voy a hacer en todo el mes”, confiesa, ni pizca de estrés. Y eso que desde que se puso en manos de Jordi Caparrós, director del equipo, su día a día es agotador. “Le echo más horas que antes. Salgo de casa a las ocho de la mañana y vuelvo a las ocho de la tarde”, cuenta, siempre con una sonrisa. Aunque depende del día, suele comenzar con un entrenamiento en moto –va cada día al Rocco’s Ranch, junto al circuito de Montmeló– y las tardes las dedica a trabajar con el preparador físico. “Hago mucho más cardio. Necesito estar en el límite siempre, porque no doy el peso”, explica. Su cuerpo menudo (1,56m y 54kg) le obliga a llevar otra vez lastre en su moto –serán nueve kilos este año, el pasado fueron 14– porque no llega al peso mínimo exigido por reglamento: 210kg entre el piloto y una moto que, además, verá limitadas sus revoluciones (un máximo de 10.350) en aras de una mayor igualdad entre las marcas.

Hasta ahora, Carrasco se entrenaba en pistas de karting, en circuitos de asfalto y con motos pequeñas. Hoy se pone de polvo hasta las cejas. Cada día. En el Rocco’s hay pistas de motocross, la única que apenas toca (para evitar los saltos y el peligro de lesión), de enduro y de flat track, modalidades que practica junto al ex piloto de Moto2 Ricky Cardús. “Me está ayudando a mejorar. Entrenar en tierra me da agresividad. Compito en una categoría con mucha gente, las carreras son en grupo y el cuerpo a cuerpo no era mi fuerte”, reflexiona. Consistente y regular en la pista, el de SSP300 no es el campeonato ideal para exprimir su admirada finura al volante. Lo será menos este curso, con 50 pilotos inscritos (o más, depende del gran premio) peleando por hacerse un hueco en la parrilla del domingo. “Da un poco de miedo”, concede.

Pero en realidad, no teme a la pista, ni a la moto, ni a sus rivales. Tampoco a su feminidad. Ella, siempre de rosa chicle, ha popularizado el lema Ride like a girl, el tan manido “conduces como una mujer” pero con otra connotación. “Siempre se ha usado en plan despectivo. Pues que se sepa: conducir como una mujer es conducir bien y ganar un Mundial. A ver si logramos que cambie la mentalidad de la gente, que aquello no tenía ningún sentido”, dice. Más allá de su habitual desparpajo, Carrasco cree que su pilotaje se define por pensar mucho encima de la moto. “Creo que los hombres son más instintivos y caen en más errores. Si gané el título fue, además de por las victorias, por ser la más regular y no fallar”. Ella fue la única que puntuó en todas las carreras.

Cinco mujeres en el Mundial de Superbike

El objetivo de Ana Carrasco es volver a ganar el título mundialista en SSP300 este año. No será la única participante mujer, habrá tres más: la española Beatriz Neila, Alexandra Pelikanova (República Checa) y Steffie Naud (Francia). Además, la toledana María Herrera ha subido de categoría y es la primera mujer que compite en el Mundial SSP600.

La mirada de Carrasco, sin embargo, enfoca algo más lejos. Aspira a integrar algún día la parrilla de MotoGP o, al menos, la de Superbike. Es su sueño. Lo ha dicho muchas veces últimamente. Y no habla por hablar. “Es un objetivo realista. Difícil, pero realista. A esas categorías solo llegan los mejores, pero acabo de cumplir 22 años y me queda mucho tiempo todavía y muchas cosas por aprender”, dice. Ella, que es de las que confiesa que no le llenaría lo mismo ganar en un campeonato exclusivo de mujeres –“Yo quiero ganar a los mejores”– asume que en el motociclismo su hándicap al rivalizar con pilotos chicos es físico. “Pero no solo por el hecho de ser mujer. Soy pequeña y bajita, mi limitación es la misma que tenía Pedrosa: el tamaño. El factor que influye no es el del género, porque si comparamos a Laia Sanz con Dani Pedrosa queda claro quién es más fuerte de los dos”. Eso, explica, se suple con trabajo. “Una moto se pilota más con técnica que con fuerza”.

En la práctica, claro, hay menos pilotos mujeres que hombres. “Si ahora somos tres españolas las que corremos, al final que una sea lo suficientemente buena y tenga la oportunidad para llegar a MotoGP es complicado. El porcentaje es muy pequeño. Por eso hay que fomentar la base”, reclama. Y añade: “Sé que la Federación Española está trabajando, también la Internacional; tienen que dar a las chicas que empiezan los medios y las facilidades para que estén en buenos equipos y tengan buen material. Eso es una inversión de, al menos, diez años”.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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