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LaLiga Santander jornada 25
Alavés
Alavés
0 0
Finalizado
Celta
Celta

El Celta consigue que nada pase en Mendizorroza

Ejercicio de supervivencia del equipo gallego para sacar un empate sin goles ante un Alavés que remató mucho, pero sin puntería

Despeje de Rubén Blanco en un balón colgado sobre el área del Celta.
Despeje de Rubén Blanco en un balón colgado sobre el área del Celta.L. RICO

No hubo goles en Mendizorroza y lo festejó el Celta, que en plena sequía valora los puntos como si fuesen diamantes. Se marchó decepcionado el Alavés y su gente, que no deja de alentarle y convierte cada experiencia en el campo vitoriano en un mal trago para los rivales. Pero el Celta logró que poco sucediese y ese fue su mérito, conseguir que se le fuese medio partido al limbo a los chicos de Abelardo, que además cuando lograron activarse se encontraron con el portero Rubén Blanco.

ALAVÉS, 0 - CELTA, 0

Alavés: Pacheco; Ximo Navarro, Laguardia, Maripán, Duarte; Pina, Brasanac (Wakaso, m. 74), Manu García; Inui (Rolan, m. 74), Calleri (Borja Bastón, m. 80) y Jony. No utilizados: Sivera, Vigaray, Álex Blanco y Marín.

Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, David Costas, Araujo, Hoedt, Juncà; Jensen (Boufal, m. 66), Okay (Fran Beltrán, m. 63), Lobotka, Brais Méndez (Jozabed, m. 93); y Maxi Gómez. No utilizados: Sergio Álvarez, Cabral, Hjulsager y Apeh.

Árbitro: Del Cerro Grande. Amonestó a Ximo Navarro, Duarte, Okay y Hugo Mallo.

Mendozorroza. 18.882 espectadores.

Hay nervios en el Celta, que cuando creía que había llegado al oasis se encontró con que todavía quedaba desierto por recorrer. En esa travesía anda. La noticia de que Iago Aspas deberá estar de baja al menos hasta que empiece abril se recibió en el celtismo como una catástrofe. Hay un Celta con el genio de Moaña y otro sin él. La idea proseguir sin él con el mismo libreto no funcionó, así que con la guillotina sobre su cuello, el entrenador le ha dado un revolcón al equipo. En Vitoria montó una zaga con tres centrales y se tapó sin balón con una primera línea de cuarro hombres y una trasera con cinco. El plan era meridiano: que sucediesen pocas cosas, que el equipo se afianzara para dejar de lado sus problemas defensivos siquiera a base de acumular piezas en la retaguardia.

Algo de eso sucedió en la primera parte. El Celta rebajó el partido y el Alavés se encontró sin espacios por más que Jony e Inui le diesen amplitud. Se topó con un muro que apenas se agrietó. No se proyectaron los celestes más allá de una excursión del lateral zurdo Juncà, que ganó la línea de fondo para generar un incendio. Todo acabó en una chilena de Brais Méndez que no inquietó a Pacheco. Tampoco hubo muchas más respuestas del Alavés, incomodo, sin oportunidades para buscar la sorpresa.

El Celta llevaba clavada en la frente la orden de no perder balones en zonas que propiciasen transiciones del rival. No le importó que la circulación fuese inocua. Se defendía y ese era el objetivo. El Alavés encontró algún aliento en el balón parado. La estrategia o sus segundas jugadas propiciaron sendos testarazos de Maripán y Manu García que marcaron un camino para los locales. Lo acabaron de encontrar en el inicio de la segunda parte, cuando ajustaron la presión y el Celta empezó a cometer los errores que tanto temía. Se sucedieron veinte minutos de agobio para los celestes. Debió hacerse grande Rubén Blanco para poner el candado. Tuvo el gol el Alavés, pero su momento se esfumó con los cambios de Cardoso. Sus cambios mejoraron al equipo, sacaron al equipo de atrás. Se fue unos metros arriba el Celta y encontró de nuevo la cuerda que le ataba al punto que buscó como un tesoro, acabó incluso menos apurado antes un rival que remató 19 veces, pero sin puntería.

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