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Europa League - octavos - jornada 2Así fue
Slavia P.
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Finalizado
Sevilla
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Amargo adiós del Sevilla

Un gol del Slavia en el último minuto de la prórroga acaba con el pentacampeón en un partido agónico en Praga

Rafael Pineda
Los jugadores del Slavia celebran su cuarto gol.
Los jugadores del Slavia celebran su cuarto gol. Petr David Josek (AP)

No pudo existir un final más amargo en una noche muy triste para el sevillismo. Un gol en el último minuto de la prórroga acabó con el Sevilla, pentacampeón de la Liga Europa, a la que ahora dice adiós de manera cruel, pero también con cierta justicia porque cometió errores imperdonables ante el Slavia, un rival fuerte en lo físico, pero inferior técnicamente a un Sevilla que recibió un golpe durísimo. Los andaluces, reyes de la competición, apenas supieron competir en la eliminatoria, por más que estuviera cerca de la clasificación con el 2-3 logrado en la prórroga tras el 2-2 de la ida. Recibir seis goles de un equipo como el checo en dos partidos habla poco de la grandeza de un equipo como el Sevilla. La eliminación abre una herida muy grande.

Slavia, 4-Sevilla, 3

Slavia de Praga:  Kolar; Kudela, Ngadeu-Ngadjui, Deli, Boril; Soucek, Kral (Frydrych, m. 106); Masopust (Zmrhal, m. 92), Traoré, Stoch (Van Buren, m. 93); y Skoda (Olayinka, m. 76). No utilizados: Kovar; Husbauer y Baluta.

Sevilla: Vaclik; Navas, Carriço, Kjaer, Sergi Gómez, Promes; Banega, Mesa (Gonalons, m. 74), Sarabia (André Silva, m. 80); Ben Yedder (Rog, m. 104) y Munir (Vázquez, m. 90). No utilizados: Soriano; Wöber y Mercado.

Goles: 1-0. M. 14. Ngadeu-Ngadjui. 1-1. M. 44. Ben Yedder, de penalti. 2-1. M. 47. Soucek, de penalti. 2-2. M. 54. Munir. 2-3. M. 96. Vázquez. 3-3. M. 102. Van Buren. 4-3. M. 120. Traoré.

Árbitro: Aleksei Kulbakov. Amonestó a Kolar, Kral, Olayinka, Vázquez y Soucek.

Eden Arena. Unos 21.000 espectadores.

El principal problema de los andaluces radicó en su lamentable sistema defensivo, pues fue una máquina de regalar goles y balones al rival. Resultó increíble que el Sevilla, con un 2-3 en la prórroga después del tanto de Vázquez, resultara incapaz de tener el balón y gestionar el resultado. En el último minuto de la prórroga, Rog hizo una falta evitable en el borde del área. Nadie supo despejar el balón y en un mar de rebotes, Traoré marcó después de que el balón tocara en el meta Vaclik y Kjaer no supiera sacar la pelota debajo de los palos. Un horror en defensa que puso un triste final en los octavos a un equipo que había logrado el triunfo en 18 eliminatorias seguidas en la que fue su competición fetiche. La derrota, cruel, pone de nuevo en la picota a Pablo Machín.

Nunca se encontró cómodo el Sevilla en un encuentro agónico en Praga. El Slavia propone un fútbol físico, con marcas individuales en el centro del campo, balones en largo y fortaleza en la pelea del segundo balón. Un juego desconocido ya en LaLiga, donde todos los equipos progresan tocando. Un suplicio para los jugadores del Sevilla, incapaces de aclarar sus ideas ante la presión del conjunto checo. A la pujanza del Slavia se le unió la indefinición del propio Sevilla, que necesitaba dos goles para pasar y se movió de forma abúlica, una vez más, lejos de su recinto de Nervión. Siempre a remolque en el marcador, al Sevilla lo salvó un penalti sobre Promes anotado por Ben Yedder. Munir y Vázquez dieron esperanzas al Sevilla, hasta que dos goles más de los checos acabaron con un Sevilla muy débil en defensa. Todo fue muy triste, encajando seis goles en dos choques ante un Slavia menor.

A los 14 minutos, un balonazo de la defensa del Slavia fue mal defendido por Carriço. En el saque de esquina, afloraron las virtudes locales y los defectos del conjunto andaluz. Vaclik amagó y no salió, el gigante Skoda era defendido por Banega y su prolongación fue muy bien rematada en el área pequeña por Ngadeu-Ngadjui mientras Kjaer estaba bajo palos.

Un horror defensivo que facilitó las cosas al Slavia, metido atrás, presionando una barbaridad sin que el Sevilla pudiera jamás descoserle. Fueron muchos los intentos de los de Machín, la mayoría sin éxito. Jugadas que acabaron en balones largos sin sentidos, una multitud de controles de escasa fortuna y, en definitiva, una colección de pelotas perdidas. Sin embargo, una luz de esperanza brillaba en la banda izquierda. Se trataba de Promes, quien tiró de rabia y velocidad para poner en apuros al lento Kudela. Fue un pequeño milagro. Un balón en largo fue muy bien aprovechado por el holandés, que se metió en el área para que el meta Kolar lo derribara. Penalti en el último minuto transformado por Ben Yedder, lo que abría una puerta a la esperanza.

Tuvo más problemas el Sevilla al minuto de la segunda mitad. Un nuevo balón en largo, otro fallo de Carriço y la cadena de errores finalizó en un evitable penalti de Navas a Boril. Marcó Soucek aprovechando el regalo del Sevilla, quien, contracorriente, jugó los mejores minutos del partido. Fue Munir, con un golazo espectacular, el que volvió a meter al Sevilla en la eliminatoria. El impresionante remate del delantero alimentó las esperanzas andaluzas, aunque, curiosamente, su juego volvió a bajar de nivel. Regresaron las imprecisiones y las pérdidas. El miedo imperó y se llegó a la prórroga.

El Slavia comentó mejor el tiempo suplementario, metiendo al Sevilla en su área. El tormento pareció detenerse cuando Promes, en la única acción con pausa del conjunto andaluz, la puso de cine al área. Irrumpió Vázquez con el ímpetu del delantero centro y el camino de los cuartos se abría. Ni por esas. El Slavia, sin miedo, con una carga física imponente en un partido tremendo, volvió a meter al Sevilla en su área. Kjaer no salió a tiempo de su área y Van Buren cruzó con fiereza dentro del área. Tocaba seguir sufriendo en un partido interminable, aunque el 3-3 clasificaba al Sevilla en un choque absolutamente angustioso. Era el momento, en el segundo tiempo de la prórroga, de que futbolistas como Vázquez o Banega marcaran el ritmo, pero no hubo pausa ni juego. Solo una sucesión de errores como el cambio de Rog por Ben Yedder por parte de Machín, lo mal que se defendió el juego directo de los checos y una crueldad absoluta con el gol en la última jugada de la prórroga. Así de triste fue el fin de ciclo de un pentacampeón que mordió el polvo cuando hace muy poco pasaba eliminatorias de manera solvente.

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